Orígenes y Evolución del Obrerismo Español
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El Movimiento Obrero en España: Orígenes
El movimiento obrero en España adquirió madurez y extensión organizativa a partir del Sexenio Democrático. Las dos corrientes internacionales, marxista y anarquista, encontraron eco en España, sobre todo la anarquista, a través de Giuseppe Fanelli. Creó en Madrid y Barcelona la sección española de la AIT en 1870. La corriente marxista se aglutinó en torno a un núcleo madrileño que entró en contacto con Paul Lafargue, yerno de Marx, en 1871.
A los pocos días del golpe de Estado del general Pavía (3 de enero de 1874), un decreto disolvía las asociaciones dependientes de la AIT.
Corrientes Principales del Movimiento Obrero Español
El Anarquismo
En un congreso de las organizaciones afiliadas a la Internacional celebrado en Zaragoza en 1872, la mayor parte de los congresistas habían optado por la línea anarquista. En esta opción influyó la deslealtad de los políticos para cumplir las promesas de mejora social hechas en la Revolución de 1868 y, en especial, la abolición, lo que contribuyó a empujar al obrerismo a un odio contra el Estado y a la desconfianza en todo tipo de acción política reformista.
Los conflictos y las revueltas agrarias fueron una constante en la historia española durante todo el siglo XIX. El aumento de la población agraria asalariada y el trabajo provocó un grave problema social. El jornalerismo era mayoritario, y los años de malas cosechas provocaban situaciones de hambre crónica. Los anarquistas andaluces se agruparon en sociedades secretas y se dedicaron a actuar como grupos subversivos. Así surgió la Mano Negra, acusada de unos asesinatos, lo que llevó a la detención de cientos de personas en Jerez, Cádiz y Sevilla.
La represión gubernamental y las luchas internas debilitaron la organización, de forma que a finales del siglo XIX el movimiento obrero anarquista español se encontraba sin salida. En respuesta a tal situación, se iba a producir con el cambio de siglo una reforma doctrinal y práctica del anarcosindicalismo.
El Socialismo
La tendencia socialista se limitaba en 1874 a unos reducidos seguidores de las ideas de Marx. En mayo de aquel año, Pablo Iglesias fue llamado a presidir la Asociación.
Su ideario era netamente marxista y resaltaba la necesidad de la participación política de la clase trabajadora, de la formación de un partido obrero capaz de enfrentarse con el régimen político y con el sistema económico vigente.
Bases Programáticas del PSOE
El PSOE proponía tres bases:
- La primera, reunía lo esencial de la teoría de clases marxista: la posesión del poder político por la clase trabajadora y la transformación de la propiedad privada.
- La segunda: la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores dueños del fruto de su trabajo.
- Y la tercera: la pugna por los derechos de asociación y de reunión, tales como la libertad de prensa, el sufragio universal, la jornada de 8 horas de trabajo, salario igual para los trabajadores de uno y otro sexo, etc.
La salida de la clandestinidad de las asociaciones obreras en 1881 fue aprovechada para difundir ampliamente el programa socialista, que condensaba lo esencial del ideario marxista y afirmaba que solamente la propia clase obrera podría ser la artífice de su emancipación.
La salida de El Socialista a la calle en 1886 como periódico oficial del partido fue de enorme importancia, porque durante muchos años iba a ser el único instrumento de interrelación entre los diversos grupos socialistas del país. Este periódico tuvo dificultades en sus inicios.
La crisis de 1887, que trajo consigo cierre de fábricas, incremento del paro, etc., llevó al Partido Socialista a crear una organización capaz de proceder de forma coordinada contra el capital. Y el resultado fue la fundación en agosto de 1888, en Barcelona, de la UGT, que vino seguida del I Congreso del PSOE.
El fin de la UGT era puramente económico: la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, y los medios para obtener las reivindicaciones precisas serían la negociación, las demandas al poder político y la huelga.
A partir de 1891, el PSOE concentró sus esfuerzos en la política electoral y no admitió ninguna alianza con los partidos burgueses. Tras obtener escasos resultados, a principios del siglo XX se inició la colaboración con los republicanos. En 1910 se formó la conjunción republicano-socialista, que produjo un importante crecimiento numérico en sus filas.