La Era Post-Independentista en Iberoamérica (1825-1850): Fragmentación, Caudillismo y Crisis Social
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I Período (1825-1850): El Nacimiento de las Nacionalidades
Este período se podría definir como el nacimiento de las nacionalidades, un proceso que estuvo aparejado con el surgimiento del caudillismo y el militarismo. Nos encontramos con unos años (1825-1850) de tremenda convulsión en el mundo iberoamericano, dado que el proceso independentista acababa de culminar (iniciado en 1808 y finalizado en 1824).
El Alto Precio de la Independencia: Cinco Factores Determinantes
El precio a pagar por la independencia fue altísimo. Los nuevos estados enfrentaron una serie de desafíos estructurales y sociales que definieron su futuro. Estos factores esenciales se complementan entre sí:
Fragmentación de la Unidad Territorial
El primer factor fue la fragmentación de su unidad. No podemos olvidar que, hasta ese momento, Iberoamérica era un bloque controlado por los españoles en un mundo colonial, con una estructura administrativa piramidal muy bien pensada y organizada. Esta estructura se concretaba en cuatro tipos de organismos: Virreinatos, Audiencias, Gobernaciones y Capitanías Generales. Sobre ellos se mantuvo toda la estructura no solo administrativa, sino también política y económica de España en Iberoamérica.
La unidad fue rota por intereses personales de los, eufemísticamente llamados, «libertadores», quienes intervinieron en la independencia, pero que después exigieron su parte de recompensa: un Estado para ellos.
Devastación Económica
Junto a la fragmentación, nos encontramos con un segundo factor: la devastación casi total de la economía que se había mantenido durante tres siglos. El proceso bélico, marcado por la política de tierra quemada, provocó el hundimiento económico.
Grandes Pérdidas Demográficas
En tercer lugar, existieron grandes pérdidas demográficas. Si el mundo colonial ya era un mundo poco poblado, con la Guerra de Independencia se convirtió en un desierto. Los muertos se contaban por miles, y si no hay manos para trabajar, la economía se hunde.
Quiebra del Orden Virreinal y la Armonía Racial
En cuarto lugar, se produjo la quiebra del orden virreinal y la quiebra de la armonía de las razas. Aparte de tanta Leyenda Negra (que en gran medida es cierta), la acción española en Iberoamérica también tuvo partes positivas, como la armonía de razas promovida por el mestizaje. La Corona legisló para todos los grupos étnicos, pero cuando se independizan, no se continuó esa línea de legislar para todos.
Se produjo algo realmente impensable: la marginación absoluta del indígena (población que aún hoy continúa sufriendo) y el abandono total del mestizo. Esto se argumentó bajo dos premisas: primero, que el indígena era un impedimento para el desarrollo porque no se integraba en las nacionalidades; y segundo, que el mestizo era prácticamente imposible de distinguir del blanco.
Una parte importante de la población se quedó al margen político, social y del crecimiento económico.
La Creación Artificial de Nuevos Estados
El quinto factor fue la forma de crear los nuevos estados. Hay que tener en cuenta que Iberoamérica es una masa continental impresionante donde las diferencias de lengua, cultura, gastronomía, etc., son mínimas. Lo que realmente distingue a las naciones son precisamente estas premisas.
Se crearon así 20 países diferentes sin prácticamente diferencias culturales o sociales significativas. La división se realizó pensando en la antigua división administrativa que había creado España en el siglo XVI (por ejemplo, Guatemala).
Lógicamente, cualquier intento de unión que se produjo fracasó, como el promovido por Simón Bolívar, el padre de la independencia iberoamericana.