Panorama de la narrativa española desde 1940: tendencias, autores y evolución
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La novela española a partir de 1940
Durante la década de los cuarenta se pueden distinguir varias tendencias. Por un lado, la continuidad con una narrativa de carácter tradicional, con autores como Ignacio Agustí (Mariona Rebull) o Juan Antonio de Zunzunegui (La quiebra); la tendencia al escapismo de Carmen de Icaza y Rafael García Serrano.
Por otra parte, se abonan las tendencias experimentales anteriores; en la temática se da un giro a la realidad y a las preocupaciones metafísicas.
La publicación de LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE (1942) de Camilo José Cela y de NADA (1945) de Carmen Laforet marcará un cambio en la literatura. La primera de estas obras se ha denominado tremendismo por la visión de la realidad y sus personajes que muestra. En esta línea también se escriben otras obras como LA SOMBRA DEL CIPRÉS ES ALARGADA (1948) de Miguel Delibes o LOS ABEL (1947) de Ana María Matute.
En la década de los cincuenta se producen cambios socioeconómicos que influirán en la producción literaria. La narrativa intenta reproducir esa realidad en un intento de denunciar las desigualdades sociales y despertar la conciencia del lector. Dentro de este realismo se encuentran dos tendencias:
- El realismo objetivo: el narrador se limita a plasmar escenas, personajes y sucesos sin dar su opinión sobre ellos. Su máxima expresión es el conductismo.
- El realismo crítico: el narrador muestra su opinión sobre las injusticias sociales a través de sus explicaciones y análisis.
En la mayoría de las obras de ambas tendencias el protagonista es colectivo.
El lenguaje sencillo de estos autores intenta reflejar el lenguaje real y la ausencia de retórica está puesta al servicio de la objetividad.
Los temas de esta novelística son muy diversos:
La vida del campo, la vida en el mar, el mundo del trabajo, la ciudad, la vida de la burguesía y la Guerra Civil.
Algunas de las obras que tratan esta temática son: El fulgor y la sangre, Gran Sol de Ignacio Aldecoa; LA colmena de Cela, Las afueras de Luis Goytisolo, la trilogía Los mercaderes de Ana María Matute, El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio.
En los años sesenta se produce una etapa de renovación y experimentación con las técnicas de la novela, producto del agotamiento del realismo anterior. Se habla de literatura experimental por el uso que se hace de nuevos modos expresivos: renovación de la estructura (laberíntica, el espacio se reduce, ruptura del orden cronológico, perspectivismo), el lenguaje y el estilo de los textos (lenguaje rico en recursos retóricos, elementos paraverbales).
Se considera 1962 como la fecha de inicio de esta nueva etapa en la narrativa por la publicación de Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos y Señas de identidad de Juan Goytisolo.
Otros autores son Gonzalo Torrente Ballester, Juan Benet y Juan Marsé.
Entre finales de los 60 y la primera mitad de los 70, una serie de escritores educados y formados durante el franquismo comienza a escribir. Son la generación del 68, del 66 o del 75. Estos autores vuelven a cierto realismo, así como se rastrea en sus obras la influencia de los medios de comunicación. La variedad en estos autores abarca desde los temas a la estética y los géneros que frecuentarán. Los principales autores son:
Francisco Umbral, Memorias de un niño de derechas; Manuel Vázquez Montalbán, Yo maté a Kennedy, Los mares del sur; Eduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta; Juan José Millás, Cerbero son las sombras; José María Merino, Novela de Andrés Choz.
De los ochenta a la actualidad, los novelistas formados en los últimos años del franquismo acentúan el abono del experimentalismo e inician una novela interesada por incluir preocupaciones culturales, así como una reivindicación de la intriga, la historia, lo fantástico y lo psicológico. La mezcla de varias generaciones ha propiciado variedad de formas narrativas y tendencias. En un intento de sistematizarlas, la crítica ha reconocido los siguientes modelos: novela espectacular o metanovela; novela de intriga o policiaca; novela histórica; novela de autoficción; novela psicológica e intimista; novela lírica y estilística; novela culturalista.
A finales del siglo XX aparece una nueva generación de escritores agrupados con el nombre de la generación X. Representantes de esta estética serían Almudena Grandes, Beatriz Pottecher, Martín Casariego, Lola Beccaria, Luisa Castro, Begoña Huertas, Marta Sanz…
Algunos de los rasgos más comunes son: parodia de los productos de los medios de comunicación. Entre sus temas se encuentran el problema del paro y sus consecuencias.
Bajo el nombre de Afterpop o Generación Nocilla aparece un nuevo grupo de autores que comienzan a publicar ya en el siglo XXI.