Ortega y Gasset: Perspectivismo y Razón Vital en la España de Principios del Siglo XX

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Contexto Histórico y Filosófico de José Ortega y Gasset

La España de Principios del Siglo XX

El golpe de Estado del general Martínez Campos proclama a Alfonso XII rey de España, dando comienzo así a la Restauración borbónica. En el nuevo sistema, los partidos Conservador y Liberal se alternan en el poder de manera pactada, sirviéndose de los caciques. Tras la muerte de Alfonso XII y la regencia de María Cristina, Alfonso XIII da continuidad a este sistema político que vive separado de la sociedad e impide la participación del resto de fuerzas. Síntoma de la crisis es el desastre del 98. La situación a principios del siglo XX también muestra la inoperancia política. La escasa industria se concentra en el País Vasco y Cataluña, mientras que el 70% de la población vive en el campo. La única salida es la inmigración. La Gran Guerra traumatizó a Europa. Aunque España no participó, la demanda europea encareció los productos. Así, aumentó la conflictividad social. A esta tensión sociopolítica se suma el desastre de Annual. Esta situación abonó el campo a los totalitarismos. Es el miedo que trasluce Ortega en El tema de nuestro tiempo. En España, se produce el golpe de Estado de Primo de Rivera, que abre una dictadura de casi 8 años a la que Ortega se enfrentará. Sin embargo, este periodo coincide con la Edad de Plata de la cultura española: Picasso en pintura, Gaudí en arquitectura y el propio Ortega en el campo del pensamiento.

Ortega da continuidad a los movimientos que aspiran a resolver los males de la patria: el regeneracionismo de Joaquín Costa, la renovación pedagógica de Giner de los Ríos o la Generación del 98. Nuestro autor sostiene que es necesario dotarla de una capacidad científica, de una recompensa.

Influencias Filosóficas en Ortega y Gasset

Inicialmente, Ortega encuentra en Alemania la ciencia ajustada al neokantismo. Sin embargo, pronto abandonará ese modelo, pues participa del idealismo. Por tanto, la superación del idealismo no era para Ortega solo una cuestión filosófica, sino la solución a los problemas de España y Europa. Según nuestro autor, si el principio de racionalidad es superado por otra idea más básica, se abrirá una nueva época. El vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl serán decisivos en la configuración de la propuesta orteguiana para superar el idealismo. Del primero asumirá su concepción perspectivista de la verdad y la defensa de los valores vitales, aunque siempre evitando su irracionalismo y su relativismo. Por eso, al vitalismo nietzscheano, Ortega opondrá su raciovitalismo. De Husserl heredó la preocupación por hacer que la filosofía descansara en un fundamento firme descubierto a partir de una reflexión autónoma. Sin embargo, para la fenomenología dicha realidad radical será la conciencia, mientras que para Ortega lo será la vida. Los existencialismos de Heidegger y Sartre configuran su contexto filosófico más cercano. Los tres autores guardan una clara afinidad. Así, la descripción orteguiana de las categorías de la vida supone un proyecto muy cercano al análisis heideggeriano de la existencia humana. Ortega comparte con Sartre la idea de que el ser humano carece de naturaleza, puesto que la vida es un quehacer. También coinciden al afirmar que el hombre es un náufrago en la existencia. No obstante, se separa del nihilismo y angustia vital del existencialismo. Finalmente, señalemos que la influencia del historicismo de Dilthey fue decisiva en el concepto de razón vital e histórica: el ser humano es incomprensible fuera de su vida y su historia. También recoge de este autor su concepción de la vida como realidad radical, y como elemento desde el que hay que partir para comprender al hombre.

La Filosofía de Ortega y Gasset: Perspectivismo y Razón Vital

La Superación de la Modernidad

Cada época tiene una tarea fundamental que realizar y un destino; todo tiempo tiene una misión. Cuando los hombres no se preocupan por realizarla, no viven a la altura de los tiempos. Ortega considera que la nuestra no es otra que superar los principios básicos de la modernidad, superación de la filosofía racionalista dogmática y el vitalismo irracional-realista. Es preciso encontrar una solución a la disputa entre el culturalismo racionalista y el vitalismo realista. Ortega rechaza la visión de una razón ahistórica y transpersonal, y reivindica una noción de la razón que no sea contraria a la vida: la razón vital. La solución trata de mantener una posición de equilibrio entre el sujeto y el objeto, entre la mente y el mundo, entre el yo y las cosas. La realidad tiene dos caras, el mundo y el yo, la subjetividad y las cosas, y ambos extremos se necesitan. Son dos extremos que se necesitan y no pueden darse el uno sin el otro, ni separarlos. Los términos "yo" y "el mundo" pueden expresarse como "yo" y "circunstancias". Esto es una de las dimensiones más profundas de la frase orteguiana "Yo soy yo y mis circunstancias": mis circunstancias están ahí porque yo las atiendo; el mundo no es algo independiente, existe una relación conmigo; y mi yo se hace en relación con el mundo que me toca vivir. La realidad consta de mundo y subjetividad, y ambos se necesitan mutuamente.

El Perspectivismo y la Circunstancia

La tesis del carácter esencial de la circunstancia lleva también al perspectivismo: no podemos superar nunca nuestra circunstancia; lo que queremos, lo que pensamos está determinado por la circunstancia. Frente al intento de ver el mundo desde el punto de vista de lo eterno, propone ver el mundo *sub specie instantis*, ya que toda circunstancia tiene una dimensión temporal. Con esto, Ortega subraya que la vida propia no solo depende de nuestra subjetividad, sino del medio en que esta se desenvuelve. El yo y la circunstancia están trabados totalmente. Este es el elemento que Ortega considera como la gran aportación de su filosofía. La vida no es una categoría abstracta, es el término más concreto de todos, pues se refiere a la vida de cada cual. La vida es el ámbito en el que se hace presente todo, y con todo nos referimos a el mundo o circunstancia y el yo o subjetividad. La vida humana es irreducible a cuerpo o alma, es la realidad radical y en ella se dan las demás realidades.

La Verdad como Perspectiva

La realidad es múltiple, no existe en sí misma; existen tantas como perspectivas y cada una de ellas permite una verdad. La verdad es aquella descripción del mundo que sea fiel a la perspectiva. La única perspectiva falsa es la que quiere presentarse como única, la que se declara como no fundamentándose en punto de vida alguno. En El tema de nuestro tiempo, Ortega defiende el perspectivismo alegando que el sujeto no es un medio transparente. Es más bien un aparato receptor capaz de captar cierto tipo de realidad y no otro. La percepción visual y auditiva es un claro ejemplo de lo que quiere indicar con esta idea, pues, aunque hay muchos colores y sonidos reales, es imposible percibirlos todos. Lo mismo ocurre con las verdades: en cada persona su psiquismo y en cada pueblo su alma, actúa como un órgano receptor que faculta en cada caso la comprensión de ciertas verdades e impide la recepción de otras. Por ello, la pretensión de poseer una verdad absoluta y excluir de estas a otras épocas y otros pueblos es gratuita. En muchos textos presenta su tesis con el ejemplo de que el mismo paisaje es distinto visto desde dos puntos de vista. Según en la posición que estés puedes ver unas cosas u otras, pero no podemos decir que esos dos puntos de vista son falsos. La propia esencia de la realidad es perspectivista, multiforme. El conocimiento absoluto, objetivo e independiente del sujeto no existe, es irreal. El perspectivismo permite a Ortega superar el objetivismo racionalista y el subjetivismo realista.

La Razón Vital: Raciovitalismo

Raciovitalismo es el título que propone Ortega para la filosofía de la vida; su tema es la reflexión sobre la vida y el descubrimiento y explicación de sus categorías fundamentales. Con este título quiso separarse de los movimientos vitalistas más conocidos. Nuestro autor considera que carece de sentido rechazar la racionalidad humana, pues es una dimensión básica e irreducible al estar incardinada en la vida humana y ser uno de sus instrumentos. La razón vital conduce a esta, ya que la vida es cambio e historia. Comprender el pasado es entenderlo. La diferencia entre individuos de distintas épocas no se refiere solo a sus creencias, son distintas también sus sensibilidades, sus esquemas mentales. No comprendemos una época si no entendemos el sentido en el que vive instalada una colectividad, si no nos ponemos en la perspectiva del mundo en el que ellos viven, pero nosotros tenemos nuestra propia perspectiva. Un ejemplo para entender la ajena es: "En muchos pueblos africanos existe el asesinato ritual del rey. Esto nos parece absurdo, pero para ellos esto es tan lógico como para nosotros el sistema parlamentario. Esta es la antinomia de la óptica histórica. Tenemos que distanciarnos del prójimo para entender que no es como nosotros, pero a la vez nos tenemos que acercar a él para descubrir que es como nosotros, que su vida tiene sentido".

Relación entre la Filosofía de Ortega y el Vitalismo y Relativismo de Nietzsche

Ontología

Según Nietzsche, no hay más realidad que la vida. Los conceptos con los que la filosofía ha descrito el mundo como Idea son vacíos que se caracterizan por ser devenir. La realidad para cada hombre es su vida, por lo que esta realidad es perspectivista, relativa e irracional. Ortega acepta el punto de vista de Nietzsche despojándolo de su relativismo e irracionalismo. La perspectiva es el principio organizador de la realidad, por lo que esta ofrece a cada sujeto una parte de sí misma.

Epistemología

Nietzsche defiende que la razón nos engaña porque nos presenta un mundo inexistente. Cualquier intento por superar lo concreto y particular a través de la conceptualización supone una aniquilación de la realidad (irracionalismo). Los sentidos nos muestran el mundo real que es devenir. Ellos son el único conocimiento válido. Por tanto, el conocimiento es relativo a cada sujeto (relativismo). Frente a esto, Ortega propone una concepción perspectivista. Es cierto que cada sujeto conoce desde su punto de vista. Sin embargo, esa circunstancia no le imposibilita acceder a la verdad. Lo que conoce es verdadero. Por tanto, la realidad completa nunca será conocida porque presenta tantas perspectivas cuantos seres humanos.

Antropología

Para Nietzsche, la vida humana es inconsciencia e instinto. El ser humano tiene que ejecutar sus instintos. Los únicos valores que debe alimentar son los vitales. El hombre es una ilusión del racionalismo y cristianismo, que niegan los rasgos propios de la vida. Se condena al ser humano a que viva de modo antivital. La filosofía occidental ha definido al hombre por lo que no es: intelecto, razón, pureza. Ortega critica este vitalismo: el ser humano no puede prescindir de querer conocer la verdad, actuar bien y contemplar lo bello. Ortega define al hombre como un "devorador de verdades": se alimenta de verdades porque necesita saber a qué atenerse. Sin verdad no hay hombre, pero esa verdad solo es accesible y útil desde y para un ser humano que es razón vital.

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