Pioneros de la Música Moderna: Stravinsky, Schönberg y la Vanguardia del Siglo XX

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Igor Stravinsky: La Revolución del Ritmo

La figura del compositor ruso Ígor Stravinsky resume gran parte de la historia de la música europea del siglo XX. Aunque no aportó nuevas sutilezas en el sentido tradicional, revitalizó el elemento más antiguo y fundamental de la música: el ritmo.

La formación de Ígor estuvo inicialmente relacionada con el nacionalismo ruso, destacando sus primeros ballets compuestos para Serguéi Diáguilev y sus Ballets Rusos.

Primer Periodo: La Consagración del Ritmo (París)

Instalado en París, Stravinsky compuso obras que marcaron un antes y un después en la historia de la música:

  • El pájaro de fuego (1910)
  • Petrushka (1911)
  • La consagración de la primavera (1913)

En estas obras, el ritmo se erige como el motor fundamental. El público de la época, acostumbrado al artificioso buen gusto de la música de salón, promovió un notable escándalo ante esta música agresiva y revolucionaria, especialmente con el estreno de La consagración de la primavera.

Segundo Periodo: Simetría y Precisión (Neoclasicismo)

A partir de 1913, Stravinsky evolucionó hacia un estilo más contenido y preciso, conocido como neoclasicismo. Obras como:

  • La historia del soldado (1918)
  • Pulcinella (1920)

Se distinguieron por su simetría, precisión y una notable economía en el uso de materiales. Tras la Segunda Guerra Mundial, su producción incluyó la ópera The Rake's Progress (1951).

Tercer Periodo: Exploración Serial

Cambiante e inquieto, Stravinsky, inicialmente un enemigo declarado del dodecafonismo y del serialismo, sorprendentemente exploró posteriormente el sistema serial en sus últimas obras. La figura de Stravinsky, promotor del formalismo y la innovación constante, es de la más alta talla en la música del siglo XX.

La Segunda Escuela de Viena: Expresionismo y Dodecafonismo

El expresionismo artístico, al que ya nos hemos referido, atrajo a un amplio sector de artistas. En la música, este movimiento unió a compositores en la búsqueda de superar su propia capacidad expresiva para representar de la forma más absoluta su mundo interior. Los principales exponentes de la Segunda Escuela de Viena fueron Arnold Schönberg, Alban Berg y Anton Webern.

Arnold Schönberg: El Padre del Dodecafonismo

Arnold Schönberg, influenciado inicialmente por el estilo wagneriano y por Gustav Mahler, fue el pionero de la atonalidad y el creador del método dodecafónico.

Primer Periodo: Hacia la Atonalidad

En sus primeras obras, Schönberg reflejó una situación extrema en la que cada vez se atentaba más contra la tonalidad, como se aprecia en su poema sinfónico Pelleas und Melisande (1903).

Segundo Periodo: Abandono Tonal y Pierrot Lunaire

Schönberg abandonó el sistema tonal con su jerarquía de sonidos (tónica, dominante). Al haber destruido las normas de tonalidad, no encontró de momento ningún sistema que las reemplazara. Recurrió entonces a escribir música para poemas y depender de los textos para que formaran y articularan la música; así nació el influyente ciclo titulado Pierrot Lunaire (1912). Su obra teórica Tratado de Armonía (1911) fue fundamental para entender su pensamiento.

Tercer Periodo: Codificación Dodecafónica

En 1923, Schönberg codificó el método dodecafónico. El dodecafonismo consiste en utilizar los doce sonidos de la escala cromática en una serie (original, invertida, retrógrada o invertida retrógrada), quedando cada autor en libertad de hacer de ella el uso que su intención y capacidad le dicten. En las primeras obras que Schönberg escribió con esta técnica, aparece una gran preocupación formal exigida para demostrar la utilidad del sistema, como en sus Variaciones para orquesta (1928).

Último Periodo: Exilio y Legado

Tras la subida de Hitler al poder, a finales de 1933, Schönberg se trasladó a los Estados Unidos por invitación del conservatorio de Boston. Allí compuso obras significativas como Oda a Napoleón Bonaparte (1942). Acabada la Segunda Guerra Mundial en 1947, creó la impactante cantata Un superviviente de Varsovia. El genio de Schönberg, junto a sus compañeros y amigos Alban Berg y Anton Webern, mantuvo una estrechísima colaboración elaborando y desarrollando los postulados de la más avanzada vanguardia musical.

Alban Berg: Expresionismo Romántico

Alban Berg expresó a través del nuevo lenguaje atonal un expresionismo de lejana resonancia romántica. Sus obras más destacadas incluyen el Concierto de cámara (1925) y las óperas Wozzeck (1925) y Lulú (inconclusa, 1937).

Anton Webern: Concision y Pureza

Las obras de Anton Webern son la más alta muestra de concisión, brevedad y pureza de estilo, escritas con una técnica minuciosa y perfecta. Han sido aceptadas con mucha lentitud a causa de sus planteamientos radicales y su extrema densidad musical.

Otras Tendencias y Compositores del Siglo XX

Compositores Rusos: Prokófiev y Shostakóvich

En la Unión Soviética, compositores como Serguéi Prokófiev y Dmitri Shostakóvich desarrollaron estilos distintivos. Prokófiev, con una música audaz que en cierto modo representaba una 'marcha hacia atrás' respecto a las vanguardias más extremas, buscaba una claridad y lirismo renovados. Shostakóvich, por su parte, con una música a menudo más sencilla y directa, representaba una 'marcha hacia adelante' en su accesibilidad y su capacidad para conectar con un público amplio, a menudo bajo la presión del régimen.

Música Utilitaria y Nuevas Corrientes en Europa Occidental

Algo en cierto modo semejante ocurrió en la Europa Occidental, cuando algunos compositores estimaron que, después de las experiencias atonales, el lenguaje musical debía simplificarse y hacerse asequible a un público hostil, dando lugar a la llamada 'música utilitaria'. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, los resultados fueron de una espantosa vulgaridad. Una de las principales figuras de este movimiento fue Paul Hindemith.

También surgió el Grupo de los Seis compositores franceses, con figuras como Jean Cocteau (como ideólogo) y Arthur Honegger, que buscaban una música más ligera y accesible, en reacción al romanticismo y el impresionismo.

Con la Segunda Guerra Mundial, aparece en Francia un grupo de tendencias distintas, más vinculado a una música trascendente y que comprende y acepta el procedimiento serial. Esta corriente, continuadora de la obra de Schönberg y Webern, está representada por Olivier Messiaen (con influencias de la música hindú y el canto de los pájaros) y Pierre Boulez, quien llevó el serialismo a sus últimas consecuencias.

En Italia, destacó Luigi Dallapiccola; en Inglaterra, Edward Elgar y Benjamin Britten.

Figuras Independientes: Béla Bartók

Una gran figura independiente fue el húngaro Béla Bartók, quien fusionó la música folclórica de Europa del Este con técnicas modernas. Sus obras más célebres incluyen Música para cuerda, percusión y celesta (1936) y la serie pedagógica Microcosmos (1926-1939).

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