Platón, Kant y la Vigencia de la Ilustración en la Sociedad Actual
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Comparación Filosófica: Platón y Kant
Existen diferencias significativas entre los sistemas de Platón y Kant. En Platón, factores naturales (como el alma y la razón) y sociales (como la educación) condicionan la división de clases sociales. No todos pueden acceder a la sabiduría y al Bien, y el poder político recae exclusivamente en los sabios.
Sin embargo, en Kant emerge la posibilidad de que todo el público (los ciudadanos) pueda alcanzar la ilustración. Esto implica hacer uso de las facultades racionales con libertad y autonomía, permitiendo así la participación en el poder político dentro de un sistema basado en una Constitución civil, soberanía popular, separación de poderes, etc.; es decir, un sistema democrático.
En ambos autores observamos un racionalismo moral: la razón es la que dicta las normas morales en forma de absolutos y universales que el ser humano debe seguir. También en ambos, la filosofía juega un papel fundamental, ya que ayuda a cuestionar la realidad desde la razón, a salir de la caverna (en términos platónicos), a alcanzar la mayoría de edad (en términos kantianos) y a ser capaces de pensar por uno mismo.
Actualidad del Pensamiento Ilustrado Kantiano
¿Vivimos en una Época Ilustrada?
Podemos preguntarnos, como Kant: “¿Acaso vivimos actualmente en una época ilustrada?” Aunque se ha avanzado desde la época de Kant y el ser humano se ha liberado parcialmente de tutelas religiosas y políticas, en muchos lugares el progreso ha sido limitado (considerando el papel persistente de la religión y el absolutismo político). Incluso en las democracias modernas, los poderes políticos y económicos continúan tutelando al individuo y a la sociedad, desfigurando la democracia (crítica a la democracia por ser poco participativa y por el poder de los mercados). Además, han surgido nuevas formas de tutela y alienación, especialmente a través de la manipulación cultural ejercida por los medios de comunicación de masas y la publicidad (una especie de caverna mediática), aunque la expansión de internet también facilita cierta libertad e ilustración.
La Idea Ilustrada de Progreso
¿Ha progresado realmente la humanidad? Material y técnicamente, el avance es innegable, pero en términos éticos y políticos, el progreso es cuestionable. La "insociable sociabilidad" kantiana sigue vigente. Los problemas actuales son graves: guerras, miseria, crisis medioambiental, etc. Cabe preguntarse: ¿hacia dónde debe dirigirse el progreso humano en las sociedades actuales? Las respuestas podrían apuntar hacia una democracia real y el ecologismo.
La Educación como Conquista de la Autonomía
Uno de los objetivos fundamentales de la educación es desarrollar la capacidad para aprender autónomamente, un objetivo que coincide plenamente con la propuesta kantiana. La educación actual persigue ilustrar, es decir, capacitar a los menores para que sean capaces de pensar por sí mismos y convertirse en ciudadanos críticos y libres de prejuicios. Un buen ejemplo de esta sintonía es la frecuente cita en la legislación educativa de la frase de Kant: "no se aprende filosofía, sino a filosofar".
Libertad frente a Uniformidad, Valentía frente a Infantilización
En un contexto de creciente unificación del pensamiento, el ocio, el consumo y los proyectos vitales, resulta interesante releer la filosofía kantiana, que nos invita a la libertad y la autonomía. La máxima ilustrada “Sapere aude!” (¡Atrévete a pensar!) sigue siendo necesaria en nuestra sociedad. Las normas a menudo son teledirigidas desde unos medios de comunicación que actúan como igualadores morales e "infantilizan" al público, presentando como conquistas científicas el descubrimiento de factores externos ("el gen de la violencia", "el gen de la infidelidad") que supuestamente "tienen la culpa" de nuestros actos. Frente a esta tendencia, la ética kantiana apuesta por la responsabilidad, correlato ineludible de la libertad, que nos convierte en verdaderos adultos.
El Ser Humano como Fin en Sí Mismo
Las modernas formas de explotación (sexual, comercial, laboral) del menor, de la mujer, del emigrante y, en general, del débil, son distintas maneras de no tratar al otro como un fin en sí mismo, sino como un simple medio. Cuando se golpea a un compañero en el instituto y se graba con el móvil, se le está usando como un medio; cuando se insulta y se veja a alguien, también. Pero Kant va más allá: deja claro que quien actúa así también se deshumaniza a sí mismo, utilizándose como instrumento al servicio de sus inclinaciones. Quizá el mundo sería muy diferente si tomáramos más en serio las palabras de Kant: usar siempre la humanidad, tanto en la propia persona como en la de cualquier otro, como un fin y nunca solamente como un medio.