Partidos Políticos en la España de Isabel II: Liberalismo, Carlismo y Republicanismo

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El Reinado de Isabel II: Un Escenario Político Complejo

El reinado de Isabel II (1833-1868) es un periodo de gran complejidad política en la historia de España. En él se sucedieron dos regencias, la Guerra Carlista, la promulgación de cuatro constituciones y continuos levantamientos militares. Estos profundos cambios tuvieron su reflejo en los diversos partidos políticos que, desde el inicio del reinado, surgieron como organizaciones que canalizaban las distintas corrientes ideológicas del liberalismo incipiente y sus oponentes.

El Carlismo: Tradición y Legitimidad

El Carlismo es un movimiento político tradicionalista y legitimista de carácter antiliberal surgido en España en el siglo XIX. Apoyaba las pretensiones de Carlos María Isidro al trono en contra de la línea sucesoria de Isabel II. Su lema fundacional fue: “Dios, Patria y Rey”, a lo que más tarde se añadió “Fueros”. Sus principios elementales eran:

  • La tradición política del absolutismo monárquico.
  • Defensa del principio de legitimidad y el derecho sucesorio masculino de Carlos V y sus descendientes.
  • Restauración del poder de la Iglesia con un catolicismo excluyente.
  • Idealización del medio rural y rechazo de la sociedad urbana e industrial.
  • Foralismo: defensa de las instituciones y fueros históricos de vascos, navarros y catalanes frente a la uniformidad política liberal.

El Partido Moderado: Orden y Soberanía Compartida

El Partido Moderado surgió de los doceañistas, partidarios de la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, y del rechazo a la soberanía nacional. Buscaban dotar al monarca de amplios poderes. Se caracterizaban por:

  • Poder legislativo compartido entre las Cortes y el monarca.
  • Monarquía con amplios poderes y Cortes bicamerales.
  • Senado elitista, cuyos miembros eran elegidos por la Corona para frenar posibles reformas del Congreso.
  • Control de los poderes locales por el monarca (quien elegía a los alcaldes).
  • Sufragio censitario restringido y limitación de derechos individuales y colectivos.

Fue el partido preferido por María Cristina y contó con el apoyo de grandes terratenientes, la alta burguesía y la clase media-alta. Su principal líder fue el general Narváez.

El Partido Progresista: Soberanía Nacional y Reformas

El Partido Progresista nació de los exaltados del Trienio Liberal. Propugnaba la soberanía nacional, con el poder legislativo en las Cortes y la limitación del poder del rey. Se caracterizaba por:

  • Recurrir a los pronunciamientos militares para acceder al poder.
  • Poder ejecutivo fuerte, con un gobierno sometido a las cámaras.
  • Cortes bicamerales con un Senado electivo y no vitalicio.
  • Defensa de poderes locales elegidos por el pueblo y sufragio censitario amplio.
  • Defensa de los derechos individuales (opinión, expresión, habeas corpus, residencia y propiedad), aunque menos favorable a los colectivos (huelga, asociación y reunión).

Su base social estaba en la pequeña y mediana burguesía, las clases medias, empleados y artesanos. Su principal representante fue el general Espartero.

El Partido Demócrata: Sufragio Universal y Derechos Amplios

El Partido Demócrata se formó como una escisión del Partido Progresista e integraba a progresistas radicales, republicanos y socialistas. Su oposición a la monarquía de Isabel II les llevó a no participar en su sistema político. En su Manifiesto de 1849 defendieron:

  • Soberanía nacional y sufragio universal.
  • Libertad de conciencia, y derechos de reunión y asociación.
  • Instrucción primaria universal y gratuita.
  • Intervención del Estado en la asistencia social.

Su base social estaba en las clases populares y en intelectuales. Tuvo un papel importante en la Revolución de 1868.

La Unión Liberal: El Centro Político

La Unión Liberal se constituyó como un partido de centro, reuniendo a los sectores más moderados de los progresistas y a los más progresistas de los moderados. Defendía la Constitución de 1845 y que las desamortizaciones se realizaran con el visto bueno del Papa. Su líder fue el general O’Donnell.

Los Republicanos: Hacia la República Federal

Los Republicanos surgieron del Partido Demócrata cuando algunos de sus miembros se declararon monárquicos. Con el apoyo de las clases populares, no solo promovían cambios políticos radicales, como la república federal, sino también la justicia económica y social. Sus propuestas coincidían con las de las juntas revolucionarias disueltas por el Gobierno Provisional de Serrano tras la Revolución de 1868.

Tras la elección de Amadeo I de Saboya como rey, un sector republicano, decepcionado por no haber instaurado la república por vía constitucional, optó por la vía armada para implantar una república federal, lo que generó divisiones entre unionistas y federalistas durante la Primera República.

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