Patrimonio Cultural: Transformación y Valor a Través de la Antigüedad, Helenismo y Edad Media
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Antigüedad: El Patrimonio como Riqueza Personal
Durante la Antigüedad, la noción de patrimonio tenía el significado de riqueza personal. Los mecanismos de obtención fueron muy variados: incluían viajes de exploración, intercambios comerciales... pero con mayor frecuencia se asociaron a la adquisición de botines de guerra.
En las campañas bélicas, estos botines se convirtieron en la fórmula más eficaz para apropiarse de objetos preciosos, que eran usados como premio por las conquistas y como forma de ostentar lujo, prestigio y poder. En esta época, el patrimonio era sinónimo de posesión y su valor se medía en términos económicos. Como consecuencia de esto, el expolio se dirigía a joyas y objetos fabricados con metales preciosos, mientras que otras obras de arte eran deseadas por su rareza o calidad.
Los botines de guerra tenían cuatro posibles destinos:
- Destrucción o fundición en otros objetos.
- Su reutilización cuando se trataba de cosas prácticas (armas, telas...).
- Su traslado a los templos, palacios de los monarcas vencedores o a cámaras de los tesoros...
- Su comercialización para obtener dinero líquido a cambio.
Periodo Helenístico: Grecia y Roma y la Acumulación de Valor
Los griegos se plantearon el almacenamiento de forma diferente: concibieron la acumulación de objetos en virtud de su valor intrínseco, tratándose de coleccionar cuidadosa y ordenadamente.
Los restos de la civilización griega también atrajeron la atención de los romanos, quienes acumularon una gran cantidad de obras, traficaron con ellas y, además, encargaron la realización de miles de copias. Los romanos querían emular el mérito de los griegos.
El imperialismo romano provocó dos fenómenos principales:
- La asimilación de los elementos foráneos en la propia cultura.
- El enriquecimiento material derivado de la adquisición de tesoros.
El patrimonio adquirió así una significación pedagógica, convirtiéndose en un elemento de mayor relevancia social para los bienes culturales. Durante esta época, se utilizaron algunos edificios para exponer públicamente determinados objetos.
La Edad Media: Asimilación, Destrucción y Coleccionismo
En esta época se produjo la asimilación por parte del cristianismo de elementos culturales clásicos grecorromanos. Esta vinculación se hizo clara en Roma, donde la cabeza de la Iglesia Occidental se había establecido, convirtiéndose en uno de los mayores coleccionistas de objetos antiguos y permitiendo que en muchos edificios religiosos se utilizaran lápidas, columnas y estatuas romanas para su construcción.
Esta moda se extendió y empezaron a hacerse frecuentes las Cámaras de las Maravillas (o Wunderkammern), que almacenaban rarezas y objetos preciosos en las zonas más inaccesibles de los castillos y palacios.
El Medievo se caracterizó, además, por las destrucciones de los monumentos de la Antigüedad, a menudo impulsadas por el proselitismo cristiano. Esto estuvo vinculado con el hecho de que grandes edificios clásicos fueran transformados en canteras o bien recuperados de forma desnaturalizada.