Platón: Conocimiento, Realidad, Ética y Política
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1. Conocimiento y Realidad: La Teoría de las Formas
El punto de partida de Platón respecto al conocimiento y la realidad es el giro ontológico, es decir, la preocupación de la filosofía antigua por el objeto, ente o cosa, independientemente del sujeto que razona. La importancia se centra en el objeto de estudio. Para Platón, hay tres preguntas fundamentales sobre el conocimiento y la realidad:
- En primer lugar, ¿cuál es el fundamento último de la realidad? Platón responde que hay un plano de la realidad que trasciende lo sensible.
- La segunda pregunta es ¿cómo conocemos la realidad? Platón contesta que los sentidos y la razón son compatibles porque nos dan a conocer porciones distintas de la realidad.
- Y, por último, ¿cuál es el criterio que guía la acción del hombre? Platón argumenta que la moral no es relativa, ya que pertenece a esa parte de la realidad que es inmutable e inmaterial (intangible).
Tras esto, el objetivo de la filosofía de Platón es alcanzar la auténtica sabiduría (ousía), aquella que es necesaria para conocer verdaderamente las virtudes más elevadas y así poder organizar el Estado de acuerdo con la verdadera justicia. Siguiendo esta línea, Platón desarrolla la Teoría de las Formas. Esta consiste en que hay dos planos ontológicos de una misma realidad:
- El mundo sensible es el estadio que comprende todo aquello que percibimos con los sentidos, un mundo de cosas materiales y cambiantes. El conocimiento aquí es limitado y se considera como opinión o "doxa", es decir, no totalmente fiable.
- Mientras que el mundo inteligible es un estadio abstracto que trasciende lo que perciben los sentidos. Está compuesto por Formas o Ideas, realidades inmateriales, inmutables y eternas, conocidas solo mediante la razón, lo que permite un conocimiento necesario y verdadero (episteme).
Las Formas son entidades inmutables, jerarquizadas, con la Forma del Bien en la cima. Aunque Platón distingue claramente entre el mundo inteligible y el sensible, hay una relación de participación e imitación entre ellos. El mundo sensible participa e imita al inteligible, y todo lo que percibimos es una copia de las Formas. Sin embargo, el camino de ascenso hasta las Formas consta de varias partes:
- La primera es la doxa y se compone de la conjetura, que es el conocimiento basado en la imagen de algo sensible, similar a la imaginación (eikasía), como el reflejo de un objeto en el agua.
- También se compone de la creencia, que es el conocimiento directo de los entes sensibles a través de los sentidos, como percibir un objeto directamente.
- La segunda parte es Nous y se conforma del pensamiento discursivo, que se refiere al uso de la razón para extraer propiedades geométricas de los cuerpos sensibles, como en matemáticas y geometría.
- Y también de la ciencia, que es el conocimiento dialéctico o verdadero (nóiesis), donde el alma trasciende lo sensible para contemplar las Formas más elevadas y reconocer que los objetos sensibles son copias de estas Formas.
Finalmente, para Platón es posible para el hombre alcanzar dialécticamente el conocimiento inteligible de las Formas. Esto lo explica en la Teoría de la Reminiscencia (conocer es recordar).
2. El Hombre según Platón: El Dualismo Antropológico
Platón tiene una concepción dualista del hombre, definido como una unión temporal y accidental entre cuerpo y alma. El cuerpo es el ente material que no ejerce ninguna función más que la de servir como prisión para el alma; es mortal, mutable e imperfecto. Mientras que el alma es la auténtica esencia del hombre que habitaba el mundo de las Formas. Es inmortal, por lo que cuando el cuerpo muere, el alma queda libre y caben dos posibilidades:
- La primera es que el alma se haya purificado lo suficiente, mediante la virtud, de la carga de la sensibilidad y vuelva al mundo Inteligible o de las Formas.
- Y la segunda es la transmigración de las almas, que ocurre cuando el alma no se ha librado de la carga de la sensibilidad y vuelve a caer en otro cuerpo.
La inmortalidad del alma es el argumento principal del Fedón, usando el último día de la vida de Sócrates, donde este explica que entiende la filosofía como una preparación para la muerte para que su alma pueda ascender al mundo de las Formas. Para demostrar esta inmortalidad, Platón aporta diferentes argumentos:
- La reminiscencia: ya que podemos recordar las Formas a partir del mundo sensible, esto demuestra que el alma ya las conocía, ya había habitado el mundo de las Formas, por lo que ya existía antes de unirse con el cuerpo.
- Otro argumento es la simplicidad de la misma, puesto que solo se pueden disolver o disipar aquellas cosas que por naturaleza están compuestas. El alma es inmutable, no se puede disolver ni separar, sino que es un TODO. El alma no tiene partes, sino cualidades. En definitiva, el alma se encuentra siempre en el mismo estado, sin estar sometida a cambios.
Platón hace una división tripartita de las tres cualidades del alma: el alma racional, el alma irascible y el alma concupiscible:
- El alma racional se corresponde con la parte más racional del ser humano. Representa la parte predominante en aquellos hombres que buscan la sabiduría, que son los filósofos.
- El alma irascible se corresponde con la parte del cuerpo más atraída por los impulsos y pasiones nobles, como la valentía y el coraje. Aquellos que buscan los honores y el poder son aquellos que se encuentran gobernados por esta parte del alma, son los guerreros.
- Por último, el alma concupiscible se corresponde con la parte que se siente más atraída por los placeres materiales y los deseos banales, como el placer y el dinero.
3. Ética y Política en Platón: Dos Sentidos de la Justicia a partir del Intelectualismo Moral y la Doctrina del Alma
Platón fue un filósofo de la antigua Grecia, alumno de Sócrates y profesor de Aristóteles. Además, escribió el Fedón, el Banquete y la República. El pilar de la teoría política de Platón es que la educación debe estar garantizada y controlada por el Estado. A través de la educación, es el Estado quien va a decidir a qué clase social pertenece cada ciudadano según el sistema educativo vaya permitiendo reconocer qué cualidad del alma sobresale o destaca en cada niño a partir de una clasificación de enseñanzas por edades. Platón establece la forma en la que el Estado se organiza de la forma más virtuosa posible. En La República, Platón describe una polis ideal compuesta por tres clases de ciudadanos:
- Los productores, la clase más numerosa, formada por campesinos, artesanos y comerciantes, se encargan de abastecer la ciudad con bienes necesarios. Su virtud principal es la moderación, regulada por el alma concupiscible.
- Los guerreros, un grupo menos numeroso, son responsables de la seguridad interna y externa de la polis, destacando por su valentía, gobernada por el alma irascible.
- Finalmente, los gobernantes, la clase más reducida, deben ser filósofos, los únicos capaces de conocer la justicia (nomikón) y gobernar con sabiduría, basados en la razón.
Esta estructura busca la armonía y el bien común en la ciudad.