Ortega y Gasset: La Razón Vital y el Perspectivismo Frente al Racionalismo
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La Razón en la Filosofía: De la Pureza a la Vida
El Problema de la Razón y la Experiencia Vital
Para comprender la concepción previa del problema planteado por Ortega, es fundamental examinar la historia de la filosofía. El eje central de esta cuestión radica en el papel de la razón. La filosofía, intrínsecamente ligada al uso de la razón, ha experimentado diversas interpretaciones de esta a lo largo del tiempo.
El Racionalismo Clásico vs. el Existencialismo
Entre mediados del siglo XIX y el XX, numerosos filósofos comenzaron a postular que la razón no debía disociarse de la experiencia vital. Pensadores como Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger y el propio Ortega, figuras clave del existencialismo, defendían que la razón debía integrar las emociones, el sufrimiento, la historia y las circunstancias individuales. Esta perspectiva contrasta marcadamente con el racionalismo de filósofos como Descartes, Spinoza o Leibniz. Estos últimos sostenían que la filosofía debía emular el modelo científico, excluyendo cualquier elemento personal o subjetivo. Aspiraban a una razón pura, capaz de alcanzar verdades universales. Sin embargo, esta concepción puede conducir al aislamiento, al ignorar la realidad vital. Una razón desprovista de impurezas, una vez alcanzada, dificulta el retorno a la experiencia mundana. Ortega, en respuesta, propone la integración de la razón con la vida.
Descartes y el Origen del Racionalismo
El Método Cartesiano y la Búsqueda de la Verdad
Al examinar la obra de Descartes, especialmente en Meditaciones metafísicas o el Discurso del método, se observa el origen del pensamiento racionalista que Ortega buscará conciliar con el relativismo para formular su teoría del punto de vista. Descartes introduce una innovación fundamental: el método. Frente al caos de ideas predominante en la filosofía precedente, propone un camino claro y sistemático, análogo al empleado por la ciencia. Si bien las reglas de su método son objeto de debate, su concepción de un orden lógico ha ejercido una influencia considerable en la filosofía posterior. La primera regla del método cartesiano postula que la razón debe buscar ideas claras y distintas, es decir, evidentes e indubitables.
Del Solipsismo Cartesiano al Perspectivismo de Ortega
Otra contribución trascendental de Descartes es su célebre aforismo: «Cogito, ergo sum» (pienso, luego existo). Con ello, afirma la existencia del sujeto pensante. Esta verdad se presenta como universalmente válida, trascendiendo el lugar, la historia o las condiciones de vida individuales. Sin embargo, esta senda lógica conduce a Descartes a un solipsismo del que solo puede emerger mediante el recurso a la idea de Dios, lo cual genera una cierta inconsistencia con su propio método. Entre este racionalismo y el relativismo moderno, Ortega introduce su propia concepción: el perspectivismo. Ortega retoma del racionalismo la aspiración a la verdad, pero critica su desatención a la realidad vital. Tanto Descartes como Ortega buscan estimular la reflexión del lector; sin embargo, Ortega enfatiza que la filosofía no puede prescindir de la experiencia vivida, la historia personal y el entorno.