La Política Exterior de Felipe II: Conflictos y Relaciones Internacionales
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Política Exterior de Felipe II
Felipe II heredó no solo una gran cantidad de territorios amplios y heterogéneos, lo que los hacía difíciles de gobernar, sino también importantes enemigos y conflictos exteriores, muchos de ellos aún abiertos.
Relaciones con Francia
Enemigos tradicionales como Francia, con la que tanto había lidiado su padre, continuaron siendo un desafío durante el inicio del reinado de Felipe II, sobre todo por la hegemonía en Europa y por el control de Italia (Nápoles y el Milanesado).
Tras las victorias en las batallas de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), favorables para el rey hispano, se firmó la Paz de Cateau-Cambrésis (1559). Este tratado acordó el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois (hija del rey francés Enrique II), cerrando de forma momentánea los conflictos con Francia, sumida en esos momentos en graves problemas internos por la expansión de las ideas protestantes. Esto abrió una etapa de tranquilidad que duraría hasta el final de su reinado.
Al final de su reinado, Felipe II intervino en los asuntos franceses al oponerse a la entronización del protestante Enrique de Borbón como rey de Francia, lo que provocó una breve contienda. Esta finalizó con el Tratado de Vervins, que ratificó el Tratado de Cateau-Cambrésis. Finalmente, también se produjo la conversión al catolicismo de Enrique de Borbón (Enrique IV de Francia).
Relaciones con Inglaterra
El apoyo dado por los ingleses a los rebeldes flamencos supuso un cambio en las relaciones con Inglaterra.
En el primer periodo de su reinado, Felipe II había mantenido buenas relaciones, pues estaba casado con la reina de Inglaterra, María Tudor. La muerte de esta última y la subida al trono inglés de Isabel I varió el panorama.
La nueva reina ofreció su apoyo a los calvinistas flamencos y animó los ataques de los corsarios ingleses (John Hawkins y Francis Drake) contra los navíos españoles en el Atlántico.
Desde 1585, se declaró la guerra abierta y, tres años después, Felipe II decidió el ataque a las propias islas con la llamada Armada Invencible (1588). Las tempestades y la pericia de la escuadra inglesa hicieron de la gigantesca expedición un rotundo fracaso.
Conflicto con el Imperio Otomano
Los turcos, como era de esperar, persistieron, al igual que en el reinado de su padre, en la lucha por el mantenimiento de la ortodoxia cristiana y, por tanto, contra enemigos religiosos como los turcos. No solo representaban al tradicional infiel musulmán, sino que también suponían una amenaza en las rutas comerciales del Mediterráneo.
A pesar del éxito de la Batalla de Lepanto en 1571, las posesiones de ambos permanecieron igual al finalizar su reinado.
La Rebelión en los Países Bajos y el Protestantismo
Otro enemigo religioso y también político que Felipe II heredó y al que tuvo que hacer frente en su reinado fue el Protestantismo, representado por los holandeses que continuaron con la lucha por su independencia.
Tras esta insurgencia no solo había motivos religiosos sino también políticos, entre los que cabe destacar el autoritarismo del rey junto con la creciente carga impositiva.
La intransigencia de Felipe II ante la libertad de cultos fue total y las medidas militares fueron la respuesta. A pesar de los éxitos militares contra ellos, Felipe II no pudo acabar con el conflicto.
Al final, el país quedó dividido entre una zona norte independiente (Unión de Utrecht) de mayoría protestante, y una zona sur (Unión de Arrás) mayoritariamente habitada por católicos, que continuaron integrados en la Monarquía Hispánica.