Patologías Inmunológicas: Hipersensibilidad, Autoinmunidad e Inmunodeficiencia
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Conceptos Clave en Inmunología
Hipersensibilidad y Alergia
La hipersensibilidad se refiere clásicamente a una reacción inmune exacerbada que produce un cuadro patológico, causando trastornos, incomodidad y, en ocasiones, la muerte súbita. Tiene muchos puntos en común con la autoinmunidad, donde los antígenos son propios. Las reacciones de hipersensibilidad requieren que el hospedero haya sido previamente inmunológicamente sensibilizado, es decir, que haya sido expuesto al menos una vez a los antígenos en cuestión.
Alergia
La alergia es una reacción alérgica provocada por la reexposición a un tipo específico de antígeno, referido como un alérgeno. La exposición puede haber sido por ingestión, inyección o por contacto directo.
Autoinmunidad
El sistema inmunológico combate infecciones y enfermedades. Evita que te enfermes o, si caes enfermo, te ayuda a recuperarte. Se lo llama “sistema inmunológico” porque no es únicamente una parte del cuerpo. Es un sistema conformado por distintos órganos, células y proteínas que reciben el nombre de “anticuerpos”. Juntos, estos órganos identifican, atacan y destruyen gérmenes y otras sustancias extrañas.
Pero, en ocasiones, el sistema inmunológico se equivoca y ataca partes de nuestro cuerpo. Esto es lo que se conoce como “autoinmunidad”. Un ejemplo de una enfermedad autoinmune es la diabetes tipo 1, en la cual el sistema inmunológico destruye las células del páncreas encargadas de producir insulina.
Inmunodeficiencia
La inmunodeficiencia es un estado patológico en el que el sistema inmune no cumple con su papel de protección, dejando al organismo vulnerable a la infección por patógenos. Las inmunodeficiencias causan en las personas afectadas una gran susceptibilidad a padecer infecciones y una mayor prevalencia de cáncer.
Las inmunodeficiencias pueden ser primarias (o congénitas) y secundarias (o adquiridas):
- Las inmunodeficiencias primarias se manifiestan, salvo algunas excepciones, desde la infancia, y se deben a defectos congénitos que impiden el correcto funcionamiento del sistema inmune.
- Las inmunodeficiencias secundarias, en cambio, son el resultado de la acción de factores externos, como la malnutrición, el cáncer o diversos tipos de infecciones. Un ejemplo de inmunodeficiencia adquirida por una infección viral es el VIH/SIDA.
VIH/SIDA
El SIDA es una enfermedad que afecta a los humanos infectados por el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana). Se dice que una persona padece de SIDA cuando su organismo, debido a la inmunodepresión provocada por el VIH, no es capaz de ofrecer una respuesta inmune adecuada contra las infecciones que aquejan a los seres humanos. Se dice que esta infección es incontrovertible.
Cabe destacar la diferencia entre estar infectado por el VIH y padecer de SIDA. Una persona infectada por el VIH es seropositiva y pasa a desarrollar un cuadro de SIDA cuando su nivel de linfocitos T CD4 (que son el tipo de células a las que ataca el virus) desciende por debajo de 200 células por mililitro de sangre.
El VIH se transmite a través de los fluidos corporales (tales como sangre, semen, secreciones vaginales y leche materna).
Prevención
La única causa de la transmisión es el intercambio de fluidos corporales, en particular la sangre y las secreciones genitales. El virus VIH no se puede transmitir por la respiración, la saliva, el contacto casual por el tacto, dar la mano, abrazar, besar en la mejilla, masturbarse mutuamente con otra persona o compartir utensilios como vasos, tazas o cucharas. En cambio, es teóricamente posible que el virus se transmita entre personas a través del beso boca a boca, si ambas personas tienen llagas sangrantes o encías llagadas, pero ese caso no ha sido documentado y además es considerado muy improbable, ya que la saliva contiene concentraciones mucho más bajas que, por ejemplo, el semen, y también porque la saliva tiene propiedades antivirales que hacen que destruya al VIH.
Tratamiento
Actualmente existen medicamentos, llamados antirretrovirales, que inhiben enzimas esenciales como la transcriptasa inversa (o retrotranscriptasa) o la proteasa, con lo que reducen la replicación del VIH. De esta manera se frena el progreso de la enfermedad y la aparición de infecciones oportunistas. Así, aunque el SIDA no puede propiamente curarse, sí puede convertirse, con el uso continuado de esos fármacos, en una enfermedad crónica compatible con una vida larga y casi normal. La enzima del VIH, la retrotranscriptasa, es una enzima que convierte el ARN a ADN, por lo que se ha convertido en una de las principales dianas en los tratamientos antirretrovirales.