Pío Baroja y Miguel de Unamuno: Estilo, Pensamiento y Obras Clave de la Literatura Española

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Pío Baroja: Estilo y Obra Literaria

Estilo Narrativo y Prosa

El estilo narrativo de Baroja es directo y muy condensado; va al grano. Sus novelas están construidas con anécdotas y episodios breves basados en una observación muy próxima de la realidad cotidiana. Elude la prolijidad en la narración de los hechos y en las descripciones. Brevedad, concentración y expresividad son los principios que presiden sus novelas.

Desde el punto de vista del lenguaje, interesa señalar la enorme plasticidad de su prosa. Es rápida, vivaz, intuitiva. En pocas líneas perfila un personaje, un ambiente, una situación. Domina la frase corta y el párrafo breve. El diálogo refleja autenticidad.

Obras Destacadas de Baroja

Escribió muchísimo. Se suelen citar como sus mejores novelas las de la trilogía de La lucha por la vida, junto a otras como Las inquietudes de Shanti Andía, El árbol de la ciencia y Zalacaín el aventurero.

Por último, las Memorias de un hombre de acción comprenden una serie de veintidós novelas ambientadas en el siglo XIX español, que tienen como protagonista a Eugenio de Aviraneta, un lejano antepasado suyo que fue espía, guerrillero, conspirador, etc.

En resumen, Baroja representa un mundo abigarrado y cruel de forma aparentemente muy espontánea, haciendo uso de una enorme expresividad.

Miguel de Unamuno: Pensamiento y Creación Literaria

Preocupaciones Intelectuales

Las preocupaciones intelectuales de Unamuno son de dos tipos: por una parte, el problema de España; por otra, el sentido de la vida humana.

El Problema de España: La «Intrahistoria»

El primer tema aparece expresado, sobre todo, en los cinco ensayos que componen En torno al casticismo (1895). En ellos presenta la noción de «intrahistoria», cuyo significado reside en la representación del acontecer histórico verdadero como un proceso silencioso y anónimo, protagonizado por los pueblos, que transcurre por debajo de los grandes acontecimientos políticos (más ruidosos y superficiales, y protagonizados por las grandes personalidades), pero que carece de relevancia, verdad y profundidad. A la vez, propone que Castilla, vista de forma más bien lírica, sea el modelo de los nuevos valores políticos a instaurar.

El Sentido de la Vida Humana: Angustia Existencial

El segundo tema ocupó la mayor parte de su obra. Del sentimiento trágico de la vida (1913) expresa el deseo de inmortalidad, de divinizarse, de vivir eternamente, a pesar de las dudas insuperables acerca de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma.

El conflicto entre este deseo y la cruda realidad de que la vida humana es limitada en el espacio y el tiempo, y de que la mente humana no abriga certidumbres, sino dudas, genera un sentimiento de angustia que Unamuno presenta como el verdadero estado de autenticidad humana. Los sentimientos de solidaridad y amor, y los deseos de justicia, perfección y verdad, surgen de la colisión entre el deseo de la fe y las negaciones de la razón humana. Vivir en la duda, aunque esta sea angustiosa, es el modelo de existencia que propone Unamuno.

En sus ensayos explicó con todo detalle el origen y la forma del escepticismo angustiado que presidió su visión de la vida. La duda acerca de Dios (una duda que se vive como una derrota de la razón y una causa perdida de la fe) y su deseo de inmortalidad aparecen a lo largo de toda su obra.

Técnica Narrativa y Obras Clave de Unamuno

Sus novelas son vehículos para la expresión de estas ideas y anhelos vitales. A menudo, sus protagonistas son hechuras del propio Unamuno, quien extiende su sombra sobre ellos para convertirlos en su alter ego y transmitir a través de ellos su inquietud existencial. De este modo, les deja poca autonomía: hablan como él y, a veces, de lo mismo que él: la soledad, la angustia existencial, el deseo de sobrevivirse, las dudas acerca de la propia identidad, etc.

Su técnica narrativa es innovadora en la medida en que busca la intensidad y la concentración expresivas, a la vez que renuncia al plan argumental. Elimina la descripción y la situación; presenta a los personajes enfrentados directamente unos a otros mediante el diálogo; se despreocupa de la peripecia y la acción.

Sus obras más conocidas son:

  • Niebla (1914) (donde se halla la célebre escena en que el protagonista, Augusto Pérez, se presenta al autor, Unamuno, para pedirle que no le haga morir);
  • Abel Sánchez (1917);
  • La tía Tula (1921);
  • y San Manuel Bueno, mártir (1930).

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