El Pensamiento de Descartes: Método, Cogito y Dualismo

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La Filosofía de Descartes

Epistemología: El Sujeto como Punto de Partida

Descartes, como filósofo racionalista, confía fundamentalmente en la razón para encontrar la verdad. Para ello, establece un método riguroso con el objetivo de lograr verdades firmes y seguras.

Utilizó la duda metódica como herramienta inicial, cuestionando sistemáticamente todo aquello que pudiera albergar la más mínima incertidumbre:

  • No podemos fiarnos completamente de los sentidos, pues a veces nos engañan.
  • No podemos estar seguros de la existencia del mundo exterior tal como lo percibimos (podría ser un sueño).
  • Incluso los razonamientos matemáticos podrían ser erróneos si existiera un genio maligno que nos indujera al error.

Parece que no hay ninguna verdad segura. Sin embargo, Descartes descubre que, aunque dude de todo, no puede dudar de que está dudando. Y si duda, piensa; y si piensa, existe. Esta es la primera verdad indudable: el 'Cogito ergo sum' (Pienso, luego existo), conocido como el 'Cogito cartesiano'. Esta verdad se capta mediante la intuición intelectual, de forma inmediata, y se presenta como una idea clara y distinta (evidente por sí misma).

Las Ideas y las Operaciones del Entendimiento

Descartes define las ideas como los contenidos mentales de nuestra conciencia. Distingue tres tipos:

  • Ideas adventicias: Aquellas que parecen provenir del exterior, a través de los sentidos (ej. la idea de un árbol).
  • Ideas facticias: Aquellas elaboradas por nuestra imaginación a partir de otras ideas (ej. la idea de un centauro).
  • Ideas innatas: Aquellas que se encuentran en nuestra mente desde el nacimiento, no proceden de la experiencia ni de la imaginación (ej. la idea de Infinito, Perfección, Dios).

Para alcanzar el conocimiento, la mente utiliza dos operaciones fundamentales:

  • La intuición: Captación intelectual inmediata de conceptos simples y verdades evidentes, infalibles.
  • La deducción: Inferencia necesaria a partir de otras verdades ya conocidas. Nos ofrece verdades seguras si no se cometen errores en la cadena del razonamiento deductivo.

Las Reglas del Método

El método cartesiano, que utiliza la intuición y la deducción, se articula en cuatro fases o reglas:

  1. Regla de la Evidencia: No aceptar como verdadero nada que no se presente a la mente de forma clara y distinta, sin ninguna duda. Es el punto de partida firme y seguro (intuición).
  2. Regla del Análisis: Dividir cada problema complejo en tantas partes más sencillas como sea posible para resolverlas mejor (intuición de las naturalezas simples).
  3. Regla de la Síntesis: Recomponer ordenadamente el problema, conduciendo los pensamientos desde los objetos más simples y fáciles de conocer hasta el conocimiento de los más complejos (deducción).
  4. Regla de la Enumeración y Repaso: Hacer enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estemos seguros de no haber omitido nada ni cometido errores (revisión de la deducción).

Descartes creía que este método podía aplicarse universalmente a todos los campos de la investigación, constituyendo la base de un saber universal.

Teología: La Demostración de la Existencia de Dios

Una vez establecida la existencia del yo pensante (Cogito), Descartes examina las ideas que posee. Encuentra en su mente la idea innata de Dios (un ser infinito, perfecto, eterno, omnisciente, etc.). Argumenta que esta idea no puede ser adventicia (no la percibimos por los sentidos) ni facticia (nuestra mente finita no puede crear la idea de infinitud). Por tanto, si existe en mí la idea de un ser infinito, es necesario que su origen sea una causa igualmente infinita que la haya puesto en mí. Esto demuestra la existencia de Dios.

Descartes ofrece otros dos argumentos para probar la existencia de Dios:

  • Argumento de la causalidad aplicada al yo: Dios es identificado como el ser todopoderoso y perfecto que me ha creado a mí, un ser finito e imperfecto pero con la idea de perfección.
  • Argumento ontológico (inspirado en San Anselmo): La misma idea de Dios como ser perfectísimo implica necesariamente su existencia, ya que la existencia es una perfección.

Aunque Descartes parte de la certeza de su propia existencia, no puede asegurar inicialmente que el mundo exterior sea real. Sin embargo, la demostración de la existencia de un Dios bueno y veraz sirve como garantía: Dios no puede engañarme sistemáticamente, por lo que las facultades que me ha dado (como la percepción sensible, usada con cautela y método) son fiables en lo esencial. Esto permite afirmar la existencia del mundo material y descartar el peligro de caer en el solipsismo (creencia de que solo existo yo) y el escepticismo radical.

Metafísica: La Teoría de las Sustancias

El elemento central de la metafísica cartesiana es la sustancia, definida tradicionalmente como aquello que existe por sí mismo sin necesidad de otra cosa para existir. Descartes identifica tres tipos de sustancias, cada una caracterizada por un atributo esencial:

  • Sustancia Infinita (Res infinita): Es Dios. Su atributo esencial es la infinitud (y todas las perfecciones: omnisciencia, omnipotencia, bondad, etc.). Es la única sustancia en sentido estricto, pues solo Él no necesita de nada más para existir.
  • Sustancia Pensante (Res cogitans): Es el yo o el alma. Existe por sí misma (independiente de la materia) aunque creada por Dios. Su atributo esencial es el pensamiento (entendido en sentido amplio: dudar, entender, afirmar, negar, querer, sentir, etc.).
  • Sustancia Extensa (Res extensa): Es el mundo material o los cuerpos. Existe por sí misma (independiente del pensamiento) aunque creada por Dios. Su atributo esencial es la extensión (ocupar un lugar en el espacio: longitud, anchura y profundidad).

Todo lo material (res extensa) está sujeto a las leyes necesarias de la física y la matemática, operando según un modelo mecanicista y determinista.

Antropología: El Dualismo Mente-Cuerpo

En su concepción del ser humano, Descartes es radicalmente dualista. Considera que el ser humano está compuesto por dos sustancias distintas e independientes:

  • El cuerpo: Es la parte material (res extensa), sujeto a las leyes mecánicas de la física y al determinismo causal. Es mortal.
  • El alma: Es la parte inmaterial (res cogitans), caracterizada por el pensamiento y la conciencia. No está sujeta al determinismo físico, es libre e inmortal.

Este dualismo plantea el difícil problema de la comunicación de las sustancias: ¿cómo interactúan el alma inmaterial y el cuerpo material si son realidades tan diferentes? Descartes intentó localizar esta interacción en la glándula pineal, situada en el cerebro, pero su explicación no resultó convincente. Consideraba que nuestra verdadera realidad es la conciencia (alma), conectada de algún modo al cuerpo. Este problema de la relación mente-cuerpo persistió como un desafío fundamental en la filosofía moderna posterior.

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