Ortega y Gasset: La Razón Vital como Superación de la Filosofía Moderna

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Ortega y Gasset: La Razón Vital y la Tradición Moderna

En El tema de nuestro tiempo, Ortega y Gasset parte de una crítica a Sócrates. Ortega reconoce que con él y con Platón se realizó un descubrimiento admirable: el de la razón. Para Ortega, el error que comienza con los filósofos eleatas y su interpretación del ser, tratando las realidades como si fuesen ideas, es fundamental.

La Concepción Realista y el Racionalismo

Para la concepción realista, la realidad es independiente de la mente que se la representa; el sujeto no construye la realidad que conoce. En el auténtico conocimiento, nuestra mente es pasiva, es como un espejo fiel de la realidad. Cuando conocemos la realidad, esta deja en nuestra mente su huella.

En la Edad Moderna, heredero de la tradición realista es el racionalismo. Este considera que la razón es la dimensión principal del hombre y que es capaz de vincularnos con verdades abstractas, intemporales, ajenas a cualquier elemento histórico y subjetivo.

La Paradoja de la Razón en Ortega

Ortega, por un lado, hace una defensa de la razón, pues no podemos renunciar a su ejercicio. El pensamiento es una actividad vital en el hombre, ya que este busca, de manera natural, la verdad y explicación del mundo que le rodea. Y, sin embargo, Ortega declara que el racionalismo tradicional es contrario a la vida.

Del Racionalismo al Idealismo Cartesiano

El racionalismo de Descartes desemboca en el idealismo. Para el idealismo, la realidad es una construcción de la subjetividad o mente que se la representa, e inseparable de la conciencia que conoce. El contenido o realidad, una vez modelado, adopta la forma del continente o conciencia.

Ortega se pregunta cómo Descartes ha podido cometer esa incongruencia de no reconocer como realidad radical sino lo inmediato. El idealismo, paradójicamente, conserva una tendencia realista. Esta tendencia consiste en creer que lo real es lo que existe independientemente de mí. Cuando una cosa, por ejemplo, existe porque depende de mí, se añade un razonamiento realista: se hace consistir la realidad en algo independiente, y lo independiente es mi pensamiento. El sujeto cartesiano es interpretado como una res cogitans, como una cosa que piensa.

La Realidad Radical y la Razón Vital

Ambas posturas (realismo e idealismo) no alcanzan la realidad fundamental y radical. Para Ortega, tanto la naturaleza como el intelecto son relativizados en función de una única realidad radical. Una realidad tal requiere la razón vital.

Características de la Razón Vital

La razón vital nos enseña a apreciar la vida en sí misma y en los valores que le son característicos. Así, el sentimiento acoge la belleza y el deleite; la voluntad busca la bondad y la impetuosidad; y el pensamiento persigue la verdad y la sinceridad. La razón vital reniega de los aspectos irracionales de la vida; el orden lógico de nuestros pensamientos no siempre coincide con el orden vital.

Distinción entre Razón Vital y Vitalismo

No debemos confundir la razón vital con el vitalismo. El racionalismo se queda con la verdad y abandona la vida. El vitalismo prefiere la movilidad de la existencia a la quieta e inmutable verdad. La razón vital, en cambio, refleja una armonización entre razón y vida.

El Raciovitalismo: La Vida como Realidad Fundamental

El raciovitalismo se ocupa de la realidad radical que es la vida. La realidad radical es la vida, “que incluye el mundo”, nuestra vida. En resumen, Ortega realiza una crítica a la metafísica y ontología que, aunque desemboca en un relativismo, no deja de buscar la verdad.

La realidad radical es la vida; pero la vida humana concreta y en relación con las circunstancias, con su historia, su condición y su posibilidad. La razón debe dejar de ser “pura” para ser vital. La razón vital presenta perspectivas complementarias.

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