Pensamiento Filosófico y Mítico: Fundamentos de la Realidad y el Conocimiento

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1. Pensamiento Filosófico vs. Pensamiento Mítico: Una Comparación Esencial

El pensamiento mítico se fundamenta en narraciones sagradas (mitos) que describen acontecimientos ocurridos en un tiempo primordial, protagonizados por seres sobrenaturales (como dioses o héroes). Estas acciones memorables se utilizan para explicar el mundo actual. Los relatos míticos ofrecen explicaciones trascendentes, recurriendo a deidades o fuerzas maravillosas que operan más allá del mundo natural, donde todo está dominado por el destino y la voluntad divina.

En contraste, el pensamiento filosófico trasciende las explicaciones míticas y sobrenaturales. Se basa en la razón y busca dilucidar las causas y los motivos de los fenómenos que encontramos en la propia naturaleza, sin recurrir a elementos sobrenaturales. Este modo de pensamiento se esfuerza por descubrir las leyes que rigen la naturaleza y rechaza categóricamente los argumentos basados en la autoridad o en dogmas (verdades fundamentales para la religión que no pueden ser razonadas y deben aceptarse sin cuestionamiento, como, por ejemplo, la vida después de la muerte).

¿Por qué el Pensamiento Filosófico es Crucial para Nosotros?

A pesar de que muchos perciben el pensamiento filosófico como una mera discusión de cuestiones irrelevantes, expresadas en un lenguaje complejo, su importancia es innegable. La filosofía nos impulsa a:

  • Plantear cuestiones fundamentales: Nos reta a formular preguntas profundas sobre la existencia, el conocimiento y la moral.
  • Pensar por nuestra cuenta: Fomenta el desarrollo del pensamiento crítico y la autonomía intelectual para buscar nuestras propias respuestas.

Esta relevancia se manifiesta en dos dimensiones clave:

  • El uso teórico de la razón, que nos capacita para conocer y comprender el mundo.
  • El uso práctico de la razón, que nos guía en la acción y en la toma de decisiones éticas.

2. Preguntas Fundamentales de la Metafísica y la Gnoseología (Epistemología)

La Metafísica: Indagando la Naturaleza de la Realidad

La metafísica se ocupa de las preguntas más profundas sobre la realidad y la existencia. Algunas de sus interrogantes esenciales incluyen:

  • ¿Existe Dios?
  • ¿Podemos estar seguros de que el mundo es real y no un sueño?
  • ¿Hay algo más allá de la muerte?
  • ¿Tuvo el universo un comienzo? ¿Qué había antes, o no hubo nada?
  • ¿Existe el alma humana? ¿Es inmortal?
  • ¿De qué está hecho todo lo que existe?
  • ¿Es posible explicar qué es el tiempo?
  • ¿Qué relación existe entre la realidad y nuestros pensamientos?

La Gnoseología (Epistemología): El Estudio del Conocimiento Humano

La gnoseología, también conocida como epistemología, investiga cómo funciona el conocimiento humano. Se centra en cómo podemos alcanzar la verdad y distinguirla de las apariencias. Sus preguntas clave son:

  • ¿Cómo podemos captar la verdadera realidad y diferenciarla de las apariencias?
  • ¿Cómo podemos confiar en que las ciencias descubren la verdad?
  • ¿Tiene límites la razón humana?
  • ¿Es posible conocerlo todo con completa fiabilidad?
  • ¿Existe algún conocimiento que sea absolutamente indudable?
  • ¿Qué es la verdad?
  • ¿Cómo podemos distinguir lo verdadero de lo falso?

René Descartes y la Cuestión de la Realidad: ¿Es la Realidad un Sueño?

En relación con estas cuestiones, el filósofo René Descartes (1596-1650) se planteó una pregunta fundamental: ¿Es la realidad un sueño? Descartes argumentó que las percepciones que obtenemos a través de nuestros sentidos pueden ser engañosas, ya que a menudo confundimos el sueño con la realidad inmediata. Reconocía que los sentidos nos han engañado en ocasiones, lo que dificulta distinguir la auténtica realidad de la mera apariencia.

Descartes reflexionó sobre esta cuestión mientras estaba sentado junto al fuego, vestido con una bata y sosteniendo un papel. Razonó que, como ser humano, tenía la costumbre de dormir y soñar cosas similares a las que experimentaba despierto. Se preguntó: “¿Cuántas veces he soñado que estaba aquí, sentado junto al fuego, cuando en realidad estaba en mi cama, desnudo?”

Su respuesta inicial fue que, en ese momento, estaba seguro de estar sentado, mirando el papel con los ojos y con plena conciencia. Sin embargo, la certeza se desvanecía al recordar sus sueños. La realidad no le resultaba tan clara porque había sido engañado mientras dormía. Su estupor era tal que podía convencerse de que, en ese mismo instante, podría estar soñando. Esta duda metódica lo llevó a buscar un fundamento indudable para el conocimiento, más allá de la falibilidad de los sentidos.

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