Personajes y Conflictos en 'La Casa de Bernarda Alba' de Federico García Lorca
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Bernarda Alba: El Reflejo de la Opresión y la Tradición
Bernarda Alba, figura central de la obra, se caracteriza por su carácter controlador y opresor, especialmente con sus hijas. Llega al extremo de encerrarlas y prohibirles salir de casa. Este autoritarismo se manifiesta en cada una de sus acciones, siempre enfocadas en mantener una buena imagen y reforzar el aspecto externo de su familia. Le preocupa en demasía el qué dirán y las críticas de los habitantes del pueblo. Bernarda considera a los pobres como seres inferiores, comparándolos con animales y creyendo que están hechos de "otra sustancia" que los ricos.
Su falta de compasión se evidencia en su reacción ante el dolor de su hija Magdalena, a quien le ordena llorar bajo la cama si es necesario.
Estos rasgos revelan la mentalidad tradicional y los ideales de Bernarda, así como su percepción sobre los roles de género.
La rigidez de Bernarda en cuanto al luto se debe, en parte, a su propia crianza. Ella misma vivió un luto de ocho años tras la muerte de su padre y abuelo. Aunque la decisión final es suya, está fuertemente influenciada por su pasado.
La Situación Familiar: Un Polvorín de Tensiones
Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda Alba impone un luto riguroso de ocho años a sus cinco hijas. En este ambiente asfixiante, Adela, la menor, se entera del compromiso matrimonial entre Angustias, la primogénita (del primer matrimonio de Bernarda), y Pepe el Romano. Sin embargo, Adela mantiene una relación secreta con Pepe. La familia se compone de Bernarda, sus cinco hijas, y las criadas, quienes también residen en la casa.
Poncia: Testigo y Víctima de la Tiranía
Poncia, la criada principal, trabaja incansablemente en la casa de Bernarda. A pesar de su dedicación, su trabajo no es valorado y recibe un trato despectivo por parte de Bernarda. Esta situación la lleva a sentir un profundo resentimiento y resignación, ya que su precaria situación económica y social le impide abandonar su empleo. Además, las criadas guardan rencor hacia el difunto marido de Bernarda, quien intentaba abusar de ellas. Poncia advierte a Bernarda sobre la necesidad de sus hijas de casarse y salir de la casa, pero Bernarda se niega, argumentando que sus hijas no necesitan a ningún hombre y que pueden ser felices solas. Bernarda silencia a Poncia, recordándole su condición de simple criada sin derecho a opinar.
Las Hijas: Un Abanico de Personalidades Bajo el Yugo Materno
- Amelia: Es compasiva, pero no se atreve a desafiar abiertamente las normas. Se queja de la obsesión por las apariencias, pero no actúa en consecuencia.
- Martirio: No siente atracción por los hombres. Es pesimista y ha aceptado el rol sumiso de la mujer en la sociedad.
- Magdalena: Es envidiosa.
- Adela: Es la más rebelde y sincera de las hermanas. Anhela la libertad y no teme expresar sus pensamientos.
La Abuela: La Voz de la Verdad Oculta
La abuela, María Josefa, actúa como intermediaria entre las hijas y la madre. Expresa verdades que las nietas no se atreven a decir. Sus palabras revelan la verdadera naturaleza de la situación. La crueldad de Bernarda se hace patente cuando ordena encerrar a su propia madre, arrastrándola.