Panorama del Teatro Español desde 1939: Exilio, Censura y Realismo Social

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El Teatro Español a partir de 1939

El teatro del exilio

En América continuó desarrollándose el teatro de los autores exiliados. Destacan figuras como la actriz Margarita Xirgu, que representó obras de autores como Alejandro Casona, Rafael Alberti o Federico García Lorca.

Autores destacados en el exilio:

  • Max Aub: Autor de obras como El rapto de Europa o Cara y cruz. Sus trabajos abordan temas como la Guerra Civil española, los campos de concentración, el nazismo, el exilio y la Guerra Fría. Muestran una clara voluntad de experimentación formal y una cuidada elaboración.
  • Alejandro Casona: Escribió piezas como La dama del alba, Prohibido suicidarse en primavera o La barca sin pescador. Su teatro se caracteriza por el uso del simbolismo, un lenguaje poético de gran lirismo y el conflicto constante entre realidad y fantasía.
  • José Ricardo Morales: Exiliado en Chile, su obra se centra en la búsqueda de nuevos cauces expresivos. Muestra interés por la opresión del hombre moderno, las dictaduras, la tecnificación de la realidad y la manipulación ideológica. Una de sus obras es Hay una nube en su futuro.

El teatro de los años 40

Durante esta década, el teatro en España se utilizó a menudo como instrumento de propaganda política del régimen o, por el contrario, como un mero medio de evasión.

Corrientes principales:

  • Teatro nacional-católico: Con autores como José María Pemán, Gonzalo Torrente Ballester o Eduardo Marquina, cuyas obras son consideradas hoy de menor trascendencia.
  • Comedia burguesa: Heredera del teatro de Jacinto Benavente. Presenta personajes de clase media-alta, una hábil construcción de la intriga y una alternancia calculada entre el humor y lo sentimental. Los temas suelen ser repetitivos: asuntos matrimoniales, celos, infidelidades, etc. Un autor representativo es José López Rubio.
  • Teatro de humor: Destaca fundamentalmente Enrique Jardiel Poncela, con un claro afán renovador de la escena española. Su teatro se basa en la imaginación desbordante, lo inverosímil, lo fantástico y lo absurdo. Obras importantes son Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada o Cuatro corazones con freno y marcha atrás.
  • Comedia sentimentaloide y lacrimógena: Buscaba la emoción fácil del espectador.

El teatro de los años 50: Hacia el Realismo Social

Esta década ve el surgimiento del Realismo Social en el teatro, aunque coexistiendo con una notable diferencia entre la ideología comprometida de los nuevos autores y el tipo de teatro que el público mayoritario seguía consumiendo (comedia burguesa, teatro humorístico, revista, zarzuela, musicales y cine).

La censura franquista ejercía un control férreo sobre las producciones. No obstante, con el tiempo, empezó a surgir un público más crítico y exigente.

En este contexto, surgen dos posturas entre los dramaturgos críticos:

  • El Posibilismo: Defendido por Antonio Buero Vallejo, consistía en intentar estrenar obras críticas dentro de los márgenes permitidos por la censura, haciendo concesiones si era necesario para que el mensaje llegase al público.
  • El Imposibilismo: Representado por Alfonso Sastre, abogaba por no hacer concesiones a la censura, aunque eso significase no poder estrenar.

Antonio Buero Vallejo

Figura clave del teatro de posguerra. Su biografía está marcada por la Guerra Civil (luchó en el bando republicano), la condena a muerte (conmutada) y la cárcel.

Obtuvo el prestigioso Premio Lope de Vega en 1949 por Historia de una escalera, obra que marcó un hito en la escena española.

Características de su obra:
  • Temas recurrentes: La lucha por la libertad, la justicia y la verdad; la presencia de personajes con limitaciones físicas (ceguera, sordera) que adquieren valor simbólico; la exploración de la soledad, la búsqueda de la felicidad, la doblez moral, la hipocresía, el amor y la libertad.
  • Personajes: A menudo definidos por su contexto histórico y social, enfrentan problemas individuales que adquieren una trascendencia social.
  • Espacios: Con frecuencia adquieren un valor simbólico (la escalera, el tragaluz, la fundación).
Etapas de su producción:
  1. Teatro existencial y simbólico: Obras centradas en la condición humana y el destino.
  2. Crítica social: Piezas que denuncian las injusticias y la mediocridad de la sociedad española bajo la dictadura, a menudo a través de dramas históricos o parábolas.
  3. Última etapa: Combina la renovación formal y experimental con sus preocupaciones existenciales y sociales.
Obras destacadas por etapas (ejemplos):
  • Inicio y consolidación: Historia de una escalera (retrato de la pobreza, la frustración colectiva, las ilusiones y esperanzas rotas en el microcosmos de una escalera).
  • Dramas históricos: Un soñador para un pueblo (sobre Esquilache), Las Meninas (sobre Velázquez).
  • Crítica social e innovación técnica: El tragaluz (introduce técnicas como el 'efecto de inmersión').
  • Teatro último y experimental: La Fundación (una parábola sobre la libertad y la alienación).

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