Pedagogías y Desigualdad Social: La Crítica de Grignon a la Reproducción de Clases en la Educación
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La Deriva Populista de las Pedagogías Relativistas
Las pedagogías relativistas, según Grignon, aparentan ser más democráticas porque no desprecian las culturas populares desde la escuela. Sin embargo, estas pedagogías relativistas tienen una deriva populista. En realidad, poseen un etnocentrismo de clase, ya que las clases medias-altas que las diseñan suelen cometer errores al descifrar las culturas populares y se equivocan al hablar por ellas.
El alumnado de origen popular, bajo estas pedagogías relativistas populistas con etnocentrismo de clase, no consigue acceder a una cultura más culta, ni al pensamiento abstracto y crítico, que continúa entonces en poder de la clase dominante. Ambas pedagogías generan un gueto, encerrando al alumnado en sus culturas populares, debido a la deriva miserabilista de la pedagogía legitimista y a la deriva populista de la pedagogía relativista.
La Deriva Miserabilista de las Pedagogías Legitimistas
Las pedagogías legitimistas y las pedagogías relativistas populistas están reproduciendo la dominación entre clases. Existe una clase dominante y una cultura dominante, y unas culturas populares en desventaja en el sistema educativo.
La pedagogía legitimista se basa en la idea de igualdad de oportunidades (similar al funcionalismo); en la selección de una élite de alumnado con capacidades altas, garantizando así la promoción social. Las desigualdades, bajo esta perspectiva, serían justas y fundamentadas en la razón de que ha habido igualdad de oportunidades.
En las pedagogías legitimistas, el alumnado de origen popular más capacitado son los becarios triunfadores, quienes se adaptan a la cultura escolar (al ethos: normas, valores, lenguaje, disciplina...) y tendrán éxito escolar para luego alcanzar el éxito social. Se supone que, gracias a la escuela, han superado un supuesto “handicap cultural”.
Para Grignon, sin embargo, estas pedagogías legitimistas son etnocéntricas culturalmente, pues se basan en la idea de que hay una cultura más válida en saberes que las demás culturas, considerando las culturas populares supuestamente inferiores en saberes y conocimientos (el ethos de la escuela es superior al ethos del trabajo, los oficios y los saberes técnicos).
Esto, para Grignon, es una deriva miserabilista, ya que genera una jerarquía entre las culturas, con unos alumnos denominados como los más capaces, con dones y méritos, y una gran masa que asume su insuficiencia en dones y saberes (la mayoría del alumnado de origen popular que, entonces, estudiará enseñanza profesional sintiéndose inferiores). El becario triunfador de origen popular, mientras tanto, habrá de romper con su cultura para tener éxito.
Para Grignon, el alumnado de origen popular no tiene ningún handicap; es la escuela la que tiene ese handicap cultural. El profesorado muestra incomprensión y ceguera ante el alumnado procedente de culturas populares, inmigrantes y la cultura de la calle. Es la escuela, por lo tanto, la que produce el fracaso escolar del alumnado de origen popular.
La igualdad de oportunidades, tal como se presenta en la pedagogía legitimista, es en realidad un engaño. Genera desigualdades aparentemente justas y legítimas, pero solo han sido una meritocracia aparente, porque solo unos pocos alumnos de origen popular consiguen esos méritos.