Percepción Sensorial y Corporeidad Humana: Olor, Sabor y Motricidad
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Percepción Sensorial y Corporeidad Humana
Olor – Aroma
El sentido del olfato es un sentido generalmente desacreditado en las sociedades contemporáneas occidentales. En el proceso de verticalización del hombre, el sentido de la vista toma preponderancia y el olfato es desjerarquizado, quedando asimilado al ámbito animal. Al hombre occidental moderno le avergüenza hablar de sus olores corporales, salvo para hablar de los de otro o para hacer humor. La publicidad permanente nos advierte de lo desagradable de nuestras naturales fragancias y promueve que las hagamos desaparecer bajo el uso de infinidad de productos químicos que tienen un olor socio-culturalmente mucho más aceptado. Los bebés muestran capacidad para reconocer el olor de su madre; los lactantes, enfrentados al olor del seno materno, dirigen su boca hacia él y adoptan la postura característica del mamar, no lo hacen por la visión, tan poco desarrollada en ese momento, sino por las capacidades de su olfato.
Gusto – Sabor
Los productos que consumimos para alimentarnos están altamente cargados de afectividad y de sentido, de acuerdo a lo que hemos ido aprendiendo en nuestra vida en cuanto a la apreciación del sabor. No solamente de la casa familiar, sino también de las identificaciones alimentarias que hemos ido haciendo a lo largo de nuestra vida en los diferentes grupos de pertenencia. Señalan los autores que sin la posibilidad del olfato, el gusto pierde el sabor y lo que se saborea resulta insípido, salvo que la vista y la consistencia (tacto de la boca) acompañen la degustación. Se come tanto con la nariz como con la boca. La apreciación del sabor se sitúa en la trama simbólica de cada cultura, se va produciendo en el devenir de la historia del grupo con las influencias que va recibiendo de otros grupos. El gusto se conforma en un entramado entre lo colectivo y lo subjetivo.
La corporeidad como expresión de lo humano
La palabra “corporeidad” es recogida con la acepción de calidad de corpóreo (que tiene cuerpo o consistencia). Es decir, un cuerpo es todo aquel objeto, animal o cosa que ocupa un espacio y, por ende, se puede percibir por los sentidos. Confundir cuerpo con corporeidad es limitar al ser humano a un animal u objeto. La persona se manifiesta a través y con su cuerpo, pero esas mismas manifestaciones son parte de ese cuerpo. De esta manera, hablar del cuerpo humano en toda su amplitud es trascender el sistema orgánico para entender y comprender al propio “humanes” (el HACER, el SABER, el PENSAR, el SENTIR, el COMUNICAR y el QUERER) y no hay ser humano sin unidad entre estos seis aspectos. Esto es la corporeidad humana y no el cuerpo humano, por lo tanto, definimos, referido al ser humano, corporeidad como: “la vivencia del hacer, sentir, pensar y querer”.
El término “motricidad” no es más que el adjetivo femenino de “motor”. Movimiento es otro de los términos con los que se asocia MOT. Se entiende la MOT como “la vivencia de la corporeidad para expresar acciones que implican desarrollo del ser humano”. El animal posee movimiento, pero no tiene conciencia de ese movimiento; el movimiento es instinto, pero no cultura, por lo que no podemos hablar en la especie animal de MOT. El hombre, al aprender a construir instrumentos y avanzar tecnológicamente, su MOT textual o instintiva se transforma en una MOT contextual o simbólica. Esta MOT simbólica es la verdadera MOT, porque es la única donde el ser humano actúa con todo su yo. Se divide en tres: