El Pensamiento de Ortega y Gasset: Perspectivismo, Raciovitalismo y Sociedad
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Ortega y Gasset: Conocimiento
Objetivismo (1902-1914)
En esta etapa, Ortega y Gasset analiza objetivamente la situación histórica y cultural de la sociedad española, defendiendo el regeneracionismo. Su famosa frase: "Yo soy yo y mi circunstancia, si no salvo mi circunstancia no me salvo yo", expresa su objetivo personal de responsabilidad individual para educar y culturizar a la sociedad, anteponiendo su circunstancia a sí mismo.
Entre sus influencias, destaca en su juventud el krausismo y su movimiento de renovación cultural, promovido por Giner de los Ríos, en la Institución Libre de Enseñanza. En su época alemana, estuvo influenciado por la filosofía neokantiana. Kant defendía que la "cosa en sí" no podíamos conocerla plenamente, caso contrario que defendían las posturas idealistas posteriores. Ortega sigue a Kant y aspira a esa pretensión.
Perspectivismo
Ortega y Gasset se acerca al pensamiento de Edmund Husserl, fundador de la fenomenología, corriente que entiende cómo el fenómeno de la "cosa en sí" se representa en la conciencia del sujeto, que puede adquirir el conocimiento de la cosa. Además, adquiere la conciencia de sí mismo y descubre la posibilidad de ser considerado individuo.
La teoría del punto de vista de Ortega arranca en la capacidad individual de tener conciencia de sí mismo, que permite defender a cada individuo su propio punto de vista. Ortega y Gasset quería europeizar España. El perspectivismo da cabida a los diferentes puntos de vista de los individuos de una sociedad. Critica al idealismo dogmático, ya que impone una visión a los individuos sin dejarlos tener sus puntos de vista. Entiende que la verdad existe, pero solo podemos componer la verdad de la realidad juntando los diferentes puntos de vista que presentan los individuos.
No todas las perspectivas cuentan con el mismo valor para Ortega y Gasset, pero sí deben ser respetadas. Defiende una postura democrática donde el individuo tiene que expresar su perspectiva en contra de una actitud dogmática.
Defiende que la ciencia no resuelve todos los problemas del ser humano. Los individuos tienen limitaciones para poder llegar al conocimiento pleno individualmente si no es por consenso entre las diferentes perspectivas. Los individuos culturalizados despliegan una visión más amplia de la realidad, a diferencia de los que no lo son tanto.
Raciovitalismo
Este se apoya en la crítica del dogmatismo de Nietzsche, de quien asimila la relatividad en torno a los diferentes valores humanos. Será su vitalismo de donde sacará la capacidad de afrontar la existencia con una aptitud positiva frente a la vida.
El vitalismo se apoya en la frase "Existo, luego pienso". Para él es más fundamental darse cuenta de la existencia de cada individuo que pensar su propia racionalidad.
Ortega y Gasset se acerca al pensamiento de Dilthey, del que asimila la concepción histórica del ser humano, porque estos no han llegado a ser lo que son solo por su naturaleza, sino por la cultura e historia de la que proceden. El quehacer del ser humano es ya un proyecto histórico, es decir, razonado y pensado, no puede ser simplemente un quehacer individual o vital. El raciovitalismo de Ortega y Gasset se fundamenta en la conciencia de la existencia individual, pero realizado con la razón; es decir, el quehacer que cada uno se da a sí mismo para poder realizar su existencia. "El ser humano no tiene naturaleza, sino historia". A ningún individuo le salvará su proyecto de vida si no entiende que se encuentra dentro de un marco más amplio, un proyecto denominado humanidad.
Ortega y Gasset: Sociedad
Ortega y Gasset nos legó un profundo legado filosófico. Su idea de que "yo soy yo y mi circunstancia" encierra una reflexión sobre la relación entre el individuo y su entorno.
Distinguió entre creencias e ideas: las primeras se aceptan sin cuestionamiento, mientras que las segundas se forjan a través de la razón, convirtiéndose eventualmente en creencias.
Su filosofía, como un "esfuerzo natatorio sobre el mar de dudas", aboga por el uso de la razón. Abrazó el historicismo de Dilthey, que postula que la historia es la autocreación del proyecto vital.
Ortega analizó la sociedad desde la perspectiva de las minorías y las masas, advirtiendo sobre el conformismo. Las élites bien formadas guían a las masas hacia el progreso, pero en tiempos de crisis, estas élites podrían debilitarse.
Su preocupación por la regeneración de España lo llevó a abogar por nuevas élites. Su obra influyó en la "vertebración" de España, contribuyendo al desarrollo de las Comunidades Autónomas. Su discípula María Zambrano destacó por la profundidad de su pensamiento.
Hannah Arendt y la Banalidad del Mal
El análisis de Hannah Arendt sobre la "banalidad del mal" arroja luz sobre el genocidio nazi. Su investigación revela que el horror totalitario surge de la trivialidad y el servilismo, así como de la indiferencia social. Esta idea provocó un intenso debate, especialmente entre la comunidad judía.
Arendt busca revitalizar el concepto de política. Critica el efecto de la Ilustración, que difumina lo público y lo privado, dando lugar a una sociedad híbrida. Este desdibujamiento de fronteras es un obstáculo para la democracia auténtica, que requiere un espacio público activo. Su obra nos invita a reflexionar sobre la importancia del pluralismo.