Panorama de la narrativa y el teatro español del siglo XX

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NARRATIVA HASTA 1930

La Generación del 98

La Generación del 98, un grupo literario español surgido a finales del siglo XIX y principios del XX, se distinguió por su preocupación por los problemas sociales de España, sus reflexiones sobre cuestiones religiosas y existenciales, y su contribución a la renovación de la novela española.

Este grupo de escritores, entre los que destacan figuras como Unamuno, Baroja, Azorín y Valle-Inclán, compartían una visión crítica de la situación de España, atravesando dos etapas distintas en su tratamiento de este tema: una fase inicial de crítica y regeneracionismo, seguida por una fase más melancólica centrada en la simbología de Castilla como representación de la nación.

Además de su preocupación social, la Generación del 98 abordó cuestiones religiosas y existenciales, explorando el conflicto entre fe y razón, el paso del tiempo y la lucha por la vida, en consonancia con la crisis de fin de siglo.

En cuanto a la renovación de la novela, este grupo superó los modelos realistas y naturalistas predominantes en la literatura de la época, adoptando un enfoque antirretórico, impresionista y un lenguaje más accesible. Cada miembro del grupo contribuyó a esta renovación desde su propio estilo narrativo, destacando la sobriedad de Unamuno, la extensa producción de Baroja, el estilo minucioso de Azorín y la evolución temática de Valle-Inclán.

El Novecentismo y las Vanguardias

Hacia 1914, la Generación del 98 mostró signos de agotamiento, dando paso al surgimiento del Novecentismo, un movimiento caracterizado por su intelectualismo y la introducción de las vanguardias en España. Este periodo se distinguió por una importante actividad política basada en ideales progresistas y europeistas, con destacados ensayistas como Ortega y Gasset, Manuel Azaña y Eugenio D'Ors.

En el ámbito de la narrativa, el Novecentismo también produjo obras notables, como las de Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala, quienes destacaron por su estilo formal y académico. Durante la década de los 20, coincidiendo con el Novecentismo, se produjo la entrada y desarrollo de las vanguardias en España, especialmente en la poesía, aunque también se dieron ejemplos de narrativa vanguardista.

Hacia una novela comprometida

Finalmente, en los años 30, en respuesta a las circunstancias históricas, se produjo una rehumanización de la literatura en todos los géneros, dando lugar a una novela comprometida social y políticamente, cuyos principales exponentes fueron César Arconada, Joaquín Arderius y Ramón J. Sender.

NARRATIVA DESDE 1930

La novela social de los años 50

En los años 50, influenciados por modestos cambios sociopolíticos y la tendencia realista en Europa y Estados Unidos, surge una nueva generación de novelistas en España. Estos autores, en un contexto de mayor distancia respecto a la guerra civil, se orientan hacia una novela más abiertamente social. Los conflictos sociales son el eje central de muchas de estas obras, caracterizadas por un estilo coloquial y cercano al lenguaje cotidiano.

Este cambio, iniciado por Cela con La colmena (1952), se divide en dos etapas distintas:

  • La primera continúa con enfoques personales, cercanos a la novela existencial anterior, con autores como Ana María Matute, Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio.
  • La segunda etapa se caracteriza por un enfoque más social y político, con novelistas como López Pacheco, López Salinas, Ferres, Grosso y García Hortelano.

La novela más significativa de este periodo es El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio, que se desarrolla en dieciséis horas de un domingo de verano y utiliza técnicas objetivistas con un fuerte énfasis en el diálogo.

Experimentación y renovación en los años 60

En los años 60, el realismo social muestra signos de agotamiento y los novelistas españoles se abren a las influencias de la narrativa europea, especialmente de autores como Joyce y Proust. La narrativa se vuelve más experimental y el lenguaje más literario. Obras clave de este periodo son Tiempo de silencio de Luis Martín Santos y La ciudad y los perros de Vargas Llosa, junto con títulos como Señas de identidad de Juan Goytisolo, Cinco horas con Mario de Miguel Delibes y Volverás a Región de Juan Benet.

Transformación y diversidad tras la muerte de Franco

Tras la muerte de Franco, la vida cultural y literaria en España experimenta una notable transformación. La censura desaparece, se recuperan los autores exiliados y se produce una apertura hacia la literatura extranjera, tanto europea como latinoamericana. La literatura española de las últimas décadas se caracteriza por una gran variedad temática y estética, así como por la proliferación de autores.

El realismo renovado de los años 75

Hacia 1975, una nueva promoción de novelistas reacciona contra la complejidad experimental y surge un interés renovado por la concepción realista de la novela. Esta corriente, conocida como , se caracteriza por una narración más lineal y una trama más centrada. Obras clave de este periodo incluyen La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza, que reivindica el placer de narrar con una trama intrigante y elementos propios de la novela folletinesca. Otros títulos relevantes son Los delitos insignificantes de Álvaro Pombo, Luna de lobos de Julio Llamazares, La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza y Belver Yin de Jesús Ferrero.

Libertad y diversidad en la actualidad

En la actualidad, la literatura española muestra una gran libertad y diversidad de tendencias, que van desde la metanovela hasta la novela de intriga y policiaca, pasando por la novela histórica, las memorias, la novela lírica, la novela culturalista y la novela de pensamiento. Esta riqueza temática y estilística refleja la complejidad y la vitalidad de la literatura contemporánea en España.

EL TEATRO ESPAÑOL DEL SIGLO XX

El teatro español del siglo XX presenta una rica diversidad de corrientes y estilos que reflejan tanto la realidad sociopolítica de la época como las inquietudes estéticas y literarias de sus creadores. Si bien se distinguen tendencias populares que encuentran eco en el gusto del público, también emergen corrientes más vanguardistas y literariamente ricas que, aunque no alcanzan la misma popularidad, dejan un legado significativo en la historia teatral española.

Corrientes populares

  • Drama burgués: Continúa la tradición del realismo del siglo XIX pero adaptado a los gustos del público burgués del momento. Autores como Jacinto Benavente son representativos de esta tendencia, con obras como Los intereses creados y La Malquerida.
  • Teatro costumbrista: Arraigado en la tradición romántica, busca principalmente entretener al público sin pretensiones críticas. Dentro de esta corriente, se encuentran figuras como los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches y Pedro Muñoz Seca, cada uno aportando su visión regionalista y humorística al panorama teatral español.

Corrientes innovadoras

  • Teatro del 98 y el Novecentismo: Encabezado por figuras como Unamuno, Azorín y Ramón Gómez de la Serna, representa una búsqueda de renovación estética y temática en sintonía con los ideales de la Generación del 98.
  • Teatro del 27: Liderado por García Lorca, Salinas, Max Aub, Alberti y otros, refleja las corrientes vanguardistas y surrealistas de la época, explorando nuevas formas de expresión teatral y temas más universales y profundos.

Figuras centrales: Valle-Inclán y Lorca

En este contexto, Valle-Inclán y Lorca emergen como las figuras centrales e icónicas de estas corrientes respectivas. Valle-Inclán, a lo largo de su carrera, experimenta con diferentes estilos y géneros, desde el modernismo hasta el esperpento, marcando un hito en la historia del teatro español con obras como Luces de bohemia y Martes de carnaval. Por su parte, Lorca, a través de una trayectoria igualmente diversa, explora temas líricos, simbólicos y sociales en obras como Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, consolidándose como uno de los dramaturgos más importantes y universales de la literatura española.

LA GENERACIÓN DEL 27

La Generación del 27, reconocida por llevar a su máximo esplendor la literatura vanguardista en España y por iniciar un proceso de rehumanización literaria truncado por la Guerra Civil, tradicionalmente ha sido estudiada como un grupo de diez poetas masculinos. Sin embargo, una actualización reciente ha incorporado a escritoras que participaron activamente en la vida cultural de la época. Entre los autores más destacados se encuentran Jorge Guillén, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Ernestina de Champourcin, Concha Méndez y Josefina de la Torre.

Aunque se les ha llamado de diversas formas, como la Generación de la Dictadura o la Generación de la República, el nombre más aceptado es Generación del 27, derivado de una célebre reunión en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. Se debate si constituyen o no una generación literaria, cumpliendo algunos criterios como la edad cercana, nivel cultural semejante, asistencia a eventos comunes y liderazgo externo de Juan Ramón Jiménez, pero sin cumplir otros como la ausencia de un líder interno o una circunstancia histórica aglutinante.

Rasgos estéticos

  • Un sentido trascendente de la poesía
  • Depuración del sentimiento
  • Intelectualismo
  • Poesía de contrastes
  • Recuperación de formas métricas clásicas
  • Desarrollo de verso libre

Evolución del grupo

Se admite la evolución del grupo según Dámaso Alonso, quien identifica dos etapas:

  • Una vanguardista hasta 1927, caracterizada por una poesía pura y hermética.
  • Una de rehumanización desde 1927 a 1936, influida por el surrealismo y marcada por una mayor expresión de lo humano, incluso con tintes políticos y revolucionarios.

Se añade una tercera etapa posterior a la Guerra Civil, donde el grupo se dispersa y los poetas enfrentan las dificultades de la posguerra, pero continúan influenciando a las nuevas generaciones con una poesía existencial o solidaria, dependiendo de las circunstancias individuales de cada autor.

EL TEATRO DESDE 1939

En la escena teatral española de posguerra, se identifican tres periodos clave que reflejan la evolución y diversificación del panorama dramático.

Años 40: Continuidad y esfuerzos de renovación

Los años 40 están marcados por la continuidad de las tendencias prebélicas, particularmente el predominio del drama burgués influenciado por autores como Benavente, pero con escasa crítica social y una defensa de valores conservadores. A pesar de esto, se observan esfuerzos de renovación, especialmente en el terreno del humor, con figuras como Miguel Mihura y Jardiel Poncela. Mihura, por ejemplo, desarrolla un teatro próximo al absurdo pero con una intencionalidad crítica evidente, destacando su obra Tres sombreros de copa. Por otro lado, Jardiel Poncela lleva este tratamiento del absurdo a extremos aún más inverosímiles en obras como Eloísa está debajo de un almendro y Cuatro corazones con freno y marcha atrás.

1950-1965: La generación realista

El periodo comprendido entre 1950 y 1965 ve emerger y desarrollarse lo que se conoce como la . Este grupo, formado por dramaturgos como Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Lauro Olmo y Rodríguez Méndez, comparte una orientación ideológica izquierdista y una estética predominantemente realista. Su objetivo principal radica en la crítica de la realidad española de su tiempo, procurando una identificación del público con los personajes y las situaciones presentadas en escena. Destacan obras emblemáticas como Escuadra hacia la muerte de Buero Vallejo y La sangre y la ceniza de Alfonso Sastre, que abordan temas sociales y políticos de relevancia.

Desde 1965: Renovación y experimentación

A partir de 1965, se inicia una etapa de renovación en el teatro español que coincide con las transformaciones observadas en otros ámbitos literarios. Si bien persiste una línea más tradicional, centrada en la importancia del diálogo y representada por autores como Antonio Gala, José Luis Alonso de Santos, José Sanchis Sinisterra y Fernando Fernán Gómez, emerge una tendencia hacia fórmulas más expresionistas y experimentales. Esta renovación implica un abandono progresivo del realismo puro y una mayor atención a los elementos teatrales por encima del texto dramático.

En esta fase de renovación, se destacan tanto autores individuales como Francisco Nieva, Miguel Romero Esteo y Fernando Arrabal, este último reconocido por su creación del , que busca fusionar lo absurdo con lo cruel en obras como Pic-Nic y Cementerio de automóviles. Además, surgen grupos independientes que desarrollan propuestas teatrales de manera colectiva, tales como TEI, Tábano, Els Joglars, Els Comediants y La Fura dels Baus. Estos grupos exploran nuevos lenguajes escénicos y temáticas innovadoras, muchas veces al margen de los circuitos comerciales, en un intento por revitalizar el panorama teatral español.

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