El Período de Adaptación en la Escuela Infantil: Una Guía para Familias y Educadores

Enviado por Chuletator online y clasificado en Otras lenguas extranjeras

Escrito el en español con un tamaño de 10,29 KB

Intervención en el Período de Adaptación

Un momento que requiere un especial trato desde el punto de vista afectivo es el período de adaptación.

El período de adaptación es el lapso que transcurre desde que se produce la incorporación del niño o niña al centro hasta que se encuentra plenamente integrado en él.

En el período de adaptación se pretende que el niño o niña se familiarice con la escuela, tome contacto con sus compañeros y compañeras y adquiera confianza en las personas que se ocuparán de él o ella durante su estancia en la escuela.

La incorporación a la escuela infantil se realiza en el período en el que el vínculo de apego se está definiendo.

1 ¿Cómo afrontar el período de adaptación?

En este caso se encuentran tres protagonistas implicados: el niño o niña, la familia y también los educadores y educadoras.

  • En cuanto al niño o la niña, es importante que conozca el entorno y adquiera confianza en las personas que se ocuparán de su atención en la escuela. El cambio que supone la incorporación al centro puede ser muy difícil para un niño pequeño, que en la mayoría de los casos ha estado con pocas personas y en entornos conocidos a lo largo de su corta vida. Además, pasará de recibir una atención individualizada (la que recibe de su familia) a tener que compartir con otros niños y niñas la atención y la dedicación de una o dos personas adultas (sus educadoras).
  • Para las madres y padres, en general, dejar a su hijo o hija en la escuela con unas personas a las que apenas conocen también es angustioso. Requiere mucha confianza en los educadores y educadoras que van a ocuparse de su hijo o hija y asumir una cierta capacidad de separación.
  • El período de adaptación también es básico para educadores y educadoras, porque facilita el conocimiento de cada uno de los niños y niñas, de sus hábitos para comer y para dormir, de sus necesidades, de sus reacciones ante la dificultad y la frustración, etc.

2 ¿Cómo programar el período de adaptación?

No hay una única estrategia válida que se pueda estandarizar para todos los niños y niñas; la planificación del período de adaptación necesita que las familias colaboren y, si es posible, que se impliquen y participen a lo largo del proceso.

El período de adaptación se inicia en los contactos previos que el centro establece con las familias antes de la incorporación del niño o niña, en forma de reunión del grupo con otras familias y de entrevistas individualizadas.

En la programación del período de adaptación en las escuelas infantiles, cada vez es más habitual establecer unas actuaciones y una secuencia temporal en las que la familia, los educadores y educadoras y los niños y niñas coincidan en el mismo espacio, con lo cual se pretende que la adaptación a la nueva realidad se consolide de la manera más natural posible.

Secuencia de actuaciones

Una posible secuencia completa de estas actuaciones podría ser la siguiente:

  • Merienda en la escuela del grupo de niños y niñas con las familias unos días antes de empezar el curso. El pequeño va conociendo el espacio, su clase, el patio y los que van a ser sus compañeros y compañeras. También la madre y el padre van poco a poco adquiriendo confianza y perdiendo miedo. Los educadores/as en este encuentro les permiten observar diferentes reacciones de los niños/as y las respuestas de las familias ante conflictos.
  • Acompañamiento inicial. Cuando empieza el curso, el padre o la madre acompañan a su hijo/a al aula y pueden quedarse con él o ella durante todo el tiempo. La duración del acompañamiento inicial varía, pero aproximadamente dura 1 hora. Estos primeros días los niños/as no se quedan a comer.
  • Acompañamiento esporádico. Después de unos días, la madre y el padre, cuando acompañen a su hijo/a, podrán quedarse un rato con él o ella, pero después se despedirán y se irán. Es importante destacar que nunca se tienen que ir sin despedirse mientras que el niño/a esté distraído, ya que le crearía inseguridad y dificultaría su adaptación. Las despedidas no se pueden prolongar ni dramatizar para que la separación no sea más angustiosa. El niño/a permanecerá 2 o 3 horas, no se quedará a comer aún.
  • Adaptación completa. Cuando se normalice el proceso, los niños/as se quedarán a comer, dormir y, por último, a estar durante toda la jornada en la escuela.

En el mes de noviembre se puede realizar una reunión general con las familias en la que se explicará cómo se desarrolló el proceso de adaptación de los niños/as del grupo, posibles dificultades y el tipo de actividades que se realizan en un día normal.

Durante todo el proceso de adaptación se tiene que mantener una estrecha comunicación y colaboración entre familias y escuela, a través de agendas o a la entrada y salida de la escuela. Ambas partes deben estar informadas de los acontecimientos más importantes (lloros durante mucho tiempo, angustia excesiva, etc.).

Dificultades en el proceso de adaptación

El proceso de adaptación es un proceso complejo en el que pueden surgir dificultades. Las más habituales son las siguientes:

  • Imposibilidad de realizar la secuencia de adaptación que el niño/a necesita, debido a que existen motivos laborales que lo impiden. Esto ocurre cuando el padre o la madre trabajan y la posibilidad de contar con los abuelos u otros familiares para realizar el acompañamiento inicial y esporádico es muy limitada. En estos casos, los momentos de separación serán más angustiosos para ambas partes y el proceso de adaptación deberá ser seguido por los educadores/as.
  • Que el niño/a enferme durante el período de adaptación. Esta situación representa un contratiempo importante, pues supone una brusca interrupción del proceso y se pierden los avances que se lograron (sobre todo si falta muchos días), lo cual implica que a su vuelta se tendrá que iniciar de nuevo el proceso de adaptación.
  • Que la propia familia dificulte la adaptación. Sucede cuando la familia no confía lo suficiente en el centro ni en las personas responsables, lo cual entorpece la separación. Es la propia familia la que tiene dificultades para adaptarse al cambio y a la separación, y se niega a que su hijo/a pueda estar tranquilo sin ellos.
  • Que la madre o el padre tomen una licencia que no les corresponde en el acompañamiento durante el período de adaptación. En algunos casos, el hecho de permitir la entrada en el aula, puede hacer pensar a algunas madres o padres que se les abren las puertas para opinar y decidir lo que se hace en la escuela y hasta intervenir en lo que se hace con su hijo/a o con los demás niños/as. Debe quedar claro el rol de cada uno y, en caso de interferencias, hay que decírselo a las personas que corresponda de manera asertiva.
  • Incorporaciones a medio curso. Puede ocurrir por plazas disponibles, baja de un niño/a… En estos casos, las circunstancias del niño/a que se incorpora pueden ser muy diversas: es posible que ya asistiese a otra escuela, que nunca haya asistido, que haya sido adoptado recientemente o que proceda de la inmigración. En cualquier situación, siempre se tendrá en cuenta la necesidad de un período de adaptación, período que será más o menos prolongado en función de la situación concreta del nuevo alumno/a.

La adaptación en el cambio de ciclo

Pasar a 2º ciclo para un niño/a de 3 años, a la “escuela de mayores”, también precisa una adaptación.

Se rompe el lazo con la escuela y con su educadora. En estas circunstancias, será adecuado contemplar también un período de adaptación a esta nueva realidad, a la que los niños/as deben entrar de forma progresiva.

EJEMPLO: En algunos centros se contempla que la incorporación de los niños/as de P3 sea progresiva y gradual. Así, durante el primer día, solo asiste media clase durante una hora y la otra media durante otra hora. Los días siguientes, el primer grupo va a la escuela durante la primera parte de la mañana y el resto de niños/as del grupo asisten durante la segunda parte de la mañana. Llegado el viernes, ya asisten todos juntos durante toda la mañana.

3 ¿Y cuándo la madre o el padre se van?

Sea cual sea la opción de adaptación elegida, llegará el momento en el que la madre y el padre se marcharán y el niño/a solo se quedará con sus compañeros/as y la educadora. Dependiendo del niño/a, este momento puede comportar ciertas dificultades, y para algunos es una situación muy angustiosa.

Un dato importante es si se trata de niños/as que ya asistían a la escuela durante el curso anterior o si son nuevos:

  • Si son pequeños veteranos, en la mayoría de los casos la adaptación es más fácil y rápidamente se incorporarán a unas rutinas que ya conocen. De manera autónoma buscarán juguetes y las propuestas de los rincones de juego y se relacionarán con sus iguales y sus educadoras de manera relajada y tranquila. Si observamos un aula de 2 o 3 años en los primeros días de curso, fijándonos en el comportamiento y la actitud de los niños/as, será fácil saber cuáles se acaban de incorporar a ella y cuáles asistían en el curso anterior.
  • Si son niños/as que acuden al centro por primera vez, durante el período de adaptación, los educadores/as los acompañan, estarán consolándolos si hace falta, dándoles abrazos y cantándoles. Durante gran parte del tiempo se realizan juegos de falda (“5 lobitos”) y, a medida que se sienten más seguros y confiados, se irán apartando de los educadores/as para explorar el espacio y los juegos del aula y del patio. En este primer período, lo prioritario es la acogida y el acompañamiento de los pequeños. Se pueden planificar actividades diversas, por ejemplo, pintar o experimentar, pero se realizarán en función del estado afectivo de los niños/as, ya que lo prioritario es su bienestar y, en ciertos momentos, será más oportuno dejarlas para otro día.

Respecto a los niños/as que se encuentren más angustiados, hay que abrazarlos y consolarlos si lo precisan, pero evitando crear un exceso de dependencia para favorecer su integración.

Entradas relacionadas: