Platón: Del Desengaño Político a la Concepción del Filósofo-Rey
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Los Orígenes del Pensamiento Político de Platón
«Cuando yo era joven pasé por la experiencia que otros muchos y pensé dedicarme a la política.» (Carta VII)
En sus años de formación, Platón también sintió pasión por la poesía, llegando a escribir, según han transmitido otros autores, alguna tragedia; sin embargo, el encuentro con Sócrates supuso para él una completa revelación. Abandonó la composición poética y quemó las obras que ya había compuesto, entregándose a la filosofía como verdadera labor creativa. También asumió la propia ignorancia y la necesidad de formarse antes de asumir la más importante de las responsabilidades.
El Contexto Político Ateniense y el Desengaño de Platón
La Tiranía y la Restauración Democrática
Tras la derrota militar de Atenas, Esparta abolió la democracia e impuso un gobierno formado por treinta oligarcas atenienses (el llamado Gobierno de los Treinta Tiranos). Lejos de restaurar el orden, los Treinta Tiranos sembraron el terror y llevaron a cabo una feroz represión contra los demócratas, que se vieron obligados a exiliarse de Atenas. Además, intentaron, sin conseguirlo, implicar en sus crímenes a Sócrates. Este gobierno duró algo más de un año, hasta que en el 403 a.C., Trasíbulo, líder del bando democrático, organizó una revuelta popular que derrocó a los Treinta Tiranos y reinstauró la democracia en Atenas.
La Condena de Sócrates: Un Punto de Inflexión
Sin embargo, con el nuevo gobierno democrático tampoco acabaron las injusticias, pues se juzgó y condenó a muerte a Sócrates, «el más justo de los hombres», según Platón, acusándole de delitos contra la religión y de corromper a la juventud con sus enseñanzas.
Así pues, cuando Sócrates fue condenado a muerte por la decadente democracia en el año 399 a.C., la pasión de Platón por lo político fue sometida a un gran desengaño: el de comprobar cómo la política podía ser tan ciega como para asesinar «a nuestro amigo, el mejor hombre de los que entonces conocimos, y el más inteligente y justo» (Fedón, 118c). Además, dos de estos oligarcas, Cármides y Critias, parientes de Platón, le habían invitado a formar parte de su gobierno, cosa que este rechazó.
La Visión Filosófica de Platón: El Gobernante Ideal
Tras vivir muy de cerca todos estos avatares y convulsiones, Platón llegó a la conclusión de que todos los Estados de su época, ya fueran oligarquías o democracias, estaban mal gobernados. Trató de hallar mediante la filosofía un remedio medicinal que pudiera aplicarse a los regímenes políticos existentes en su tiempo. Aquí comienza a gestar la idea de que un gobierno formado por filósofos sería el único capaz de gobernar el Estado con justicia y armonía.
«Me vi, pues, obligado a reconocer, en honor de la verdadera filosofía, que depende de ella el obtener una clara visión de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y que no cesarán los males del género humano hasta que los verdaderos filósofos lleguen a la política, o que los que tienen ya el poder sean auténticos filósofos.» (Carta VII)
Los Intentos de Reforma y la Fundación de la Academia
Viajes y Fracasos Políticos
Tras la muerte de Sócrates, y ante el peligro que para sus amigos revestía la permanencia en la ciudad, Platón viajó a Megara, Corinto, Cirene y Siracusa, donde entabló amistad con Dión, cuñado del tirano Dionisio. Aquí tuvo la ocasión de llevar a la práctica sus proyectos de reforma política y sus concepciones sobre la educación y la formación política, pero fracasó, poniendo incluso su vida en peligro.
La Academia: Cuna de Futuros Gobernantes
En el año 387 a.C., con cuarenta años de edad, volvió a Atenas y fundó la Academia, el más importante centro de formación política e intelectual de los jóvenes griegos. Allí se estudiaba no solo filosofía, sino también Física, Geometría, Astronomía y Aritmética, como lo atestigua el lema que figuraba en el pórtico de entrada: «Que nadie que no sepa Geometría entre en esta Academia». La Academia debía servir principalmente para la formación de futuros políticos y gobernantes, en un nuevo intento de aplicar su doctrina de filósofo-gobernante.