Perspectivas Filosóficas sobre Conciencia, Lenguaje y Realidad
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El Problema de la Filosofía en Wittgenstein
Wittgenstein plantea también en esta segunda etapa el problema de la filosofía. La filosofía produce una fascinación porque es un embate contra los límites del lenguaje y busca siempre tratar problemas que están más allá de nuestra comprensión. Por ello, su problema es el mal uso del lenguaje. La filosofía debe tener como tarea aclarar y elucidar conceptualmente los términos del propio lenguaje para que no puedan ser utilizados de forma errónea. Así, su función es descubrir y poner en claro las estructuras del lenguaje esclareciendo las reglas y, con ello, determinar el uso correcto del lenguaje.
El Problema del Hombre y de la Moral: Antropología y Ética
La ética y la estética trascienden el mundo pues van más allá de la realidad. La estética mira a los objetos como obras de arte dándoles un sentido estético y la ética analiza a los sujetos como seres morales yendo más allá de su propia realidad física dándoles un sentido ético. Así, ética y estética tratan sobre el sentido de las cosas, algo característico del ser humano.
Del problema de la propia filosofía como búsqueda del sentido de la vida, de la muerte y del problema de la vida eterna no se puede hablar pues no hay experiencia. Así, reflexionar sobre ello nos lleva a lo místico que es inexpresable y se muestra en el sentimiento. Y al ser un sentimiento, y no un hecho, hace que no se pueda hablar de ello ni explicarlo. Sin embargo, lo místico es característico del ser humano y no puede abandonarse.
Comentario sobre Marx
Pero, asimismo es evidente que en Alemania no se puede escribir este tipo de historia, ya que los alemanes carecen, no solo de la capacidad de concepción y del material necesarios, sino también de la "certeza" adquirida a través de los sentidos (el idealismo alemán).
El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también en los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir también para mí mismo; y que el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad, de los apremios del intercambio con los demás hombres.
La conciencia, por tanto, es ya de antemano un producto social, y lo seguirá siendo mientras existan los seres humanos.
La idea central de este texto se ubica en el origen social de la conciencia humana. Empieza criticando a los filósofos alemanes del momento, los jóvenes hegelianos (idealistas), para quienes lo importante es la idea y la realidad solo su reflejo. De ahí que pretendan explicar la historia a partir de las ideas políticas o religiosas, haciendo que sea la realidad la que se ajuste a ellas, y no a la inversa. En el texto, Marx señala que "en Alemania no se puede escribir este tipo de historia ya que carecen de la 'certeza' adquirida a través de los sentidos".
Marx propone un nuevo enfoque para la historia, la cual debe estudiarse en relación con la base material de la que es producto. Sostiene que son las relaciones materiales que se establecen entre los hombres y los modos de producción, el origen de la historia. Por eso, en el texto señala que "la conexión materialista de los hombres entre sí… adopta constantemente nuevas formas y que ofrece, por consiguiente, una historia".
Continúa afirmando que, así como la historia es un producto social, también lo es la conciencia, ya que son las relaciones materiales que existen entre los hombres las que producen el tipo de conciencia existente en una sociedad. Aclara que no se trata de una conciencia "pura", sino de una conciencia "preñada" de materia, porque es la realidad material la que determina las ideas, y no a la inversa.