El Plan de Estabilización y los Planes de Desarrollo en la economía española

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El Plan de Estabilización

Hacia 1957, la economía española estaba al borde del colapso, sin reservas en el Banco de España, gran déficit comercial, inflación y fuerte desequilibrio presupuestario. Por ello, en 1959, entra en vigor el Plan de Estabilización diseñado por los ministros tecnócratas del Opus Dei, siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y del FMI.

Medidas del Plan de Estabilización

El principal objetivo de este plan fue acabar con la ineficaz política autárquica para evitar la bancarrota y liberalizar la economía, evitando así el aislamiento económico de España. Dentro de las principales medidas, encontramos la reforma de la Hacienda española: se elevaron los tipos de interés, limitaron los créditos bancarios al sector privado y el gasto presupuestario y se abolieron los precios protegidos. Por otro lado, se produjo la liberalización de las inversiones extranjeras para permitir una mayor entrada de capital y empresas al país, lo que supuso crecimiento económico y la creación de una clase media consumista.

Planes de Desarrollo

Mas tarde, entre 1963 y 1973, se llevaron a cabo los Planes de Desarrollo, cuyos objetivos fueron planificar y regular el crecimiento económico mediante incentivos y ayudas fiscales al sector privado y la exportación. Para ello, se crearon polos de desarrollo industrial, zonas de promoción de la industria y polígonos de descongestión industrial en Madrid y Barcelona.

Resultados de los Planes de Desarrollo

Como resultado, existió un crecimiento económico y de la renta per cápita entre 1960 y 1975, se modernizó el sector industrial y agrario (gracias a las nuevas tecnologías) y aumentó la demanda del sector servicios.

Impacto social y demográfico

No obstante, se acentuaron los desequilibrios geográficos, la emigración y la dependencia tecnológica del exterior, por lo que el modelo, en la práctica, fue frágil, pero no del todo ineficaz.

Todos estos cambios económicos provocaron, a su vez, cambios demográficos y sociales. Durante los años sesenta, hubo una masiva emigración rural hacia las ciudades y Europa (más de un millón de personas abandonaron España rumbo a países como Alemania, Francia...). También aumentó la natalidad y disminuyó la mortalidad, fruto ello de las mejores condiciones de vida, por lo que la población aumentó considerablemente.

Dentro del marco social, se agudizó el desequilibrio en el reparto de la riqueza y la vivienda experimentó cierto déficit. Asimismo, pese al escaso gasto público e insuficiente dotación en educación y sanidad, el desarrollo económico propició la aparición de la sociedad de consumo (tele, coches, electrodomésticos…), gracias, en parte, a la incorporación de la mujer al mundo laboral. Finalmente, apareció una sociedad joven con una nueva mentalidad (más abierta a la sexualidad, alejada de la Iglesia, nuevos hábitos y modas que llegaron con el turismo), ajena al tradicionalismo del régimen.

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