Orígenes del Proceso de Independencia de Chile: Desde la Junta de Gobierno al Primer Congreso Nacional
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La República Define Sus Derechos: Al instituir la Junta de Gobierno en representación del monarca cautivo, el Cabildo de Santiago estimó que no abdicaba la plenitud de los derechos que entendía pertenecerle en su carácter de órgano jurídico de la “república” o comunidad. De igual manera que antes los reyes, al recibir el poder, quedaban sujetos a las prescripciones de las leyes divinas y humanas, el Cabildo consideraba que la Junta debía actuar dentro de “las limitaciones que en el día de su instalación le puso el pueblo”. La Junta, por su parte, se mostraba reacia a acatar la supremacía y el control del Ayuntamiento, y olvidando muy pronto sus orígenes, quiso proceder con entera independencia.
Los Chilenos en la Corte de Cádiz
Reiterando la doctrina sostenida por la Junta Central, la Regencia dictó el 15 de octubre de 1810 un decreto por el que se declaraba que la dominación española en ambos hemisferios forma una sola y misma monarquía, una misma y sola nación y una sola familia, y que por lo mismo, los naturales que sean originarios de dichos dominios europeos o ultramarinos son iguales en derecho a los de esta península. Este decreto dio pie a los diputados americanos para exigir que en las Cortes se concediera a las provincias del Nuevo Mundo una representación equivalente a la de los territorios de la península, desencadenando así un debate que sirvió a los indianos para medir el grado de sinceridad envuelta en las declaraciones igualitarias de los europeos. La ceguera y el orgullo de los peninsulares y su total incomprensión a los problemas ultramarinos, activaron cada vez más el fuego de la evolución americana y contribuyeron a desplazarla poco a poco del terreno constitucional al campo separatista.
El Primer Congreso Nacional
En el acta del 18 de septiembre se había dispuesto que la Junta duraría en sus funciones hasta la convocatoria de un Congreso de representantes de todo el país, que resolvería sobre el gobierno más adecuado para el reino. Consciente de la importancia de este hecho, el Cabildo de Santiago se propuso activar la pronta reunión de diputados para constituir así la Junta definitiva. La noticia de la convocatoria de este cuerpo representativo llenó de inquietud al sector absolutista, que iba comprobando día a día la pérdida de su influjo. Así lo comprendió la Audiencia, que aglutinaba a los burócratas y dirigía la oposición a las miras del Cabildo.
Las Últimas Etapas del Proceso
En la lucha en que se habían embarcado los patriotas en 1813 no les iba a proporcionar el triunfo que tanto ambicionaban. El continuo avance de las tropas del Virrey; la defensa inorgánica y desacertada, fruto de un comando revolucionario del todo improvisado; la miseria recogida como resultado del abandono de los trabajos agrícolas y tala de los campos, y la total paralización del comercio; la convicción adquirida por algunos, a raíz de las actuaciones de Carrera y sus hermanos, de que los chilenos no podían gobernarse a sí mismos; la noticia de la retirada napoleónica de España y de la vuelta al trono de Fernando VII, como asimismo del sofocamiento progresivo de los conatos revolucionarios en los diversos sitios de América, fueron llevando a los patriotas a la certidumbre de que su causa estaba en esos momentos perdida y que mantener la resistencia solo significaba acrecentar los males de la guerra. La afirmación estampada de que en vista de los motivos expuestos ha resuelto el pueblo de Chile recuperar sus derechos naturales y con ellos su libertad e independencia, no es sino una aplicación de la doctrina escolástica que permite a la comunidad, como detentadora originaria del poder, reasumirlo cuando el titular se ha transformado en tirano. La metrópoli había imposibilitado la subsistencia de la comunidad política hispanoamericana. Pero también España había proporcionado el arma de resistencia a la tiranía y otorgado a las tierras de América, su arraigada conciencia de libertad.