Pilares del Pensamiento Filosófico: Virtud, Razón y Voluntad

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 4,25 KB

Comparación de las Éticas de Aristóteles y Platón

Platón sostiene que una persona que alcanza el conocimiento de la Idea de Bien es una persona sabia. Una persona sabia será, por ende, virtuosa, y dado que la virtud máxima es la justicia, será también una persona justa. Para alcanzar la justicia, es necesario dominar las partes irascible y concupiscible del alma mediante la razón, conduciéndolas a la fortaleza y a la templanza, respectivamente, y logrando así un estado de armonía entre las tres partes del alma.

Aristóteles, por su parte, considera que para alcanzar la felicidad es fundamental ejercitar las virtudes intelectuales y éticas, empleando la razón en las acciones para moderar los vicios y las costumbres.

La principal semejanza entre ambos filósofos radica en que la política es la culminación de la ética.

La Demostración de la Existencia de Dios en Descartes

Descartes se percató de que solo poseemos la res cogitans (sustancia pensante) y quería determinar si podíamos estar seguros de algo más. Se encontraba solo con su pensamiento (solipsismo) y necesitaba encontrar una forma de salir de esa situación.

Para ello, analizó las ideas que posee, clasificándolas en:

  • Adventicias: aquellas que parecen provenir del exterior.
  • Facticias: aquellas que parecen ser producto de la imaginación.
  • Innatas: como la idea de su propio cogito, de la cual no duda y que no procede del exterior.

Posteriormente, Descartes identifica otra idea: la de un ser infinitamente perfecto, la idea de infinitud. Se cuestiona el origen de esta idea, aplicando el principio de causalidad, que establece que el efecto no puede ser mayor que su causa.

Al darse cuenta de que es una idea innata, se pregunta si puede proceder de él mismo, un ser imperfecto. Por lo tanto, llega a la conclusión de que solo un ser tan perfecto como la idea misma pudo haberla infundido en su mente.

Por consiguiente, si Dios existe, no puede permitir que seamos engañados, ni siquiera al realizar operaciones matemáticas.

La Doctrina del Iluminismo y la Gracia Divina

El Iluminismo es un proceso cognitivo en el que se transita de lo sensorial —donde los sentidos son meros informadores— hacia el pensamiento racional. Al pensar, se alcanza lo inmutable, lo eterno: la Verdad, que es Dios. Esta Verdad es el signo de su trascendencia, ya que Dios es la perfección misma (concepto presente en Platón y el Neoplatonismo).

Dios ilumina al ser humano con la Gracia divina, que es la luz de la razón de Dios. De este modo, Dios ilumina las ideas eternas o Formas que existen junto a Él como modelos de todo lo creado. El hombre, al contemplar esa luz, participa de Dios, lo que explica su presencia en el interior del ser humano.

El ser humano está compuesto de cuerpo y alma. El alma, inmortal, es creada a imagen y semejanza de Dios, mientras que el cuerpo es mortal (lo que se conoce como dualismo antropológico).

Según esta doctrina, Dios creó el cuerpo y el alma una sola vez, y nuestros padres nos los transmiten (Traducianismo, una doctrina sobre la transmisión del alma que, cabe señalar, no es la misma que la sostenida actualmente por la Iglesia Católica).

El Concepto de Libre Albedrío y el Problema del Mal

Existen dos tipos de mal: el mal físico, que es simplemente una carencia de ser y no posee una relevancia moral intrínseca, y el mal moral, que sí la tiene.

Dios quiso crear al ser humano libre para elegir entre el bien y el mal. Aunque Dios revela cuáles son las acciones buenas (Libertas), dotó al hombre de libertad de la voluntad para decidir qué hacer; este es el libre albedrío. Es decir, la decisión final siempre recae en el ser humano, incluso si Dios conoce de antemano lo que este decidirá.

Por lo tanto, el mal que comete el ser humano es responsabilidad exclusiva del propio individuo.

Dios ilumina a todos con su Gracia para que puedan discernir dónde reside el bien. Si, a pesar de ello, se decide obrar el mal, la culpa recae en la propia voluntad humana.

Entradas relacionadas: