La Perspectiva de Hannah Arendt sobre el Totalitarismo: Orígenes, Características y Desafíos Actuales
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La Peculiaridad y Complejidad del Totalitarismo según Arendt
Aunque en muchas ocasiones se usa la expresión «totalitarismo» para aludir a fenómenos de dominio más o menos tiránico, en Los orígenes del totalitarismo, Arendt lo empleaba para mostrar la irrupción de una forma de organizar la sociedad desconocida hasta entonces y cuyas consecuencias habían impregnado la política, el pensamiento y la ciencia misma.
En su concepción, los gobiernos totalitarios comparten las siguientes características:
- La transformación de las clases sociales en masas.
- La suplantación del sistema de partido por un movimiento de masas.
- El desplazamiento del centro del poder del ejército a la policía.
- La aplicación de una política exterior encaminada a la dominación mundial.
Arendt no consideraba el totalitarismo un fenómeno estrictamente ideológico. Para que el totalitarismo tuviera éxito, tuvo que aplicar una lógica de la exclusión que primero se exige a los militantes del partido y, cuando el poder lo permite, a la totalidad del Estado. En el caso del nazismo, esa lógica requería evitar toda relación con las personas de origen judío, mientras que en el estalinismo se exigía la ruptura con los que se consideraban opuestos a la clase trabajadora. El totalitarismo solo existe en sentido estricto cuando ejerce el poder.
La Deshumanización Totalitaria de los Individuos
La realidad compleja y diversa se simplifica y queda reducida desde el totalitarismo a un único principio que explica cuanto ocurre. En el totalitarismo se ponen todos los poderes a su servicio y se busca sin cesar y sin ningún límite el triunfo de su principio racial o de clase. El campo de concentración se convierte en su instrumento más necesario, aunque Arendt advirtió diferencias entre los de la Unión Soviética, un purgatorio donde se combinaba la desatención con un caótico trabajo forzado, y los campos nazis, un infierno. En ambos casos, el totalitarismo logra su objetivo de deshumanizar a los sujetos.
Los Orígenes del Totalitarismo según Arendt
Arendt no solo quería describir en qué consistió el fenómeno totalitario y exponer cuáles fueron sus consecuencias, sino que aspiraba también a explicar su origen. El totalitarismo tenía sus antecedentes en dos fenómenos de la propia historia europea que facilitaron su desarrollo: el imperialismo y el antisemitismo.
El Imperialismo
Se aplicó sobre comunidades extraeuropeas sin reconocer ningún tipo de legalidad que amparase a los habitantes autóctonos. Bastaba el dominio europeo para disponer a capricho de las personas y de los bienes. En el imperialismo, el poder es el único contenido de la política. Para justificar el imperialismo, se propusieron diversas teorías sobre la superioridad de unas razas sobre otras, pero fue en Europa, con el antisemitismo, donde se desarrollaron una serie de mitos que facilitaron la culpabilización de los judíos como enemigos de la nación.
El Antisemitismo
El Estado de derecho empezó a desaparecer y la igualdad de derechos y de deberes de todos los ciudadanos se puso en cuestión para considerar a los judíos o a cualquier otro grupo un cuerpo extraño al que culpar de los males y de los conflictos. La búsqueda de unidad, de pureza y de cohesión afectó también a otros grupos, pero se sirvió del antisemitismo para elevar la raza a principio fundamental de diferenciación. El antisemitismo tradicional del siglo XIX, al que se le añadieron los instrumentos políticos aprendidos del imperialismo y las lecciones de la organización burocrática e industrial del siglo XX, constituye el origen del mal radical que representaron después los campos de exterminio.
Los Síntomas del Totalitarismo en la Sociedad Contemporánea
La derrota nazi en la Segunda Guerra Mundial y la caída del estalinismo unos años después no impedirían que el totalitarismo surgiera de nuevo si se dieran las condiciones que lo originaron. Por ello, Arendt denunció como un fenómeno más afín al totalitarismo que a los valores democráticos la «caza de brujas» que tuvo lugar en Estados Unidos durante la primera mitad de la década de 1950, en la que los sospechosos de simpatías comunistas se convirtieron en traidores a la nación. Arendt consideró que el macartismo fue un fenómeno más propio de una sociedad de masas que de individuos capaces de oponerse al poder. Había que estar alerta para que el mal no volviera a reproducirse.