El Patrón Oro: Desafíos y Realidades de su Funcionamiento
El Patrón Oro: Realidad vs. Automatismo Teórico
Tanto para los contemporáneos como para numerosos comentaristas que se ocuparon del Patrón Oro en los años 1920, este sistema reunía una triple ventaja que lo hacía insustituible:
- Limitaba la creación de moneda, lo que permitía controlar la inflación.
- Limitaba las variaciones de las tasas de cambio, evitando así las especulaciones monetarias.
- Limitaba, por último, las variaciones de la balanza de pagos.
Y todo ello, además, de manera automática gracias a una serie de mecanismos autorreguladores, como se ilustra en el esquema teórico. Sin embargo, este esquema es más teórico que real, por muy elegante que resulte.
Desafíos a la Teoría del Automatismo
1. Oferta Monetaria y Precios
La relación directa entre las variaciones de la oferta monetaria y las de los precios no está demostrada, aunque constituya un factor a tener en cuenta en el movimiento de estos. Al respecto, otras causas procedentes de la economía real son más importantes.
2. Estabilidad de Precios y Crecimiento
La convertibilidad y las restricciones a la emisión de billetes de banco mantuvieron estable la moneda y, a largo plazo, los precios. Sin embargo, la tendencia a la baja de estos durante el siglo XIX, ligada al aumento de la productividad, no se produjo de manera paulatina sino a través de fluctuaciones cíclicas, lo que demuestra una vez más la influencia de las variables pertenecientes a la economía real, casi siempre superior a la de las variables monetarias. Por consiguiente, no parece que el Patrón Oro haya garantizado un crecimiento estable.
3. El Rol de los Bancos Centrales y las "Reglas de Juego"
Según el esquema teórico, los bancos centrales regulaban todo el sistema. Para ello, seguían las denominadas "reglas de juego" del Patrón Oro, inspiradas por la idea de evitar una pérdida indefinida de reservas de oro. Así, cuando se producían salidas importantes de oro, se ponían en marcha ciertos mecanismos de ajuste monetario, fundamentalmente, la subida de los tipos de interés y las tasas de descuento. Ello atraía capitales extranjeros —en forma de oro o de libras esterlinas, muchas veces— cuya entrada reequilibraba la situación, pero ponía en situación difícil a centenares de empresas, con el consabido cortejo de quiebras, bajos salarios y desempleo.
La Realidad del Patrón Oro: Desviaciones del Modelo
No obstante, la realidad modificaba el esquema de manera repetida. Para empezar, no todos los países tenían un banco central (entre ellos, Estados Unidos), por lo que no se producía fácilmente la regulación monetaria que acabamos de explicar. Pero, sobre todo, la afluencia de capitales extranjeros hacia un país determinado no dependía solo de una subida de los intereses bancarios, sino de la confianza que inspiraba a los inversores. Confianza de la que solo disfrutaba en realidad Gran Bretaña, seguida a mucha distancia por Francia y Alemania.
Es más, incluso en Gran Bretaña la evolución de la balanza de pagos no dependía exclusivamente de los mecanismos de regulación. Para empezar, la balanza comercial fue estructuralmente deficitaria a lo largo de todo el siglo XIX, déficit que era compensado en la balanza de pagos por el excedente de los denominados "invisibles": la marina, los seguros y, sobre todo, el papel de Londres en el plano comercial y financiero que generaba ingresos en divisas, sin olvidar los intereses producidos por los capitales colocados en el extranjero.