Perspectivas Filosóficas sobre el Lenguaje: Saussure y Wittgenstein
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El lenguaje como estructura: La visión de Saussure
La teoría estructuralista del lenguaje está estrechamente ligada a la figura del suizo Ferdinand de Saussure.
El enfoque diacrónico de las lenguas puede ser muy útil para estudiar las relaciones entre los distintos idiomas o cómo van cambiando con el tiempo. Sin embargo, Saussure también estaba interesado en una perspectiva sincrónica del lenguaje, ya que prestó mucha atención al modo en que funciona una lengua en un momento específico.
Según Saussure, una lengua está formada por un conjunto de signos que se relacionan entre sí según ciertas reglas determinadas; este sistema es lo que actualmente llamamos estructura de la lengua. Los elementos del sistema lingüístico adquieren sentido gracias a la posición que ocupan en esta estructura. El significado de un signo está asociado a un conjunto de posiciones y relaciones concretas.
El lenguaje como representación: Wittgenstein y el Tractatus
Además de la interpretación estructuralista, también se han propuesto otras importantes teorías filosóficas acerca del lenguaje; destaca la de Ludwig Wittgenstein.
En su primera etapa, Wittgenstein publicó el Tractatus Logico-Philosophicus, en el que se defendía la idea de que el lenguaje es una especie de imagen de los hechos que se producen en la realidad. El Tractatus se proponía aclarar los límites del pensamiento estableciendo qué cosas se pueden pensar con sentido. Según el primer Wittgenstein, para que una afirmación tenga sentido han de cumplirse dos condiciones:
- No debe ser contradictoria.
- Tiene que respetar las reglas de la lógica.
El Tractatus, además, establece una distinción fundamental entre los hechos y las cosas. Según esta obra, el lenguaje es una figura o imagen de los hechos que sirve para representarlos, del mismo modo que un mapa sirve como modelo de un territorio.
De acuerdo con el Tractatus, el lenguaje está formado por frases que afirman o niegan algo. Las afirmaciones que se refieren a hechos básicos se denominan proposiciones elementales. Esta teoría se conoce como atomismo lógico. Los hechos atómicos son lógicamente independientes, por lo que solo podemos saber si son verdaderos o falsos mediante la experiencia.
Las proposiciones complejas son combinaciones de proposiciones elementales. Serán verdaderas o falsas en función de la verdad o falsedad de las proposiciones elementales que las componen.
El límite del lenguaje que podemos usar lógicamente marca el límite de la realidad que podemos expresar.
El lenguaje como “caja de herramientas”: Wittgenstein y los juegos del lenguaje
En una etapa posterior, Wittgenstein revisó su filosofía del lenguaje, haciendo una crítica radical de las ideas expuestas en el Tractatus. En sus Investigaciones Filosóficas explica cuál es el error fundamental de su obra anterior. Para el segundo Wittgenstein, el lenguaje es un conjunto de actividades con muchos usos distintos.
Wittgenstein denomina juegos del lenguaje a estas distintas actividades; su idea básica es que el significado de las palabras está asociado al uso que hacemos de ellas.
En sus Investigaciones Filosóficas propone asignar un nuevo papel a la filosofía: su función ya no será determinar qué es lo que puede o no puede decirse con sentido, sino analizar cuáles son los diversos usos del lenguaje.
Para el segundo Wittgenstein, en los campos de la metafísica, la ética o la religión, lo que ocurre a menudo es que se emplea el lenguaje propio de un juego lingüístico para desarrollar otro juego lingüístico completamente diferente, generando confusión filosófica.