La Pasión de Jesús: Un Viaje Hacia la Redención y su Legado

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Este documento explora los momentos cruciales que marcaron el camino de Jesús hacia su muerte, su significado teológico y su impacto en la fe cristiana.

1. El Anuncio de la Pasión

Los evangelios sinópticos relatan que Jesús anunció en tres ocasiones lo que iba a suceder al final de su vida: su Pasión. La condena a muerte de Juan el Bautista, a quien Herodes Antipas relacionaba con Jesús, proyectó una sombra sobre su ministerio en Galilea. El trágico final de Juan el Bautista se unía a la convicción corriente del judaísmo de entonces de que la muerte violenta era el destino de los profetas; por lo tanto, Jesús intuía su propia muerte.

Jesús anunció su muerte en tres ocasiones, lo que escandalizó a sus discípulos. Para ellos, era inconcebible que Jesús muriera de esa manera, como un malhechor, pues esperaban un Mesías grandioso, un Mesías de Poder y de Entrega (el verdadero Mesías).

La conducta de Jesús resultó tan provocadora (considerada revolucionaria para la mentalidad judía) que en repetidas ocasiones apareció al margen de la ley, cuya violación se sancionaba con la pena de muerte. Por ejemplo:

  • Cuando acusaban a Jesús de expulsar demonios, le imputaban la práctica de magia, que merecía la lapidación.
  • Cuando se le acusaba de blasfemar contra Dios, de ser un falso profeta, de ser un hijo rebelde o de quebrantar el Sábado, todas estas acusaciones eran penadas con la muerte.

La expulsión de los mercaderes del Templo fue vista como el acto más grave que Jesús realizó contra las instituciones judías. Con este acto, Jesús cuestionó el sistema de culto del Templo de Jerusalén, al considerar que impedía la verdadera conversión a Dios, cuya gracia y perdón se manifestaban plenamente en Él. La reacción contra Jesús fue brutal, motivada por razones religiosas, económicas y políticas.

Por todo ello, Jesús había perdido el derecho a la vida ante las autoridades judías. Jesús, consciente de esto, tenía presente la probabilidad de una muerte violenta, pero la afrontó como parte ineludible de su misión. Jesús cumplió hasta en la muerte la voluntad de su Padre, Dios.

2. La Última Cena

Mateo, Marcos y Lucas (los evangelistas sinópticos) nos describen la Última Cena de Jesús. Sin embargo, San Juan nos relata un episodio posterior a la cena: el Lavatorio de los Pies.

Estudios recientes sobre este episodio sugieren que Jesús celebró una cena de despedida antes de morir, equivalente a la cena de Pascua (Pésaj, que significa 'Paso' en hebreo). Para comprender la profundidad de la Pascua, es fundamental desglosarla en sus diferentes dimensiones:

  • La Pascua Judía: el paso de la esclavitud a la libertad.
  • La Pascua de Jesús: el paso de la muerte a la vida.
  • La Pascua Cristiana: el paso del hombre viejo al hombre nuevo.

La Pascua Judía celebra el acontecimiento de Moisés, la liberación del pueblo judío de la esclavitud (aproximadamente en el año 1250 a.C., según Éxodo 10). Se ha celebrado ininterrumpidamente hasta el día de hoy.

La Pascua de Jesús se materializa en la Última Cena.

La Pascua Cristiana es la actualización de la Pascua de Jesús, celebrada especialmente durante la Semana Santa. Los días más especiales son:

  • Domingo de Ramos: Jesús entra triunfalmente en Jerusalén, montado en un pollino.
  • Triduo Pascual (tres días centrales):
    • Viernes Santo: Día de la Pasión y Muerte de Jesús.
    • Sábado Santo: Día de la Sepultura de Jesús.
    • Domingo de Resurrección: Día de la Vida y Resurrección de Jesús.

3. La Causa de la Muerte de Jesús

La muerte de Jesús fue el resultado de acusaciones tanto políticas como religiosas:

  • Para las autoridades políticas: Jesús era un agitador. Fue denunciado ante Poncio Pilato como un rebelde con intenciones de convertirse en rey, desplazando al César (de ahí la inscripción en las lápidas: INRI - Iesus Nazarenus, Rex Iudaeorum, que significa 'Jesús Nazareno, Rey de los Judíos').
  • Para las autoridades religiosas: Jesús era un blasfemo. Se le consideró así por afirmar ser el Mesías, por equipararse a Dios, por su interpretación de la Ley, por perdonar los pecados y por sus palabras relativas al Templo (como "Destruiré este templo y en tres días lo levantaré", refiriéndose al templo de su cuerpo, es decir, a su resurrección en tres días, mientras que el templo de piedra había tardado cuarenta años en construirse, lo que provocaba burlas).

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