La Poesía Española de Posguerra: De la Angustia a la Experiencia

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La Poesía Española Posterior a 1939

A partir de 1939, España se encuentra bajo la dictadura de Franco, aislada internacionalmente y sumida en la miseria. La ONU condena el régimen, pero en 1955 España ingresa en esta organización y empieza a recibir ayudas económicas. Empiezan a organizarse sindicatos y partidos clandestinos. El país mejora, pero existe un paro laboral masivo. En los años sesenta se sanea la economía, a esto contribuye la emigración y el consiguiente descenso del paro. Los años setenta son los últimos años del franquismo y coinciden con el desarrollo económico, España se abre más a Europa y cambia la mentalidad de los españoles.

Si nos centramos en la poesía de esta época, hay que partir de unos antecedentes. En los años 30 se escribe una poesía rehumanizada (por influencia del surrealismo) e incluso una poesía comprometida (R. Alberti y Miguel Hernández). Durante la Guerra Civil esta tendencia se agudiza en la zona republicana (Antonio Machado, León Felipe, Alberti y M. Hernández) y en la zona franquista (José Mª Pemán y Dionisio Ridruejo).

Los Años 40

Los años 40 presentan un panorama empobrecido por la muerte y el exilio de los grandes poetas, así como un profundo aislamiento por el ambiente de posguerra.

En esta época hablamos de la Generación del 36 y en ella podemos ver que hay dos tendencias:

- Poesía Arraigada

Cultivada por autores complacientes con el régimen de la dictadura. Refleja un mundo armónico y ordenado, sin angustia. Escriben en las revistas Escorial y Garcilaso. Aspiran a la serenidad clásica renacentista. Autores como Luis Rosales, Dionisio Ridruejo.

- Poesía Desarraigada

Refleja el dolor del ser humano, su desesperación y su angustia ante un mundo caótico. Aparece en 1944 con la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, y las revistas Espadaña, Corcel y Proel. Es importante el tema religioso que adquiere un tono existencial y a veces social. En el estilo se ve claramente un lenguaje directo, coloquial, duro, apasionado. Se abandonan, en general, las formas clásicas y se prefiere el versículo. Autores como Dámaso Alonso, Victoriano Crémer, Carlos Bousoño. La influencia de la poesía de Miguel Hernández es enorme.

Además, existen dos tendencias minoritarias de los cuarenta: el postismo (Carlos Edmundo de Ory, Juan Eduardo Cirlot y Eduardo Chicharro) y el grupo “Cántico” que es una poesía esteticista. (Tienen como modelos a Guillén, Salinas y Cernuda. Otros autores como Ricardo Molina y Pablo García Baena).

La Poesía Social de los Años 50

La poesía social de los cincuenta surge de la evolución de la poesía existencial. Es una poesía de testimonio, protesta y denuncia.

Aparece en 1955, con la publicación de Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero, y Cantos Iberos, de Gabriel Celaya. Los temas son la alienación, injusticia y la solidaridad. Se vuelve al tema de España.

Con respecto al estilo es sencillo, cercano al lenguaje coloquial. Busca llegar a la “inmensa mayoría”. Su periodo de auge está entre 1955 y 1960. Otros autores importantes son: Victoriano Crémer, Leopoldo de Luis, José Hierro, es decir, autores que en un principio fueron existencialistas, como el mismo Blas de Otero, con Ángel fieramente humano (1949) y Redoble de conciencia (1951).

Influirán directamente en los autores de la llamada Generación del 50.

Los Años 60: La Generación del 50

En los años sesenta la poesía social empieza a ser criticada y los nuevos poetas muestran una sensibilidad diferente. Formarán la llamada Generación del 50. Son poetas nacidos entre 1925 y 1934 y empiezan a escribir a finales de los cincuenta. Se encuentran autores como Ángel González, José Ángel Valente, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, y los llamados poetas de la escuela de Barcelona (Gil de Biedma, Carlos Barral y José Agustín Goytisolo)

Los temas tratan de experiencias personales e íntimas: amor, erotismo, la soledad, la amistad, los recuerdos de la niñez y la adolescencia...

Adoptan una actitud crítica ante el entorno, se habla de una actitud humanista. Es importante la visión irónica que aparece en estos poetas. En el estilo emplean un lenguaje natural. Se abandonan las rimas y las estrofas clásicas.

Finales de los 60: Los Novísimos

A finales de los sesenta comienzan a publicar los poetas nacidos entre 1939 y 1948. Se les conoce como los Novísimos (José Mª Castellet, Nueve novísimos poetas españoles). En conjunto hacen una lírica experimental, minoritaria y, a veces, culturalista.

Autores como Leopoldo Mª Panero (Así se fundó Carnaby Street), Pere Gimferrer (Arde el mar), Luis Alberto de Cuenca (Elsinore)... Son autores que están formados en la cultura de masas de la sociedad desarrollada. Esto se refleja en su obra.

Una de las características de esta poesía es la experimentación con formas vanguardistas, a menudo de tono surrealista (P. Gimferrer).

Hay una variedad de temas: amor, erotismo, infancia, el consumismo, la guerra de Vietnam... Generalmente están tratados con ironía, humor y distanciamiento, y reflejan así una actitud pesimista y escéptica.

La Poesía Última: Hacia la Experiencia

A partir de la muerte de Franco, y con la llegada de la Democracia, se percibe una búsqueda de estilo y un afán por desmarcarse de grupos o tendencias, siendo el personalismo extremo una de las principales características actualmente, surge así la poesía última. El Surrealismo en Blanca Andreu o Ana Rosseti (Indicios vehementes, 1985); poesía épica con César Antonio Molina; es, sin embargo, la tendencia de la poesía de la experiencia la más importante.

Los autores de la poesía de la experiencia: Luis García Montero (Habitaciones separadas), Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal. En la actualidad, la gran fuerza de las nuevas tecnologías impulsa que las corrientes se dispersen aún más: Andrés Sánchez Robayna, Javier Vela, Javier Cánaves (Al fin has conseguido que odie el blues, 2003), Elena Medel (Mi primer bikini, 2002)

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