Platón y el conocimiento absoluto

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La simplicidad y la inmortalidad del alma

La prueba por la simplicidad: Lo que tiene partes, está sujeto a nacimiento, cambio y muerte, en función de la congregación y disgregación de tales partes. Los elementos que forman algo no desaparecen, pero pueden disgregarse, y la disgregación de las partes de algo supone su destrucción o muerte. Así sucede con el cuerpo, que es compuesto, pero no con el alma, pues ésta es simple. Al no tener partes, no puede disgregarse, y por tanto no puede desaparecer. Es inmortal. Sin embargo, aunque el alma no tiene partes, si tiene diversas funciones. De ese modo, habría una función relacionada con la razón (alma racional), otra con la voluntad (alma irascible) y otra con el apetito o los deseos (alma concupiscible). Platón tratará de explicar la interrelación entre estas funciones por medio de la alegoría del carro alado. En esta alegoría, Platón presenta un carro tirado por dos caballos, uno blanco, voluntarioso y noble (alma irascible) y otro negro potente, pero tozudo y díscolo (alma concupiscible), y un auriga que trata de controlar a ambos para que tiren en la misma dirección, al unísono y en dirección a la verdad (alma racional). Así, el alma racional ha de aplacar los instintos del alma concupiscible mientras dirige la voluntad del alma irascible.

Epistemología

EPISTEMOLOGÍA Dualismo epistemológico: doxa /epistente Platón, al igual que su maestro Sócrates, defendía la posibilidad de alcanzar el conocimiento de verdades absolutas, eternas e inmutables. Se oponía a los sofistas. Estos eran escépticos respecto de encontrar tales verdades, a causa del fracaso y la falta de acuerdo de los primeros filósofos en la indagación acerca del primer principio u origen (ápzú, arjé) de la naturaleza (cpóotg, physis). Los sofistas creían que no era posible alcanzar el acuerdo en estas cuestiones, y defendían que en lo referente a los asuntos humanos y de la polis, todo era subjetivo, opinable, y finalmente dependía de los acuerdos, de la convención (vógog, nómos). Los sofistas creían que no hay una verdad, sino sólo diversas opiniones, y se valían de la oratoria y la retórica para tratar de imponer las suyas propias. Platón cree que es precisamente esta falta de criterios objetivos, eternos e inmutables la causa de los conflictos, la corrupción y el declive de Atenas. Su principal preocupación es la de establecer unas normas comunes para el buen funcionamiento de la ciudad (71òÀ1s-, polis). La Justicia, por ejemplo, no puede ser materia de opinión; no puede cambiar de un día para otro. Y lo mismo ocurre con el Bien, la Bondad o la Belleza. El camino del conocimiento será la búsqueda de estas Ideas inmutables. Platón hace uso de dos mitos para explicar nuestro modo de conocer:

  • el mito de la caverna 9k=
  • el mito de la línea.

El mito de la caverna, presenta unos hombres maniatados en el interior de una caverna. Tras ellos, unos sujetos pasan tras un muro portando objetos que proyectan sombras sobre la pared. A lo largo de su vida los hombres maniatados sólo han visto esas sombras, por lo que su conocimiento del mundo se reduce a la visión

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