La Plaza de San Pedro del Vaticano: Obra Maestra del Urbanismo Barroco de Bernini
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Introducción a la Plaza de San Pedro del Vaticano
La Plaza de San Pedro del Vaticano es un magistral ejemplo de la planificación urbanística barroca, diseñada por Bernini. La Plaza de San Pedro supone la conclusión del conjunto de la Basílica del Vaticano, un proyecto iniciado en el Renacimiento que buscaba hacer de este templo el símbolo y centro neurálgico de la Cristiandad.
Funciones y Simbolismo
Esta obra posee una triple función:
- La propagandística, en la creación de un espacio urbano símbolo del poder y la grandeza de la Iglesia y máximo exponente del Cristianismo.
- De carácter funcional, como espacio litúrgico que conecta la Basílica con la ciudad.
- Y simbólica, representando el papel acogedor de la Iglesia.
Características Arquitectónicas
Materiales y Estructura
Esta obra refleja plenamente las peculiaridades del Barroco clasicista, sin exageraciones formales ni decorativas. Los materiales empleados son la piedra y el mármol. La estructura de la planta se compone de dos espacios principales, que buscan potenciar el protagonismo de la Basílica y crear un amplio lugar de reunión:
- Un primer espacio, formado por dos brazos rectos que parten de los extremos de la fachada y convergen hacia el eje central.
- Una monumental plaza ovalada o elíptica, cuyo centro está marcado por un obelisco y dos fuentes.
La Columnata y Elementos Centrales
La columnata está constituida por dos brazos ovalados de cuatro hileras de colosales columnas y pilares clásicos de orden toscano, que soportan un entablamento curvilíneo. La columnata culmina en una balaustrada con numerosas estatuas de santos y mártires. La ligereza de esta columnata contrasta con la solidez muraria de los brazos rectos que convergen en la portada, un muro desnudo dividido en una doble columnata toscana y con un vano recto en el centro. En el centro neurálgico de la plaza se encuentra un obelisco egipcio, un elemento vertical con un eje que enlaza con la cúpula. Las dos fuentes, diseñadas por Bernini y Maderno, marcan el centro de cada brazo de la elipse.
Conceptos Espaciales y Perspectiva
La obra presenta un espacio de perspectiva longitudinal a través de un eje axial que se extiende desde el extremo exterior de la plaza hasta la fachada de la Basílica, cuyo centro está marcado por el obelisco y la cúpula. La perspectiva radial, que marca un espacio centralizado y convergente, tiene su foco en el suelo. Las dos fuentes son, además, los centros focales de los brazos de la elipse.
Volúmenes, Proporciones y Dinamismo
El diseño se caracteriza por un juego de volúmenes y espacios, tanto abiertos como cerrados, que ofrecen multitud de puntos de vista y marcados efectos perspectivos y de ilusionismo espacial. El sistema de proporciones aplicado a esta obra, con una clara tendencia a la monumentalidad barroca, se rige por criterios de proporción que buscan una escala en consonancia con el tamaño de la fachada y la cúpula. La altura de la plaza no debe superar la de los edificios circundantes, buscando realzar la fachada de la Basílica. El muro adquiere un carácter dinámico con un juego de rectas y curvas, de formas abiertas y cerradas, de vano y muro, que confieren unidad y multiplicidad espacial.
Conclusión: Un Símbolo Universal
En conclusión, la Plaza de San Pedro del Vaticano es una de las obras más emblemáticas del urbanismo y del lenguaje barroco. Es un símbolo del engrandecimiento de la Roma papal, del poder político y la grandeza de la Iglesia en la Europa barroca. Su influencia como modelo arquitectónico ha sido, desde su creación, el símbolo universal de la Iglesia Católica.