Poesía y Prosa en la Generación del 98 y el Modernismo: Machado, Unamuno, Baroja, Azorín y Valle-Inclán
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Antonio Machado: Del Modernismo a la Generación del 98
La obra de Antonio Machado se caracteriza por un tono melancólico, a veces doliente, y una rica variedad de símbolos. El paisaje, en su poesía, es un reflejo del alma. Sus temas recurrentes incluyen el amor, la soledad, la infancia perdida y España. Evolucionó desde los principios modernistas, con una marcada intimidad en Soledades (1903), hasta su etapa más conocida, Campos de Castilla (1912), donde muestra un estilo más noventayochista, reflexionando sobre la sociedad, España y el paisaje. Por lo tanto, se le puede encuadrar en ambos movimientos literarios.
La Generación del 98: Características y Contexto
Se denominó Generación del 98 a un grupo de escritores nacidos en fechas cercanas, marcados por un acontecimiento clave de su época: el Desastre del 98. Estos autores se enfrentaron a problemas similares y reaccionaron de modo semejante. Analizaron los males de España e intentaron buscar soluciones. Se rebelaron y protestaron ante el atraso del país. Su afán reformador se tradujo en un estilo literario caracterizado por un lenguaje sencillo y expresivo, un vocabulario apropiado y el predominio de la oración simple, concisa y breve.
Miguel de Unamuno: Poesía, Teatro, Novela y Ensayo
Miguel de Unamuno cultivó la lírica en varios libros, expresando sus pensamientos con gran fuerza, como en Romancero del destierro. Su teatro, de carácter intelectual, prioriza la densidad de las ideas sobre el aspecto comercial, con obras como Fedra. La novela fue el género que más renovó, plasmando sus preocupaciones y visión del mundo. Destacan Niebla (1914) y La tía Tula. Unamuno denominó a sus novelas "nivolas". Fue, además, el mejor ensayista del 98, con títulos como En torno al casticismo, donde introduce el concepto de intrahistoria.
Pío Baroja: Pesimismo, Crítica y Sencillez
Pío Baroja presenta una visión amarga y pesimista de la realidad española, criticando los vicios de la sociedad, a menudo con un toque de humor. Todas sus obras pertenecen al género narrativo. Su estilo es dinámico y expresivo, buscando la sencillez (en ocasiones, en detrimento de la corrección sintáctica y léxica). Sus personajes suelen ser rebeldes e intrépidos. Entre sus obras más relevantes se encuentran La lucha por la vida (una visión de la sociedad madrileña de la época) y El árbol de la ciencia (novela de carácter filosófico y existencial).
José Martínez Ruiz, "Azorín": Impresionismo y Estilo Personal
José Martínez Ruiz, "Azorín", sintió profundamente los problemas de España y centró su atención en Castilla. Su estilo es muy personal, caracterizado por una técnica impresionista. Su prosa es elegante y su léxico, preciso. Su obra se divide en: novelas (La voluntad), ensayos (La ruta de Don Quijote), libros de paisajes (Castilla) y teatro (Lo invisible).
Valle-Inclán: Del Modernismo al Esperpento
Valle-Inclán destacó en la novela y el teatro. Su obra se divide en dos etapas principales. La primera etapa, modernista, se caracteriza por una prosa refinada y exquisita, llena de musicalidad y sensaciones de color. A esta etapa pertenecen obras como las Sonatas (novelas que narran las andanzas del marqués de Bradomín, cargadas de sensualidad). La segunda etapa se distingue por una visión pesimista de la realidad, expresada a través de un lenguaje desgarrado y un humor deformante. A esta etapa pertenecen Tirano Banderas (novela que ofrece una visión deformada y grotesca de la sociedad hispanoamericana), La guerra carlista (serie de novelas históricas) y Luces de Bohemia (teatro).
Además, Valle-Inclán creó los esperpentos: obras en las que deformaba sistemáticamente la realidad mediante la creación de personajes grotescos que se mueven en ambientes extraños y sorprendentes. Un ejemplo notable es El ruedo ibérico.