Paradigma de la Simplicidad y Complejidad: Conceptos Clave de Edgar Morin

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El Paradigma de la Simplicidad y la Emergencia de la Complejidad

El paradigma de la simplicidad busca ordenar el universo, persiguiendo el desorden y reduciendo la comprensión a un principio único. La simplicidad observa tanto la unidad como la multiplicidad, pero es incapaz de concebir que la unidad pueda ser, simultáneamente, múltiple. Este paradigma opera mediante la disyunción (separando lo que está ligado) o la reducción (unificando lo diverso).

Orden, Desorden y Organización

La relación entre orden, desorden y organización se manifiesta cuando se constata empíricamente que los fenómenos desordenados son, en ciertas condiciones, necesarios para la producción de fenómenos organizados. Estos fenómenos organizados, a su vez, contribuyen al incremento del orden. El desorden y el orden, por lo tanto, se incrementan mutuamente en una organización que se ha complejizado.

La Ineludible Complejidad del Universo

La complejidad es una realidad ineludible del universo. Aceptar la complejidad implica reconocer la contradicción inherente a la existencia. Todo está interconectado, todo es armonía, y esta visión reconciliada del mundo nos permite trascender la simplificación. Aunque esta perspectiva holística pueda parecer escapar al tiempo y al espacio, no anula el hecho de que existimos en un tiempo y un espacio concretos. Nuestro mundo incluye la armonía, pero también la contradicción.

La complejidad se manifiesta en el desorden, pero también en contradicciones lógicas. La complejidad recupera el mundo empírico, la incertidumbre y la incapacidad de alcanzar una certeza absoluta. En la visión compleja, llegar a contradicciones a través de vías empírico-racionales no representa un error, sino el descubrimiento de una capa profunda de la realidad que no puede ser traducida a nuestra lógica tradicional. Por esta razón, la complejidad es diferente de la completud.

La complejidad es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares que constituyen nuestro mundo fenoménico. Se presenta con rasgos de enredo, desorden, ambigüedad e incertidumbre. El conocimiento, para ser efectivo, necesita poner orden, descartar lo incierto, seleccionar elementos de certidumbre, clarificar, distinguir y jerarquizar. Sin embargo, estas operaciones, necesarias para la inteligibilidad, pueden llevar a la ceguera si eliminan los otros caracteres de lo complejo. Se requiere, por tanto, un pensamiento complejo que distinga sin mutilar y que asocie sin confundir.

Los Tres Principios del Pensamiento Complejo

Edgar Morin propone tres principios fundamentales para abordar la complejidad:

  • Principio Dialógico: Permite mantener la dualidad dentro de la unidad. Ejemplos: lo global y lo local; lo cerrado y lo abierto.
  • Principio de Recursividad Organizacional: Los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los produce. Ejemplos: individuo y sociedad.
  • Principio Hologramático: No solo la parte está en el todo, sino que el todo está inscrito en la parte. Ejemplos: la célula y el ADN; el investigador y su ámbito de intervención.

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