Pensamiento Pedagógico en la Edad Moderna: Humanismo, Realismo e Ilustración

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El periodo llamado Modernidad abarca desde el descubrimiento de América en 1492 hasta la Revolución Francesa en 1789. Se distinguen tres fases: Humanismo renacentista (XV-XVI), reformismo Barroco (XVII) y la Ilustración (XVIII).

Humanismo Pedagógico (Renacimiento)

1. Contexto Histórico

Origen y evolución: El Humanismo histórico marca la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, alcanzando su plenitud durante los siglos XV y XVI. Nace como anhelo de reforma y renovación, sintetizando la sabiduría cristiana y grecorromana. Su origen se encuentra en Italia con Petrarca, abriendo una nueva época de esplendor cultural con conciencia de ruptura con la época medieval y restauración intelectual, además de una reforma en la vida y costumbres. Su aspiración es convertir el saber en sabiduría, la cultura en virtud. Esta dimensión ética es clave en el Humanismo y le confiere un carácter pedagógico.

Antonio de Nebrija, apoyado por los Reyes Católicos, se convierte en el máximo representante del Humanismo en España. A partir del siglo XVI, se proyecta también hacia el Nuevo Mundo.

El Humanismo pedagógico desarrolla un carácter propio y original, y en el siglo XVI, se centra en París bajo la influencia de Erasmo de Róterdam. En ese momento, Europa vive la gran escisión del cristianismo, la ruptura de la unidad medieval y las guerras de religión. A pesar de ello, el Humanismo, tanto en países protestantes como católicos, mantiene su ideal de formación, evitando la desintegración cultural de Europa.

A partir del siglo XVII, el Humanismo comienza a decaer, en parte porque las humanidades se reducían a la formación formal y literaria, incapaces de dar respuesta a las necesidades educativas de un mundo cada vez más complejo. Además, se abrían camino nuevas corrientes filosóficas y científicas: racionalismo, empirismo, fe en el progreso y dominio de la naturaleza.

Integración de los clásicos en la educación cristiana: El Humanismo se caracterizó por el deseo de volver a las fuentes de la cultura occidental en toda su pureza, sin interpretaciones. Un aspecto que para una corriente del pensamiento cristiano desvirtuaba el mensaje bíblico y para otros podía conciliarse con la educación cristiana. Sin embargo, se observa una línea definida: los clásicos son la base de la nueva cultura, siempre supeditados a la fe y la salvación eterna.

Antropología: No hay una diferencia radical entre la concepción cristiana del hombre y el mundo. Lo que cambia es el enfoque: de la búsqueda de la verdad de la Lógica, ahora será la Retórica. Es decir, expresar elocuentemente las verdades conocidas. El primer don que Dios ha otorgado al hombre es la razón, inseparable de la palabra y capacidad característica del ser humano. Saber es saber hablar.

La naturaleza del hombre, en lugar de guiarse por la razón, puede dejarse llevar por los instintos que nacen de un cuerpo cárcel del alma debido al pecado original. Pero, frente al naturismo retórico de algunos humanistas, el pensamiento cristiano lleva a la salvación y la ayuda sobrenatural de la gracia. También se abren nuevos cauces de conocimiento del hombre: se abordan temas como la eugenesia (consejos sobre las condiciones idóneas para que la constitución física ayude al desarrollo moral e intelectual del niño), las relaciones entre temperamento e inteligencia, la influencia de las fuerzas irracionales sobre la voluntad, las limitaciones sensoriales y sus posibilidades educativas, etc.

2. Concepto y Fines de la Educación

Concepto: El humanismo concibe la educación como formación. Educar es formar, moldear al hombre según las perfecciones implícitas en la naturaleza en un proceso de perfeccionamiento lento guiado por la razón, principio de todo conocimiento que lleva al hombre a actuar hacia lo bueno y verdadero. El hombre, como ser social, comparte conocimientos y se educa asimilando la cultura producida por la razón humana a lo largo del tiempo.

La clave está en la libertad y en el uso que se haga de ella, porque ni la razón ni la cultura son suficientes, aunque faciliten el camino.

El proceso formativo:

  • La importancia que da el Humanismo al proceso formativo lo convierte en un proceso largo que ha de empezar cuanto antes, incluso antes del nacimiento. De ahí los consejos eugenésicos, entre los que destaca la lactancia.
  • La verdadera educación comienza en la infancia con la crianza de los padres como acción destinada a evitar los vicios del alma infantil y desarrollar las virtudes. El humanismo aporta una mayor perspectiva de la naturaleza infantil con capacidad intelectual; no es suficiente que aprenda a hablar, también se le puede introducir en aspectos básicos de la cultura. El niño se convierte en sujeto de educación y no solo de adiestramiento, es una persona completa.
  • Siguen a la crianza los estudios como formación intelectual básica, sistemática, ordenada y jerarquizada que llevará al niño a la asimilación de la cultura general y la base científica como proceso de perfeccionamiento humano para alcanzar la virtud. Por ello, no puede ser exclusivo de determinadas clases sociales (clero y nobleza), sino de todos los ciudadanos. Así aparece la preocupación por la formación de la clase media (burgueses, mercaderes, aldeanos,…) y de los pobres (Socorro de los Pobres de Vives). Esto también favorece la educación intelectual femenina, aunque de forma muy limitada (según la teoría galénica, podrá ser virtuosa pero no sabia).
  • A la formación básica le sigue la cultura. La cultura se entiende como el estado intelectual del hombre maduro que, a través de los estudios formales y de su propio esfuerzo, ha alcanzado la sabiduría, que es el dominio de la filosofía. El hombre culto será aquel que disfrute con las tertulias intercambiando ideas; conversar es continuar libremente la propia formación.

El fin de la educación: La educación es modelarse de acuerdo con la naturaleza humana, y el modelo que sirve de criterio es el sabio, persona cultivada y virtuosa. Por tanto, el fin de la educación es alcanzar la virtud, la virtud como práctica al servicio del bien y de los demás hombres.

3. Agentes, Contenidos y Fuentes

Agentes: Los primeros agentes de la educación son los padres. Muchas de las obras van dirigidas a ellos, indicándoles que la formación de sus hijos es una de sus obligaciones más importantes. El humanismo pedagógico señala la importancia de combinar la disciplina con el cariño, critica duramente el castigo físico y aconseja que se gratifiquen los aciertos. La madre tiene la responsabilidad del cuidado físico y los buenos hábitos, mientras que el padre lo inicia en la formación intelectual. Aunque la madre comienza a ocupar también un importante papel como primera maestra. Cuando el niño pasa a la educación sistemática, los principales agentes serán los perceptores o maestros. Aunque se va profesionalizando, todavía se considera una tarea casi sagrada (padre espiritual).

Contenidos: Los planes de estudio del Humanismo, con cierta flexibilidad, mantienen constante el orden de la enseñanza de las disciplinas:

  1. Formación elemental: lectura, escritura y doctrina cristiana.
  2. Trivium o artes instrumentales: Gramática (no hay un criterio único sobre la lengua: unos defienden la enseñanza del latín desde el inicio y otros, como en España, primero la lengua materna para poco a poco introducir el latín), Dialéctica y Retórica.
  3. Quadrivium: Matemáticas, Astronomía, Música y Filosofía Natural.
  4. Filosofía Moral: alrededor de los 18 años se estudia la Ética, auxiliada por la Historia. La Filosofía Moral no es una disciplina más, sino un complemento intelectual de la formación moral y religiosa con la que se trata de alcanzar la verdadera sabiduría. La obra fundamental es La Ética de Aristóteles, aunque algunos lo consideran polémico para el cristianismo y prefieren a Platón.

Disciplinarismo y Realismo Pedagógico (Barroco)

1. Contexto Histórico

Historia: Los ideales educativos del humanismo entraron en crisis a lo largo del siglo XVI debido a la entrada de nuevas corrientes religiosas, pedagógicas y de pensamiento. Se perdió la confianza en el ser humano, se puso en cuestión el modelo educativo que debía haber llevado a la unidad y se concedió más importancia a la religión sobre la cultura.

El ambiente de incertidumbre por los conflictos religiosos, la creciente presión espiritual, social y política, el estancamiento económico y el refuerzo de barreras estamentales dieron origen a una visión pesimista del mundo denominado barroco, que se acentuó durante el siglo XVII.

El hombre barroco desconfía de sí mismo pues experimenta impulsos que le impiden la búsqueda de la perfección personal como resultado del pecado original. Por ese motivo, necesitará de los demás para educarse.

La educación estuvo marcada por dos corrientes pedagógicas: el disciplinarismo (la educación como disciplina en la que la influencia externa es fundamental, modo de ver la educación que encajaba con la visión de las reformas religiosas) y el realismo pedagógico, que agrupa a pedagogos y educadores que criticaron la educación humanística y buscaron alternativas más cercanas al mundo en el que vivían los alumnos. Este acercamiento a la realidad tuvo diversas manifestaciones: lengua vernácula en el currículo, aprendizaje centrado más en los conocimientos que en el lenguaje, ciencias experimentales, saberes de aplicación práctica, búsqueda de un método de enseñanza capaz de formar la mente del niño mediante las disciplinas científicas. Los dos principales representantes fueron Comenio y Locke. Sin embargo, no consiguieron transformar de raíz el currículo, que continuó apoyándose en la cultura humanista y en disciplinas y técnicas docentes medievales.

2. Concepto y Fines de la Educación

La división religiosa y las discusiones teológicas llevaron a un profundo planteamiento de los fines de la educación, convirtiéndose en el principal fin la formación religiosa. Sin embargo, esto no significa que no continúe siendo importante la formación humana, pues la elocuencia es necesaria para llegar a la virtud. Por tanto, los tres pilares de la educación serán: erudición, religión y virtud.

Un aspecto de la formación humana que pasó a primer plano fue el de la educación de los sentimientos, por su estrecha vinculación a la educación de la voluntad. Sobre todo, teniendo en cuenta que creen en las tendencias innatas contrarias a la virtud provocadas por el pecado original. Unida a la formación moral estaba la sensibilidad estética, pues agudiza el ingenio y purifica la voluntad, manifestación de armonía interior propia del hombre virtuoso.

3. Agentes, Contenidos y Fuentes

Tuvo lugar en Europa una profunda reestructuración del currículo:

Enseñanza elemental: Poco a poco se fue configurando una nueva forma de enseñanza elemental con sustantividad propia y no como ingreso en la escuela secundaria. Esta transformación se vio reflejada en: abandono del latín (Francia e Italia lo mantuvieron), carácter instructivo (lectura, escritura como caligrafía y cálculo orientado al comercio), carácter formativo (gran importancia de la doctrina cristiana a través del catecismo y la urbanidad).

Enseñanza media: Al igual que en las épocas medieval y humanista, las lenguas clásicas (sobre todo el latín) continuaron en la enseñanza media, comenzando con la Gramática (ampliada al estudio de grandes escritores), la Retórica (disciplina reina que, además de los tipos de elocuencia, se añadía el estudio de las pasiones y sentimientos humanos), Poética e Historia (como complemento). Las disciplinas científicas (Matemáticas, Física y Astronomía) no formaron parte de la enseñanza media; en algunos países fueron introducción a la enseñanza superior.

Enseñanza superior: Se mantuvo la estructura de la universidad medieval: con las Facultades mayores (Teología, Derecho y Medicina) y la Facultad de Artes (Trivium y Quadrivium). Se produjeron cambios en algunas facultades, como la de Medicina, pero el impulso definitivo se sucedió en la Ilustración.

Ilustración

1. Contexto Histórico

Contexto: La segunda mitad del siglo XVIII se denomina Ilustración y representa la consumación de la Modernidad (desde el descubrimiento de América en 1492 hasta la Revolución Francesa en 1789), que se explica principalmente por cinco factores:

  1. La difusión de la cultura: el saber, patrimonio de la Iglesia, se va a extender a la aristocracia, burguesía y al pueblo, abriéndose el camino para la difusión universal de la educación como derecho del hombre.
  2. La ruptura de la unidad política, sociológica y religiosa medieval: produjo inestabilidad que desembocó en cambios como la consolidación de las monarquías absolutas, la reforma protestante y las guerras de religión.
  3. Una nueva hermenéutica (interpretación) de la ciencia: abandonando las ideas aristotélicas, se constituye como un saber experimental y físico-matemático con grandes repercusiones para la técnica, que además trascendieron a otros ámbitos como la cultura y la religión, destacando dos movimientos:
    • El racionalismo de Descartes y Spinoza: solo puede aceptarse como verdadero aquello que se presente a la mente con nitidez y evidencia. Así se abrió una etapa de criticismo religioso, sustituyéndolo por una ética racional.
    • El empirismo de Locke, Boyle, etc.: solo puede aceptarse como única fuente de verdad aquello que la experiencia humana pueda experimentar, comprobar y regular mediante leyes demostrables y objetivas, poniendo también en discusión la fe cristiana.
  4. Los descubrimientos geográficos: llevaron a la colonización y al contacto con otras culturas. Se afianzó así una mentalidad más abierta, ecléctica y optimista, con confianza en el hombre, la razón, el progreso y abriendo campos como la etnología, botánica, cartografía, etc.
  5. El nacimiento de la burguesía: el surgimiento del capitalismo moderno, y concretamente la burguesía, emerge con fuerza sociopolítica con un carácter emprendedor, enérgico, inteligente y práctico, con pocos escrúpulos, que reclamó la libertad individual frente a la nobleza y el clero, y que el Estado moderno incorporó como mecenas en su tarea de hacer realidad el progreso.

Ilustración: Es un movimiento intelectual, crítico, reformista y metodológico, con el propósito de establecer un nuevo orden cultural, político, social, económico, religioso, etc., de carácter no trascendente, apoyado en la razón y en la confianza en la educación y el progreso. Aunque no es un movimiento unívoco y homogéneo, pues aunque con rasgos comunes, tuvo matices variados:

  • Geográficamente se considera a Inglaterra pionera de la Ilustración con cuatro características: reformismo antropocéntrico y racionalista (religión revelada por religión natural), tradición científica empírica, énfasis en la moral sensista (bondad innata del hombre) y la apuesta por un reformismo político en contra de la soberanía regia y a favor de mayor tolerancia política.
  • En Francia se caracterizó por la radicalidad de las ideas que llevó a un enfrentamiento con la Iglesia y el poder regio, desembocando en la Revolución de 1789.
  • En España el rasgo más característico fue el que siguiera siendo especialmente cristiana, frente al carácter deísta (reconoce un dios como autor de la naturaleza, pero sin admitir revelación ni culto externo) de la Ilustración francesa e inglesa. Se distinguen dos etapas:
    1. Hasta 1770 con una labor crítica a la cultura española y con figuras como Feijoo.
    2. Hasta comienzos del siglo XIX con tres corrientes ideológicas: la sensista, antimodernista y modernidad tradicional; y con figuras como Jovellanos.
  • En Hispanoamérica el proceso fue similar al de España, pero algunos años posteriores.

Características del espíritu ilustrado

  • Racionalismo: la razón como fuente de verdad. Su preocupación no será tanto fundamentar que el hombre es un ser pensante, sino saber cuál es el método que garantiza el saber o certeza. La respuesta fue unánime: el método científico (hipotético-deductivo) que apoyará la certeza en las leyes.
  • Naturalismo: concepto de naturaleza inmanentista (no trascendente), considerándola única realidad, negación de naturaleza-espíritu, reino regido por leyes que, si son conocidas, nos permitirán predecir, y naturaleza-razón se hallan unidas en una relación constante. Todo ello rompe con la tradición cultural cristiana y abre cauces a una nueva concepción cultural que influirá en el mundo contemporáneo.
  • La felicidad y el mito del progreso: la felicidad es de carácter secular, el anhelo de felicidad inmanente y material ha de disfrutarse en el más acá. El apoyo a este deseo sería el concepto de progreso y de la historia, ya que los ilustrados veían el pasado como una sucesión de hechos (guerras, violencia, catástrofes, etc.) debidos a valores irracionales (superstición, ignorancia, intolerancia, irracionalidad religiosa, etc.), por lo que hay que romper con la tradición y construir un nuevo orden basado en la razón y en la ciencia mecánica.
  • La religión natural: debido a los problemas religiosos e ideológicos, surge una religión natural tratando de sustituir la religión revelada. No negaban la existencia de Dios, pero solo como creador del universo; a partir de ahí entraba el hombre para actualizar el orden natural a través de su voluntad y la razón.
  • Secularización de la cultura: con una connotación sociopolítica, desde el Tratado de Westfalia, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años (1648), se enfrentaron dos formas de ver la realidad: la tradicional católica, teocéntrica (objetivo, universal) y la racionalista, antropocéntrica, secular (racionalista, subjetivo, individual). Esta última fue la que triunfó y la que marcaría la cultura secular de la Ilustración. Sometieron a revisión la intervención de la Iglesia en el mundo, lo que se tradujo en un mayor protagonismo del Estado, quien se presentaba como soberano exclusivo y absoluto; por tanto, se invierte el orden y será el poder laico quien organice y configure la misión de la Iglesia.

2. La Educación

Derecho: uno de los aciertos de la Ilustración fue considerarla como uno de los derechos fundamentales e inalienables de la condición humana.

Perfeccionamiento: la mayoría entendieron que se trataba de desarrollo y perfeccionamiento de la inteligencia o razón, por ello educación e instrucción se presentaron como equivalentes.

Vía de progreso: consideraron que la educación era una vía de progreso individual y social. Esta idea proyectaba un optimismo pedagógico desaforado hacia la felicidad, el bienestar, etc.

Carácter utilitario: ya que se trata de fuente de felicidad (bienestar, progreso, dominio material de la naturaleza), se deduce que la instrucción o educación tienen un carácter funcional.

Criticismo: la crítica al pasado fue una de las notas dominantes de la Ilustración, sobre todo la crítica a la Iglesia y al plano curricular y metodológico. De las humanidades grecolatinas y la virtualidad de la metodología escolástica se pasaba a las artes mecánicas y a una metodología didáctica más activa, práctica y empírica.

Carácter nacional, universal, obligatorio, uniforme y cívico: la educación era un deber irrenunciable que le incumbía dirigir a la sociedad y, en concreto, al Estado. Así, a partir del siglo XVIII, la educación se convertirá en objeto constitucional e instrumento fundamental de la construcción nacional. Esa educación nacional debía ser: pública, sin exclusiones, universal, obligatoria, gratuita, uniforme y cívica.

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