Posición Geopolítica de España: Unión Europea y el Mundo

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España en el Escenario Geopolítico

a) España en la Unión Europea

La Unión Europea es una asociación de países europeos que colaboran estrechamente. Cada nación mantiene su soberanía, pero ceden parte de su poder para tomar decisiones conjuntas, democráticamente y a escala europea. España se integró a la UE en 1986, tres décadas después de su fundación. Este retraso se debió principalmente a la naturaleza no democrática del régimen franquista, lo que provocó el rechazo de solicitudes previas. Además, España presentaba un desarrollo económico y social inferior al de la UE.

El factor político clave que facilitó la adhesión fue la transición a la democracia tras la muerte de Franco en 1975. Esto permitió a España iniciar negociaciones para unirse a la Unión Europea. Desde la perspectiva europea, la incorporación de España contribuyó a la construcción de una Europa unida y al fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho en España. Como resultado de la integración, España mejoró su sistema democrático y legal, superó su aislamiento tradicional en Europa y ganó mayor reconocimiento internacional. Para Europa, la integración española ayudó a consolidar la democracia en el sur del continente, mejoró las relaciones con América Latina y los países del sur del Mediterráneo, y colaboró con la seguridad y defensa de Europa. Además de los efectos políticos, se produjeron numerosos impactos económicos, sociales y culturales.

La posición actual de España en la UE está influenciada por su ubicación en el extremo suroeste de Europa, alejándola del núcleo principal de la UE, conocido como "la gran columna vertebral europea" (donde se concentra el poder político, financiero y económico de la unión, formando un pentágono entre Londres, París, Milán, Múnich y Hamburgo). Esta situación se acentuó con la entrada de nuevos países del centro-este de Europa.

España es el segundo país más extenso de la UE y el quinto más poblado, después de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. Esto tiene implicaciones políticas e institucionales. En la política interna europea, la posición de España se mide por:

  • Participación en la integración europea: España siempre ha aspirado a ser uno de los países más influyentes de la Unión. Para ello, mantiene reuniones bilaterales anuales con Alemania, Francia, Italia y Polonia para definir o acercar posturas sobre los principales temas de la construcción europea. Algunos logros de estas reuniones incluyen la creación del Fondo de Cohesión, la política común de asilo e inmigración, el Consejo de Justicia y Asuntos de Interior (JAI) y la Unión Económica y Monetaria (UEM). La crisis de 2008 afectó el prestigio e influencia de España en Europa. Por ello, el reto actual es recuperar su posición, generando ideas propias y presentando propuestas concretas sobre las políticas comunes en las reuniones bilaterales.
  • Participación en las instituciones europeas: La última reforma de las instituciones comunitarias redujo el poder de España, disminuyendo el número de diputados y votos en el Consejo de la Unión Europea. Para compensar, España busca ocupar altos cargos en las instituciones europeas. A nivel internacional, el desafío es orientar las relaciones europeas hacia temas que beneficien a España, como la firma de acuerdos pesqueros con países del norte de África.

b) España en el Mundo

La ubicación estratégica de España entre mares y continentes la convierte en un mediador clave entre la UE y regiones como el Atlántico y el Mediterráneo. También es fundamental en las relaciones con Iberoamérica y el norte de África. Su ingreso en la OTAN en 1982 y en la CEE en 1986 (UE desde 1992) define su posición global actual. En términos de tamaño, España ocupa el puesto 52 y en población el 29 (2015), perteneciendo al grupo de países con alto desarrollo, aunque no tan poderoso como las grandes potencias y con riesgo de perder posiciones debido a la crisis de 2008 y el rápido crecimiento de países emergentes.

España tiene debilidades militares, pero destaca en la OTAN y en las misiones de paz de la ONU. También participa en la UEO, la OSCE y la lucha global contra el terrorismo. Sus misiones más relevantes han sido en Angola, Bosnia, Afganistán y Líbano. En términos de influencia internacional, España sobresale por su poder blando, gracias a sus instituciones democráticas y su participación activa en la UE y otras organizaciones internacionales.

España es miembro de diversas organizaciones internacionales, como la ONU, encargada de mantener la paz, y sus organismos asociados como la FAO, el Banco Mundial, el FMI, la OMC, la OIT, la OMS y la UNESCO. También pertenece a la OCDE para la cooperación y el desarrollo económico. Además, cuenta con 117 embajadas en diferentes países.

España contribuye a la lucha contra la pobreza y apoya el desarrollo en países desfavorecidos mediante donaciones de ayuda oficial al desarrollo (AOD). Sin embargo, estas donaciones han disminuido desde la crisis de 2008 y se sitúan por debajo del objetivo del 0,7% (0,14% del PIB en 2014). Además, parte de esta ayuda está vinculada a créditos que obligan al país receptor a adquirir bienes y servicios españoles.

La colaboración con diversas ONG, la participación en acuerdos internacionales sobre desarme y derechos humanos, la promoción de la cultura española en el extranjero y otros esfuerzos complementan la presencia de España en el escenario internacional.

La posición global de España se determina por su situación política y económica, medida a través de índices como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el Índice de Globalización KOF. En este último, que considera la globalización política, económica y social, España ocupa el puesto 14, destacando especialmente en política global debido a sus relaciones exteriores y participación en organizaciones internacionales.

En las relaciones internacionales relevantes, la UE juega un papel fundamental, especialmente por su política exterior que afecta las relaciones con Europa y Rusia. Iberoamérica y el norte de África son áreas prioritarias para España debido a su proximidad e historia compartida. Los BRICS son destinos clave para los intereses económicos de España por su capacidad de crecimiento y grandes proyectos de infraestructura. Otros puntos de interés incluyen Estados Unidos, con quien España mantiene acuerdos bilaterales en política y seguridad; Oriente Próximo, crucial para la estabilidad mundial; Asia-Pacífico, con gran influencia demográfica y económica; y África subsahariana, donde España se compromete con la promoción de la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la pobreza.

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