Perspectivas Subjetivistas, Ocio y Experiencia Turística en la Sociedad Posmoderna
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Perspectivas Subjetivistas en la Sociología del Turismo
Perspectivas Fenomenológica-Etnometodológica y Posmoderna
Estos enfoques también estudian al turismo desde la perspectiva de los turistas, considerándolos actores sociales. Sin embargo, centran su atención en el modo en que los turistas perciben y aprecian el mundo de lo vivido, analizando la complejidad de la experiencia desde el punto de vista del que la vive, entre una multitud de realidades posibles. Así, entender la experiencia turística requiere apreciar los puntos de encuentro o confluencia de los individuos, estudiando las relaciones y nudos de comunicación entre roles, el lugar visitado y el momento en que transcurre la acción.
La sociedad posmoderna está dominada por un proceso de des-diferenciación, caracterizado por la difuminación de la separación entre espacios de trabajo y de ocio. Esto significa que los espacios turísticos se mezclan con los espacios de ocio, cultura, deporte, comerciales, etc. El turismo se ha integrado en la cultura posmoderna, donde la realidad es un producto de la industria cultural y de los medios de comunicación electrónicos. La vida social está influida, principalmente, por imágenes y signos. Las fronteras entre lo real y la imitación quedan abolidas, y por ello es difícil distinguir entre los originales y las falsificaciones, o establecer la diferencia entre la verdad y la no-verdad. Las personas se convierten en consumidores de espectáculos que simulan e imitan la vida real.
El Ocio en la Sociedad Actual
El Turismo como Ámbito del Ocio
La importancia que adquiere el ocio en la sociología contemporánea está relacionada con las transformaciones que han experimentado las actividades de ocio en la sociedad desde el siglo XIX hasta alcanzar su significación actual. El ocio se convierte en una actividad accesible a la mayoría de la población, expresándose en distintos ámbitos: desde lo económico hasta incluir el turismo y la actividad turística, pasando por su manifestación en la vida social, política y cultural. Este avance y consolidación, como señala Dumazedier, tiene que ver con el incremento del tiempo libre disponible para buena parte de la población debido a las transformaciones tecnológicas en el trabajo, la inserción laboral tardía y las jubilaciones anticipadas, así como la existencia de una mayor esperanza de vida asociada a las mejoras de vida en general, entre otras. También hay otros elementos significativos que centran el interés por el ocio como factor económico y político, en el cambio positivo en la consideración sociocultural, y en el dinamismo que adopta en las múltiples formas de expresión individual y colectiva. Hoy en día, el ocio adquiere una destacada importancia en el ámbito económico por la emergencia y consolidación de la industria de la cultura y el ocio.
El Ocio como Experiencia Humana
Siguiendo a Goytia (2004), se puede afirmar que los cambios culturales en la posmodernidad conciben el ocio como un ámbito de la experiencia humana que no es un tiempo (tampoco es un bien de consumo ni una actividad), sino una vivencia propiciada por un estado mental que permite disfrutar de algo con lo que otros, tal vez, no disfrutan. Es decir, se entiende el ocio como un modo de ser y percibir, un estado mental, un ámbito de la experiencia humana determinado por la actitud con la que se lleva a cabo una acción. Y para que pueda ser referida como una vivencia personal satisfactoria, ha de ser una experiencia al margen de obligaciones habituales que se vive como una ocupación gustosa, querida, elegida libremente y considerada como un fin en sí mismo.