Pioneros de la Hipnosis y la Histeria: El Legado de Mesmer y Charcot

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Historia de la Hipnosis: Pioneros y Descubrimientos

Mesmer (1734-1815): El Magnetismo Animal

La historia de la hipnosis, tal como la conocemos, comienza con Franz Anton Mesmer. Al llegar a París, Mesmer estaba convencido de poseer una fuerza o fluido especial, al que denominó magnetismo animal. Según su teoría, este fluido estaba compuesto por una sustancia que fluía en corrientes, atravesando el sistema nervioso y vascular del cuerpo humano. Para Mesmer, la enfermedad era el resultado de una obstaculización en la circulación de este fluido vital por el cuerpo.

El tratamiento propuesto por el magnetizador consistía en restablecer dicha circulación. Para ello, el magnetizador y el enfermo se sentaban uno frente al otro, tocándose los pies o las manos, lo que funcionaba como polos de carga. También se aplicaban las manos sobre la cabeza del paciente. Este "circuito" podía ser formado por varias personas, e incluso se podían utilizar elementos como árboles o lagos como puntos de carga para potenciar el efecto.

Charcot (1823-1893): Histeria y Neurología

Jean-Martin Charcot fue una figura de poderosa trascendencia en la medicina, con numerosas obras que abarcaron una gran amplitud de dominios, incluyendo:

  • Reumatismo crónico
  • Gota
  • Hemorragias cerebrales
  • Ataxia
  • Esclerosis lateral amiotrófica
  • Afasia

Charcot sostenía la teoría de las localizaciones cerebrales y fundó la famosa escuela de la Salpêtrière, formando a muchos discípulos. Se le considera el fundador de una nueva rama de la medicina: la Neurología.

El Trabajo de Charcot sobre la Histeria

Sin embargo, por lo que más se le recuerda es por su innovador trabajo sobre la histeria. En 1870, en el hospital de la Salpêtrière, se hospitalizaba a pacientes "alienadas", histéricas y epilépticas, todas mezcladas. Tras una remodelación del edificio, estas enfermas fueron evacuadas y se encargó a Charcot la labor de reorganización. Se creó una sección específica para histéricas y epilépticas, y fue entonces cuando Charcot logró describir pormenorizadamente la enfermedad de la histeria. Incluso llegó a afirmar la existencia de la histeria masculina, un concepto revolucionario, ya que hasta entonces se consideraba una enfermedad específicamente femenina.

Charcot consideraba la histeria y la epilepsia como dos grandes neurosis que compartían el síntoma de la convulsión. Comenzó su trabajo con los más de cinco mil enfermos estables de su sección, observándolos en su gabinete y comparando sus casos. Así logró delimitar los tipos de enfermedad y sus características específicas, catalogando las diferentes patologías.

A pesar de sus esfuerzos, con su método anatomoclínico, Charcot buscó infructuosamente la localización de una lesión cerebral desencadenante de la histeria. Finalmente, definió la histeria como una neurosis funcional del sistema nervioso, atribuida a una degeneración nerviosa de origen hereditario, que podía ser desencadenada por agentes como intoxicaciones o infecciones.

Al no encontrar un sustrato neurológico claro para la explicación de la histeria, Charcot entendió que la histeria no estaba causada por una lesión, sino por una disfunción del sistema nervioso. De este modo, la histeria pasó a ser considerada una degeneración congénita del sistema nervioso que impedía la integración de los procesos nerviosos superiores. Esta incapacidad, en presencia de ciertos desencadenantes, originaba una serie de síntomas.

La lista de agentes provocadores de la histeria, según Charcot, resultaba casi interminable e incluía:

  • Herencia
  • Traumas nerviosos
  • Traumas morales
  • Intoxicaciones
  • Accidentes
  • Prácticas religiosas exageradas
  • Continencia o excesos venéreos

Para Charcot, todo lo relacionado con lo genital siempre se vinculaba con la enfermedad.

Charcot y la Hipnosis Experimental

Charcot utilizó la hipnosis como un protocolo experimental, provocando mediante ella los síntomas histéricos, en lo que se podría describir como una "hipnosis de laboratorio". Creía que la hipnosis se desarrollaba en tres fases:

  1. Letargia: Caracterizada por relajación, sueño profundo y ausencia de actividad intelectual. En esta fase, la sugestión no era posible.
  2. Catalepsia: Se manifestaba con rigidez y flacidez muscular. El paciente se dejaba manipular, y las sugestiones musculares eran posibles.
  3. Sonambulismo: Fase de máxima receptividad hacia las órdenes del hipnotizador.

Es importante destacar que no siempre se llegaba a las tres fases, y no todas las personas eran susceptibles de ser hipnotizadas. Charcot sostenía que la sugestionabilidad era sinónimo de debilidad intelectual.

A pesar de sus extensas investigaciones, Charcot no logró encontrar la disfunción neurológica específica que, según él, era la causa de la histeria. En sus más de 20 años de profesión, generó multitud de críticas, como la de "cultivar y estudiar la histeria sin curarla" o la de "dejarse llevar demasiado por sus enfermos o incluso por sus discípulos".

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