Los Personajes de Mosén Millán: Un Estudio de Personalidades y Conflictos
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Los Personajes de Mosén Millán
Mosén Millán
Mosén Millán: Al ser el personaje a través del cual el narrador nos traslada los acontecimientos, Mosén Millán es el único personaje que aparece interiorizado: conocemos sus pensamientos y sentimientos frente al resto de personajes, de los que solo recibimos información por sus actos. De hecho, la novela es prácticamente un examen de conciencia de este hombre.
Su relación con Paco se define por un vaivén que va de la cercanía (bautizo, niñez, boda y muerte) a la distancia (cambio político). En cuanto a su personalidad, se nos presenta como un hombre pasivo, cobarde, débil y superado por las circunstancias, que se debate en un conflicto moral entre sus deberes sacerdotales y sus deberes humanos, lo que le provocará un fuerte sentimiento de culpabilidad que solo es consolado mediante la apelación a sus obligaciones religiosas. No se cuestiona nada de lo aceptado o tradicional.
Todo esto le lleva a la soledad y el abandono cuando el pueblo le da la espalda al verlo convertido en un instrumento del poder. La inasistencia a la misa es la declaración de condena unánime del pueblo, pues para él, la misa era la ocasión de recibir la redención por su pecado. Su único alivio final es negarse a que le paguen la misa de réquiem. Es un personaje de espacios cerrados, siempre recluido en su iglesia.
Paco
Paco: No se hace una descripción física de él, sino que se atiende preferentemente a su personalidad osada y vehemente. Tiene una psicología sencilla, es sincero, valiente, independiente y es la antítesis de Mosén Millán: mientras el cura cree que no se puede hacer nada para cambiar las cosas, Paco cree que las cosas se pueden y se deben cambiar.
Su actividad política se ve alentada por la búsqueda de justicia y defensa de los habitantes frente a las injusticias, que por unas convicciones ideológicas o doctrinales profundas. Representa también las figuras de héroe y de víctima. Héroe porque se convierte en leyenda a través del romance, y víctima porque su muerte tiene la función simbólica de representar el destino desesperado del pueblo.
Como con los héroes clásicos, ya desde un principio conocemos su destino trágico, y los recuerdos del cura nos irán mostrando una vida cargada de fatalismo mediante varias premoniciones o señales de su fin trágico, siempre relacionadas con el cura: el episodio del amuleto, el de la extremaunción o el de la boda. Se aprecia fácilmente cierto paralelismo entre su muerte y la de Cristo, pues los dos son víctimas de una delación, mueren en compañía de otras dos personas y son ejecutados por un centurión.
Resto de Personajes
Resto de personajes: La Jerónima encarna el espíritu ancestral y supersticioso y, con sus habladurías, agita la apacible vida de la aldea. Muestra su elemento cómico en la relación con el zapatero. Éste representa el espíritu inconformista y escéptico y funciona como portavoz que anticipa los cambios políticos. El médico se corresponde con el espíritu racional e ilustrado.
Los ricos son los agentes de la represalia: Don Cástulo es un oportunista que se limita a estar a bien con el poder y que basa su fuerza en la tenencia de un coche, símbolo de riqueza. Don Valeriano es el principal responsable de la barbarie que se produce en el pueblo. El Duque, más que un personaje, es una referencia social.
También podemos hablar de algunos personajes colectivos: las mujeres del lavadero y del carasol, que tienen una función de conciencia del pueblo y memoria colectiva; a los señoritos o pijaítos, que traen la violencia y la muerte al pueblo, y al conjunto de los campesinos del pueblo.