Panorama del Teatro de Posguerra en España: Tendencias y Figuras Destacadas
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La Renovación Teatral de Posguerra: Géneros, Modalidades y Autores Emblemáticos
La Guerra Civil supuso una ruptura significativa en la trayectoria del teatro español anterior. Por un lado, las innovaciones llevadas a cabo por figuras como Valle-Inclán o García Lorca habían desaparecido; por otra parte, el exilio apartó de los escenarios a autores tan relevantes como Alejandro Casona o Rafael Alberti. Además, la censura franquista fue un impedimento crucial para muchos autores que intentaban innovar el teatro hasta cierto punto.
Panorama Teatral: Década de los Años 40 y Mediados de los 50
El Teatro Comercial: La Comedia Burguesa
En primer lugar, destacamos el teatro comercial, cuyo modelo dominante es la comedia burguesa benaventina. Este género sigue la línea anterior a la guerra y se caracteriza por una elaboración cuidada y por la constante intriga para mantener el interés del público. Además, se alternan las escenas humorísticas y las trágicas, abordando temas muy corrientes como asuntos matrimoniales, problemas de celos o infidelidades.
El Teatro de Humor: Del Absurdo a la Crítica Social
En segundo lugar, el teatro de humor también era muy frecuente en los escenarios españoles de la posguerra. Aparece una nueva forma de interpretar el humor, más próxima al absurdo, con situaciones inverosímiles y diálogos con una lógica poco corriente. Este teatro no es entendido solamente como pura diversión, sino también como una crítica velada a la sociedad española y a las convenciones de la época. Los dos autores más representativos de esta corriente son Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela.
Miguel Mihura
La obra más destacada de Mihura es Tres sombreros de copa, compuesta en los años 30 pero no representada hasta los años 50. Esta pieza combina la tradición de la comedia bien hecha y el teatro de humor con el espíritu vanguardista habitual en los jóvenes literatos. Se trata de una comedia que satiriza la rutina de la burguesía y la vida miserable del teatro de variedades.
Enrique Jardiel Poncela
En cuanto a Enrique Jardiel Poncela, destacan obras como Eloísa está debajo de un almendro (1940) y Los ladrones somos gente honrada (del mismo año). Estas obras supusieron una renovación en la escenografía, en la concepción de los personajes (que se convierten en objetos escénicos alejados del sentimentalismo) y en el diálogo. Sin embargo, sus obras comenzaron a fracasar en los años 50.
El Teatro Realista: Compromiso y Existencialismo
A finales de la década de los 40 aparece el teatro realista, una corriente más seria y existencial. Destacan dos fechas clave en su consolidación: el estreno de Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte (1953) de Alfonso Sastre.
Antonio Buero Vallejo
Antonio Buero Vallejo desarrolla la trama de Historia de una escalera siempre en el mismo espacio: la escalera de una casa de vecinos. En este escenario, surge el problema central de la obra: la frustración de sus habitantes por estar condenados a vivir allí. Buero Vallejo pretendía crear una tragedia moderna que llevara a cabo una crítica profunda de la sociedad contemporánea, combinando una síntesis de realismo y simbolismo.
Alfonso Sastre
Alfonso Sastre concibe el teatro como un arte social que no puede reducirse a la mera contemplación estética de la burguesía refinada. Por ello, fundó el Teatro de Agitación Social en 1950, con el objetivo de promover la renovación teatral y el compromiso social. Su consagración como dramaturgo llega con el estreno de Escuadra hacia la muerte, obra que plantea un conflicto existencial entre el principio de autoridad y el principio de libertad, representado en unos soldados que cumplen una misión suicida.