Orígenes y Expansión del Cristianismo: Organización y Persecuciones

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Características de las Primeras Comunidades Cristianas

«Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar».

Este fragmento de los Hechos de los Apóstoles resume cómo las primitivas comunidades cristianas asentadas en la zona de Palestina comenzaron a organizarse. Ya vimos que los cristianos originales repartían todo lo que tenían entre ellos y con los menos agraciados, y que practicaban el bautismo y la eucaristía. Veamos otras de las características de estas primeras comunidades cristianas:

  • No discriminaban a nadie: Aceptaban en la comunidad a pobres y a ricos, a hombres y a mujeres, a esclavos y a libres. Todo esto, que puede parecer muy normal hoy en día, era altamente revolucionario para la época y uno de los motivos por los que eran considerados tan peligrosos por el poder establecido.
  • Comenzaron a establecer una organización: Aunque todos eran iguales, era necesario establecer un orden que velase por la comunidad. Comenzaron a aparecer los primeros diáconos, que eran los que se encargaban del cuidado de enfermos y débiles y de conseguir la comida y el dinero para que la comunidad sobreviviese.

Las Persecuciones a los Primeros Cristianos

Tras la muerte de Jesús, los cristianos comenzaron a sufrir persecuciones que en un principio fueron simples arrestos, pero que más adelante fueron a peor. El primer mártir fue San Esteban, muerto tras una de las persecuciones más duras que se llevaron a cabo hasta el momento por parte de las autoridades judías, en el año 34 de nuestra era, es decir, tan solo un año después de la muerte de Jesús. Uno de los líderes de esa persecución fue Saulo de Tarso, que más tarde se convertiría al cristianismo bajo el nombre de Pablo de Tarso.

Persecuciones en el Imperio Romano

Cuando las primeras comunidades cristianas llegaron a la misma capital del Imperio Romano, comenzaron a expandirse rápidamente. Solo reconocían a un Dios y eso iba en contra de la religión politeísta romana, que además consideraba que el emperador tenía carácter divino. Al negar esto, ya que para ellos el emperador era un hombre, sin ningún poder divino, se les consideró traidores al poder establecido y fueron perseguidos y asesinados.

La primera persecución fue la ordenada por Nerón, entre los años 64 y 68, acusando a los cristianos del incendio que asoló Roma, tratando de este modo de acallar los rumores que decían que había sido él quien ordenase prender fuego a varios de los barrios de la ciudad. Según cuentan las enseñanzas cristianas, los apóstoles Pedro y Pablo murieron durante esta época a manos de los soldados romanos.

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