Política, Ideologías y Doctrinas en la Edad Contemporánea: Un Recorrido desde la Revolución Americana hasta la Doctrina Social de la Iglesia
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La Edad Contemporánea, marcada por profundos cambios políticos y sociales, se inicia con eventos trascendentales como la Revolución Francesa en 1789. Sin embargo, a pesar de su legado en la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, esta revolución estuvo caracterizada por la violencia y la dificultad para alcanzar sus ideales. En contraste, la Revolución Norteamericana de 1776, con una fuerte base religiosa, educativa y en el valor del trabajo, se consolidó como un hito fundamental al instaurar un sistema político basado en la libertad y la democracia.
El Legado de la Revolución Norteamericana y la Visión de Tocqueville
La Revolución Norteamericana no solo estableció un nuevo modelo de gobierno, sino que también sentó las bases para el desarrollo de una sociedad con valores distintivos. Alexis de Tocqueville, un agudo observador de la realidad americana, predijo una futura división del mundo entre Rusia, con regímenes autocráticos, y Estados Unidos, que, con su sistema democrático, prevalecería. Los aportes de Estados Unidos a la configuración política de la Edad Contemporánea incluyen:
- La democracia representativa (promovida por pensadores como Paine).
- La división tripartita de poderes (influenciada por Montesquieu).
- La tolerancia religiosa (defendida por Locke).
- Una constitución escrita, que establece los fundamentos de un Estado de derecho (con antecedentes como el Pacto de Mayflower y la Declaración de Derechos de Virginia).
- Un sistema confederal (compuesto por estados soberanos e independientes, con derecho de nulificación y secesión).
- Un sistema presidencialista, con un fuerte liderazgo del Poder Ejecutivo para conducir los estados soberanos (con figuras clave como Hamilton y Jefferson).
El Surgimiento de los "Ismos": El Socialismo y sus Vertientes
La Edad Contemporánea también vio nacer a los "ismos", ideologías que buscaban dar respuesta a los desafíos sociales y económicos de la época. El socialismo emergió como una de las corrientes más influyentes, en respuesta a las tensiones generadas por el liberalismo y el surgimiento de nuevas clases sociales, dando lugar a la llamada "cuestión social". El intelectualismo político del siglo XIX se manifestó en la creación de esta doctrina, que se dividió en dos vertientes principales:
Socialismo Utópico (antes de 1850)
Caracterizado por pensadores que diagnosticaron la realidad y propusieron soluciones basadas en la toma de conciencia de los actores sociales, casi de manera "automática". Se desarrolló principalmente en Francia e Inglaterra, con exponentes como:
- Saint-Simon: Propuso la organización de la economía en el siglo XIX, distinguiendo entre libertad material y formal. Abogó por mantener la propiedad privada, pero reorganizándola, y creía en el progreso de la ciencia, poniendo al Estado en manos de tecnócratas. Consideraba la desigualdad natural y beneficiosa, clasificando a las personas según su capacidad y retribuyéndolas por sus obras.
- Fourier: Crítico del capitalismo y el liberalismo, propuso la asociación voluntaria entre las clases bajas para resolver la cuestión social y la creación de falansterios (granjas colectivas) con producción diversificada y rotación de actividades.
- Proudhon: Se opuso a la propiedad privada y a la religión, desconfiando del Estado y la centralización. Propulsó el anarquismo, con pequeñas asociaciones confederadas en igualdad de condiciones y solidaridad universal. Propuso el mutualismo como forma de redistribución de la riqueza sin violencia.
- Owen: Dio importancia a la educación y la inteligencia como fuentes de riqueza. Implementó la filantropía patronal, recurrió al Estado para regular el trabajo infantil y promovió el comunismo agrario, el socialismo mutualista y cooperativo, llegando al mesianismo social.
Socialismo Científico (desde 1850)
Consideraba que el cambio social solo podía lograrse mediante la fuerza. Contaba con un método positivo y una racionalización de ideas. Su principal exponente fue Karl Marx, cuyas ideas se pueden resumir en tres ramas:
- Filosófica: Aplicando el modelo dialéctico de Hegel al materialismo, Marx consideraba que la estructura social es la lucha por los bienes materiales, mientras que la superestructura es utilizada por la clase dominante para mantener su dominio.
- Económica: Basándose en la fisiocracia, Marx agregó la importancia del trabajo y su socialización en la producción. Criticó la apropiación de la plusvalía (excedente social) por parte del capitalista, generada por la diferencia entre el tiempo de trabajo necesario para producir un valor equivalente al salario y la duración efectiva del trabajo.
- Política: Marx propuso que la cuestión social se resolvería por la fuerza, mediante una revolución del proletariado, la toma del poder del Estado y la instauración de una dictadura del proletariado como fase de transición hacia la colectivización de los medios de producción y la desaparición de las clases sociales y del Estado mismo.
La Revolución Rusa: Un Intento de Implementación del Marxismo
La Revolución Rusa de 1917 representó un intento de poner en práctica las ideas marxistas. Sus causas se remontan a principios del siglo XX, con una monarquía absoluta, una reciente abolición de la servidumbre, una crisis económica y la derrota en la guerra ruso-japonesa, que generaron un gran desprestigio del régimen zarista. La Primera Guerra Mundial y la abdicación del zar desencadenaron el establecimiento de una república. Lenin organizó el territorio en soviets. Ante la creación de una convención constituyente, los bolcheviques (minoría) liderados por Lenin se separaron, formaron una asamblea paralela e instituyeron la dictadura del proletariado. Se produjo una guerra civil y se sancionó la primera constitución socialista-marxista, con purgas políticas contra los disidentes. La economía rusa quedó limitada, generando hambrunas y una clase dominante (los miembros de los comités) que ejercía propaganda y control de la información, contradiciendo los postulados de Marx.
La Doctrina Social de la Iglesia: Una Alternativa al Liberalismo y al Socialismo
La Doctrina Social de la Iglesia surgió como una postura intermedia entre el liberalismo y el socialismo, aplicando el principio de subsidiariedad. La Iglesia propone:
- Aceptar la propiedad privada como un derecho natural.
- Reconocer que las personas tienen aptitudes para acceder a la propiedad privada y deben gozar de libertad para desarrollarlas.
- El Estado debe brindar los medios para proteger el acceso a la propiedad y favorecer a quienes no lo alcancen.