Poesía del Siglo XVIII: Temas y Autores Representativos

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Eugenio Gerardo Lobo y la Transición del Barroco a la Ilustración

En el caso de Eugenio Gerardo Lobo, su poesía se presta como continuadora de la poesía barroca, pero a su vez, por cuestiones cronológicas y de estilo, se puede clasificar como un poeta ilustrado. Nos encontramos con una poesía temprana.

En "Quejas de un triste, hablando con un tronco", podemos encontrar la posición desde la que habla el yo poético, el cual se encuentra en una situación de infelicidad, una situación negativa. Se compara con un elemento de la naturaleza como es un tronco. Este se encuentra durante el invierno, en el invierno de su amor. La naturaleza sigue su curso, es cíclica, sin embargo, el ser humano no lo es, por lo que este amor no vuelve.

Gerardo Lobo cierra de alguna forma con el Barroco y a su vez abre la poesía de la Ilustración. Además, con este autor nos encontramos con algunos poemas prerrománticos. El conflicto que se crea en el último verso, puede representarse como el sentimiento general que afecta en definitiva al ser humano.

Nos encontramos con dos temas fundamentales: la identificación o comparación entre el tronco de un árbol y la situación del yo lírico. Los dos se encuentran en el invierno de sus vidas. Para el tronco sí hay esperanza porque llegará la primavera donde volverá a renacer, sin embargo, para el yo lírico no hay esperanza alguna ya que su amor no surgirá aunque llegue la primavera.

Más allá de estos dos temas, es interesante cómo G. Lobo recibe la influencia de la poesía del XVII y es capaz de anunciar algunas composiciones plenamente románticas. En algunas ocasiones, podríamos decir que la poesía del XVIII es una especie de unión entre la poesía romántica y la del Barroco.

José Cadalso y el Poder del Tiempo

"Sobre el poder del tiempo" pertenece a Ocios de mi juventud (1773). En esta poesía recurrimos a la influencia de Quevedo. Hay un interlocutor: detrás de Filis podemos ver un referente real o no. En el caso de que no se vea, Filis es un nombre recurrente, no planteando problemas, pero existe la posibilidad de que sí se vea, que detrás de ese Filis haya una mujer con nombre y apellidos. Algunos críticos dicen que Cadalso escribió este poema a María Ignacia Ibáñez.

Los primeros versos son una enumeración de lo que es capaz de hacer el tiempo. Aparece el tema de las ruinas. Este tema comienza en la literatura del XVII, las ruinas constituyen un subgénero poético en la poesía de este siglo. Fundamentalmente, los poetas cultivaron este tema. Se utiliza en un sentido negativo, es el pesimismo del hombre barroco, que nos viene a decir que el ser humano se acabará como esas ruinas. En el caso del siglo XVIII se utilizará el tema con otro sentido, para expresar la fuerza de la naturaleza. Los románticos equiparan su amor a las ruinas.

En la primera estrofa, los elementos que aparecen pertenecen a la naturaleza, pero en la segunda estrofa se mencionan los alcázares, pertenecientes al hombre y no a la naturaleza. En la tercera estrofa se introduce a los animales. Al poeta no se le olvida hacer mención a tres elementos: el mundo animal, el mundo natural y los elementos construidos por el hombre. Lo único que el tiempo no puede cambiar es el amor.

Temas del Amor Eterno y la Amistad en la Poesía del Siglo XVIII

"La despedida": El último verso es un tema clave en el siglo XVIII (el amor eterno). Hay una voz masculina que se despide de la amada, se imagina el olor que tendrá todas las mañanas al despertarse y no tenerla a ella a su lado. Esa despedida viene motivada o porque se va a morir o porque partirá a otro lugar. Podemos partir del hecho de que va a morir, por tanto, todo lo que después sucede es que pueda haber otra vida después de la muerte. Si se opta por que la voz masculina se marcha a otro sitio, no hablaremos de la vida después de la muerte. Aparecen dos temas: celos y dolor por el pasado. Por otra parte, hay una palabra clave para comprender en parte la trascendencia que tendrá en la poesía posterior, como es "hado", es decir, el destino. Esto es algo que ya está escrito, en la mitología clásica se representa con el tejer de las ninfas. En el momento en el que las ninfas dejen de tejer en el tapiz, se acaba la vida. Por otra parte, hay otra acepción del destino, como algo no dominante, por lo que ese "hado" llevaría al "fatum" clásico.

"Mi paseo solitario de primavera": Nos encontramos con una composición con huellas genéricas. El destinatario sale en el primer verso y casi al final. El modelo fundamental que toma es el de amicitia. El yo lírico que aparece se encuentra en una situación positiva. Se encuentra en el mejor momento de su vida. Él se encuentra en una aldea, solo, disfrutando de la naturaleza. Esto conlleva a un menosprecio de la corte. Cienfuegos hace un elogio de la amistad. En definitiva, esta composición tiene dos temáticas fundamentales: la primera sería un elogio de esa amistad y la segunda, alabanza de aldea y menosprecio de corte.

Meléndez Valdés y la Imagen del Ciervo Herido

"La fuga inútil": Juan Meléndez Valdés pertenece a la escuela salmantina. Tenemos la imagen de un animal herido, un ciervo. Este se identifica con el ser masculino de las composiciones. Ya aparece en la poesía popular de la Edad Media, como un animal representando el ser masculino, siendo una interpretación profana. El ciervo representará el amante con el que se encuentra la voz femenina. A partir del siglo XVI a ese ciervo se le da una interpretación religiosa (busca la fe). Siguiendo con esta interpretación, la herida serían los pecados y las dudas. Es por ello que necesita saciar su necesidad con el agua. En el último verso nos encontramos con la clave de todo el poema, el ciervo es una metáfora del yo lírico, es él el que se siente como un ciervo herido.

La Presencia de Dios y la Poesía Erótica en el Siglo XVIII

"La presencia de Dios": El tema principal es la presencia de Dios, que para la mayoría de los ilustrados, siempre está presente. Siempre va de lo más pequeño a lo más grande o viceversa. En la poesía española tendrá bastante importancia (el tema de la presencia de Dios). Para Bécquer, cada vez que habla de Dios, no es el cristiano, sino una divinidad estética. La presencia continuará en los siglos XIX-XX como divinidad estética y no cristiana. Se tratará el tema de Dios en la poesía para que el poeta manifieste sus dudas con respecto al conocimiento religioso.

"ODA III": Es interesante el título ya que nos indica a qué género pertenece. Sería una de las pocas características que podríamos detectar en la poesía del siglo XVIII. Nos encontramos ante una poesía erótica, de forma paralela a la canónica del XVIII. En ocasiones, no se publica. Muchas de estas poesías se han publicado en época contemporánea. Nise, nombre convencional. Puede clasificarse como poesía anacreóntica (Anacreonte, poeta griego del siglo VI a. C., este poeta escribió una serie de composiciones poéticas dedicadas al vino y a las mujeres). Cabe la posibilidad de que tenga influencia de Catulo.

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