Platón vs. Aristóteles: Diferencias Clave en Filosofía, Ética y Política

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La relación entre las filosofías de Platón y Aristóteles

La relación entre las filosofías de Platón y Aristóteles es esencial en la historia del pensamiento, ya que establece un debate fundamental sobre la realidad, el conocimiento y la política. Aunque Aristóteles fue discípulo de Platón, sus ideas se separaron profundamente, dando lugar a un sistema filosófico propio. Mientras que Platón se centra en un mundo ideal y eterno que trasciende lo sensible, Aristóteles propone una filosofía basada en la experiencia concreta y el estudio del mundo físico.

Ontología: Mundo de las Ideas vs. Sustancia

En la ontología, Platón defiende el Mundo de las Ideas, un ámbito trascendental donde residen las esencias perfectas. Según él, el mundo sensible es solo una copia imperfecta de este mundo ideal, y el conocimiento verdadero se alcanza mediante la razón. Aristóteles rechaza esta dualidad y plantea una concepción monista basada en la sustancia, que combina materia y forma. Para él, el cambio y la diversidad en el mundo son manifestaciones de la realización de las potencialidades propias de cada ser.

Epistemología: Reminiscencia vs. Experiencia Sensorial

En el ámbito del conocimiento, Platón introduce la teoría de la reminiscencia, según la cual aprender es recordar las Ideas que el alma conoció antes del nacimiento. Este enfoque desprecia los sentidos como fuente de conocimiento. Aristóteles, por el contrario, basa el conocimiento en la experiencia sensorial y la abstracción, destacando que la observación del mundo permite extraer las esencias y construir el saber de forma activa.

Política: Filósofos-Reyes vs. Ciudadanía Activa

En política, Platón imagina un Estado ideal gobernado por filósofos-reyes que, gracias a su conocimiento de las Ideas, velan por el bien común. Divide la sociedad en clases con roles específicos. Aristóteles, más realista, considera que el ser humano es un "animal político" por naturaleza y aboga por una participación activa de los ciudadanos en la vida pública. Sostiene que la mejor forma de gobierno depende de las circunstancias concretas de cada comunidad y promueve la virtud cívica como base para un gobierno justo y equilibrado.

La Eudaimonía en la Ética Aristotélica

La eudaimonía o felicidad, según Aristóteles, es el fin último de la acción humana y está profundamente vinculada con la naturaleza y propósito del ser humano. Su concepción ética es teleológica, es decir, orientada hacia fines, y sostiene que todas nuestras acciones buscan un bien. Sin embargo, este bien se jerarquiza según su capacidad para llevarnos al bien supremo: la felicidad.

Para Aristóteles, la felicidad no es un simple estado de placer o bienestar, sino la realización plena de nuestras capacidades y virtudes. En su ética, la eudaimonía se entiende como una actividad conforme a la razón y la virtud, características esenciales de la naturaleza humana. Así, una acción es buena si contribuye al desarrollo de este fin último.

Aunque parte de la tradición griega que identifica la felicidad como el fin de la vida, Aristóteles la redefine como una actividad racional y virtuosa, haciendo de la ética un camino hacia la plenitud humana a través de la excelencia en la vida práctica y contemplativa.

El Movimiento y el Cambio según Aristóteles

Aristóteles define el movimiento como el tránsito de un ser en potencia a un ser en acto, es decir, la actualización de lo que es posible según la naturaleza de un ente. Este proceso ocurre en un estado intermedio donde el sujeto del movimiento está en acto imperfecto y en potencia respecto a su estado final. Para Aristóteles, el acto representa la realización y perfección, mientras que la potencia es la posibilidad de ser. En las cosas materiales, la materia es la potencia y la forma es el acto, lo que permite explicar tanto la composición de los seres como el cambio.

La Potencia y el Acto

El cambio, según Aristóteles, no implica el paso del no-ser al ser (como afirmaba Parménides), sino la transformación de una sustancia preexistente. Esto ocurre sobre un sustrato que contiene la capacidad de convertirse en lo que llegará a ser. La potencia, por tanto, no es la nada, sino una posibilidad inherente al sujeto. El cambio respeta la esencia del ser, variando solo sus accidentes.

Aristóteles también señala que el acto es anterior a la potencia, tanto lógicamente como temporalmente, ya que el acto es el fin al que tiende la potencia. Todo movimiento surge de un acto preexistente, que actualiza lo potencial. Así, la naturaleza es concebida como un conjunto de potencias que se actualizan en función de las propiedades inherentes a cada cosa concreta, mostrando un vínculo inseparable entre lo que algo es y lo que puede llegar a ser.

La Teoría Hilemórfica de la Sustancia

Aristóteles desarrolla el concepto de sustancia para explicar aquello que, pese al cambio, permanece como lo invariable y permite el conocimiento. La sustancia, núcleo de su teoría hilemórfica, combina de forma inseparable materia y forma:

  • Materia (Hyle): Es amorfa e informe por sí sola y constituye el sustrato subyacente de lo existente. Para Aristóteles, los entes sublunares están compuestos por los cuatro elementos clásicos (agua, tierra, fuego y aire), mientras los cuerpos celestes, compuestos por éter, son incorruptibles pese a su movimiento.
  • Forma (Morphe): Determina la identidad y esencia de un objeto, proporcionando las características esenciales que hacen que algo sea lo que es.

Sustancia Primera y Segunda

La sustancia puede ser entendida en dos niveles:

  • Sustancia primera: Es el ente concreto e individual compuesto de materia y forma, que es real pero mutable.
  • Sustancia segunda: Se refiere al concepto universal que define las características esenciales de las sustancias concretas a través de la abstracción.

Sustancia y Accidente

Aristóteles distingue entre sustancia y accidente. La sustancia es lo necesario e invariable, mientras que los accidentes son propiedades que pueden variar (cantidad, cualidad, relación, lugar, etc.) y solo existen en relación con una sustancia.

Tipos de Cambio

En términos de cambio, distingue dos tipos principales:

  1. Cambios sustanciales: Son instantáneos y afectan la propia sustancia, como la generación o corrupción de un ente.
  2. Cambios accidentales: Involucran movimiento físico y afectan accidentes como la posición (locativo), cantidad (cuantitativo) o cualidad (cualitativo).

Con esta visión, Aristóteles refuta el dualismo de Platón al afirmar que la esencia no reside en un mundo separado de las cosas, sino en las cosas mismas. Así, explica el cambio y la permanencia desde una perspectiva integrada de la realidad.

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