Orígenes y Desarrollo de la Sociología: Contexto, Métodos y Funciones Sociales de la Educación
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Orígenes y Desarrollo de la Sociología
Contexto Social e Histórico del Nacimiento de la Sociología
La Sociología surge en el siglo XVIII, en el contexto social y político de la Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Durante esta época, aparecieron nuevas ideologías y enfoques políticos, surgiendo así la ciencia moderna. Bajo su influencia, se desarrolló la Sociología. La Revolución Industrial dio lugar a una transformación radical del orden social. En pocos años, millones de personas cambiaron su lugar de residencia, forma de trabajo, estilos de vida, costumbres e ideas. Sin embargo, la sociedad estaba en crisis. Este fue el clima en el que surgió la Sociología, con la intención de ocuparse de los problemas generados a raíz de esa intensa construcción y reconstrucción del orden social.
En 1839, Augusto Comte propuso denominar a la nueva ciencia como "Sociología". Esta surgió con la especialización progresiva de los saberes. Primero surgió la Política, en el marco de las res-pública, con el desarrollo del Estado Moderno y el ascenso de las nuevas clases burguesas. Luego, surgió la Economía y, finalmente, la Sociología, como rama del saber que intentaba llegar al núcleo de las propias relaciones sociales globales.
El nacimiento de la Sociología fue estimulado por los cambios que la Revolución Industrial había desencadenado. La transición de la sociedad estamental a la sociedad industrial capitalista fue uno de los períodos de mayores cambios en la historia de la humanidad. La disolución de las formas tradicionales de relación, junto a la magnificación de las leyes de la competencia como supuesto básico del nuevo orden económico, tuvieron como consecuencia más inmediata la de situar a los individuos en una tesitura de falta de arraigo, quedando arrojados a una especie de situación de vacío social.
Las características del contexto general en que surgió la Sociología resaltan, por una parte, la forma en que se produjo el desbloqueo ideológico del mundo tradicional y cómo surgió y se desarrolló una nueva mentalidad científica. Y, por otra parte, cuáles fueron los principales cambios sociales acontecidos en este período que nos permiten comprender la verdadera significación, tanto de las nuevas perspectivas que se abrieron como de la magnitud y alcance del fenómeno de transformación que se produjo. Es preciso tener en cuenta que en este período tuvo lugar un crecimiento desmesurado de la población y un fenómeno paralelo de urbanización, que fue rompiendo progresivamente todos los equilibrios anteriores campo-ciudad y dando lugar a continuos trasvases y desplazamientos masivos de población. Surgieron nuevas clases sociales y un conjunto de transformaciones industriales. El contexto social e ideológico en que surgió la Sociología fue bastante propicio para el desarrollo de un saber aplicado al conocimiento y estudio de tal orden-desorden social, al tiempo que esta misma sensibilización por la mutación y el cambio social dio lugar a que la reflexión sociológica apareciera muy influida, desde sus inicios, por una clara preocupación por los temas de la destrucción y reconstrucción del orden social.
La Sociología como Ciencia de la Crisis
Una cierta situación de crisis constituye el contexto necesario en el que esta llamada “ciencia de la crisis” encuentra los estímulos más importantes para su propia reflexión y desarrollo. No se debe olvidar que fue precisamente en situaciones de profunda crisis social donde surgieron las reflexiones teóricas que hicieron posible la aparición de esta temática de estudio. La reflexión específica sobre el Estado fue posible en contextos sociales cambiantes y fuertemente marcados por la vivencia de experiencias de crisis. La Sociología surgió de la “crisis” y, en gran medida, encuentra en los contextos de crisis el mejor ambiente para desarrollarse.
Puede decirse que la Sociología ha ido cambiando, hasta llegar a parecer permanentemente “algo nuevo”, como algo que está de moda. Es lo que algunos han calificado como el síndrome de la “novedad” de la Sociología. En ocasiones, parece como si el reloj del tiempo se hubiera parado para un cierto número de sociólogos, dando lugar a un complejo y peculiar tratamiento de la noción del tiempo, de los marcos temporales, en el desarrollo de muchos trabajos sociológicos.
En conclusión, podemos decir que la tendencia al solapamiento de planos temporales producidos en el desarrollo de la Sociología ha estado fuertemente marcada por las dificultades de efectuar un trabajo científico realmente acumulativo y, a la vez, rigurosamente innovador, debido a causas muy complejas y diversas. El inadecuado tratamiento de los conocimientos teóricos históricamente formulados y el insuficiente desarrollo de prácticas de trabajo acumulativo forman parte de un mismo haz de supuestos en el que parecen permanecer atrapados un buen número de sociólogos, simultáneamente deseosos de encontrar nuevas bases para un desarrollo más eficaz y rápido de esta disciplina y, a la vez, celosamente inclinados a preservar y “presentar” el conjunto de “corpus teóricos y adquiridos” como el mejor exponente de la entidad adquirida por la Sociología y como una clara ejemplificación material de los contornos de su propio campo de trabajo.
En definitiva, frente a la obsesión por definiciones conceptuales y frente a una frustrante conciencia crítica que alimenta sus dificultades, no se puede estar de acuerdo con la célebre “boutade” de que los sociólogos en lo único que están de acuerdo es en la dificultad de dar una definición de la Sociología. Más bien al contrario, hay que sustituir las estériles reflexiones pesimistas y los comportamientos científicos poco maduros por enfoques más prácticos y aplicados. O, para decirlo de otra manera, hay que reemplazar la atención a la Sociología como problema por un quehacer científico concreto y práctico capaz de ocuparse de los verdaderos problemas de la sociedad.
Carácter Científico de la Sociología
Según Giner, Salvador (1988) en su obra Sociología (Nexos, Barcelona, pp. 12-17), la Sociología es una ciencia. Es decir, es una rama del conocimiento humano que tiende hacia la comprensión racional y objetiva de una zona de la realidad. En este sentido, la Sociología cumple los requisitos de toda ciencia, pues no podemos concluir que no lo es por el mero hecho de que la sociedad no admita la aplicación exhaustiva de métodos que caracterizan a otras ciencias, sobre todo las físicas. El criterio a seguir es constatar si la Sociología avanza o no nuestro conocimiento objetivo, comparable y racional sobre la sociedad. En caso afirmativo, habrá que admitir su cientificidad.
Los serios debates a que ha dado lugar la cuestión de tal cientificidad obligan, no obstante, a hacer algunas puntualizaciones. Pretenden algunos sociólogos que la Sociología es una ciencia natural o positiva, cuyo único defecto es el de su novedad y su corta existencia; ello explicaría sus obvias imperfecciones y sus menguados resultados, si los comparamos con los obtenidos por otras ciencias de largo abolengo. Según estos autores —muchos de ellos pertenecientes a la escuela positivista— la Sociología puede basarse en métodos de cuantificación y experimentación similares a los de otras ciencias. La realidad social sería plenamente cuantificable y aun matematizable.
En el polo opuesto se hallan quienes la consideran estrictamente como una de las llamadas “ciencias de la cultura” o del “espíritu”, pues el hombre es un ser del todo libre, incompatible con la cuantificación. Quizás ambos bandos olviden la advertencia de Émile Durkheim, quien insistía en que el nivel social es sui géneris, con unas propiedades específicas y con unos principios de causalidad peculiares, gobernado por leyes que no encuentran analogías fáciles en otras zonas de la realidad. Ello significa que, en casos abundantes, cabe el tratamiento matemático de los fenómenos sociales —sobre todo, el estadístico—, mientras que en otros, no menos abundantes, se imponen métodos interpretativos que se apoyan en análisis cualitativos de las situaciones sociales.
La peculiaridad de la realidad sociológica exige que ambas vertientes de la actividad cognoscitiva se entrelacen de un modo fructífero, junto a otros métodos que son netamente sociológicos, creados y desarrollados por la Sociología misma a lo largo de su historia como ciencia. Por todas estas razones, la cuestión de si la Sociología es una ciencia natural positiva o si es solamente una rama del humanismo o de la filosofía social se hace superflua: la Sociología, como otras ciencias humanas, es una disciplina bidimensional, con todo el atractivo y todas las dificultades que ello entraña.
En última instancia, además, no es difícil discernir una unidad íntima en la actitud frente a la realidad que adoptan todas las ciencias, sean ellas naturales o sociales. La Sociología es una ciencia porque cumple con el sentido básico de lo que el vocablo latino scientia expresa: saber objetivo y racional de la realidad; o bien, en un sentido más moderno, aspiración consistente y rigurosa hacia la posesión de tal tipo de saber. La Sociología es también una ciencia porque reúne las condiciones mínimas de empirismo, teoría, apertura, neutralidad ética y crítica que a toda ciencia se exigen. Analicemos con brevedad tales rasgos:
- La Sociología es una ciencia empírica. Todo su acervo de conocimientos proviene originalmente de observaciones hechas sobre la realidad concreta. Dada la cualidad sui géneris de varios aspectos de tal sociedad, los métodos utilizados por la sociedad varían grandemente, como hemos de ver, pero el hecho sobresaliente es que todos ellos aspiran al examen riguroso de datos comprobables.
- La Sociología es una disciplina teórica. Una teoría es un conjunto de proposiciones generales lógica y ordenadamente trabadas que intenta explicar una zona de la realidad. Las teorías científicas son aquellas que procuran explicar las leyes —o regularidades— que rigen tal zona de la realidad. En consecuencia, la teoría sociológica universaliza e integra las conclusiones parciales que la investigación empírica aporta. Su tarea es producir generalizaciones, interpretar e interconectar datos y lanzar hipótesis cuya última validez sólo puede ser refrendada por pesquisas empíricas ulteriores. La problemática de la teoría sociológica aconseja que le dediquemos una atención especial.
- La Sociología es una disciplina abierta. Ello significa, sencillamente, que no es dogmática. Las teorías dogmáticas, o cerradas, admiten solamente la exégesis y conducen al escolasticismo; son características de la teología y de algunas ideologías. Las ciencias, en cambio, son adogmáticas, nada puede aceptarse en ellas por principios de autoridad. Todas las proposiciones de la Sociología pueden y deben ser reexaminadas, sujetas a duda metódica, comprobadas a la luz de nueva experiencia. Todo ello conlleva la característica de la cumulatividad. La Sociología es cumulativa en el sentido de que en ella los datos, hipótesis o teorías más precisos o refinados vienen a sobreseer a los que lo son menos, aunque este proceso diste mucho de ser fácil o automático. (La cumulatividad no debe ser entendida como mera acumulación perenne de información; al contrario, hay veces en que una teoría revolucionaria hace que se desmorone todo un “saber” acumulado sobre una zona de la realidad. Es, pues, un proceso de avance muy complejo). En Sociología, la información más fehaciente y las explicaciones teóricas más plausibles deben superar y eliminar las menos satisfactorias. El resultado es un enriquecimiento de nuestro saber social. Claro está que en su presente estado el adogmatismo, la objetividad y la cumulatividad de la ciencia sociológica distan mucho del grado alcanzado por otras ciencias, pero la Sociología y las otras disciplinas antropológicas van firmemente encaminadas en esa dirección. Sabemos mucho más hoy sobre la sociedad humana que lo que sabíamos ayer, y se sabía más ayer que en épocas anteriores.
- La Sociología es una disciplina cuya metodología es moralmente neutra, pero que solo es fecunda si quienes la practican no son seres amorales que pretenden vivir en un mundo éticamente aséptico. No es sencillo explicar esta paradoja, cuyo desvelamiento completo se halla en el conocimiento íntimo de la propia Sociología. Digamos, no obstante, en escorzo, que la necesidad de una neutralidad ética de las proposiciones empíricas o teóricas queda fuera de dudas; si estas aprueban cuanto describen o interpretan, la Sociología sería un mero sermón moral o exhorto político. Y para tal viaje, se dirá, no hacía falta alforjas (I, 3). Ello, sin embargo, ya desde su nacimiento como ciencia social, la Sociología ha encontrado sus motivaciones más profundas en una preocupación ciertamente ética por la condición humana en su dimensión social. Desde un primer momento ha intentado esclarecerla proponiendo el estudio objetivo, racional y sistemático de la realidad social —o sea, sin tomar partido moral aparente—. Pero proponer tal cosa, sobre todo en una sociedad con las características de la moderna, es también proponer una moral, la de la racionalidad, la de las pruebas objetivas y la reflexión abierta de los hombres sobre su mundo colectivo. En consecuencia, la neutralidad ética a que aspiran sus proposiciones arranca, en última instancia, de un imperativo ético profundo que es el de la moral de la objetividad; es decir, el de la búsqueda de la moral a través de un ejercicio de investigación racional sobre los datos que nos ofrece la sociedad.
- La tensión entre estos dos polos —cientificidad y humanismo— nos lleva a un último y revelador rasgo de la Sociología: es esta una crítica de la sociedad. Esta característica le es, por otra parte, más privativa que las otras cuatro anteriores, las cuales son comunes, en grados variables, a otras ramas del conocimiento. El imperativo moral de la última instancia impone una independencia del sociólogo de los sistemas de intereses creados que comprometan la objetividad a la que, al mismo tiempo, está también entregado por vocación. Naturalmente, tal independencia no puede pedirse más que de un número reducido de sociólogos. En algunos países, la obtención de una cátedra obliga a considerables compromisos con los grupos de intereses que las conceden; en otros, la concesión de fondos para la investigación no es del todo lo independiente que sería de desear; en otros, en fin, los requisitos ideológicos que se exigen de los profesionales de la Sociología son tan extremos y explícitos que esta queda reducida a una sombra de lo que debe ser. Todo ello influye sobre las conciencias de una mayoría de personas para quienes el estatus académico, el sueldo elevado, el puesto prominente en una organización de investigaciones sociales próspera, son más importantes que la crítica del mundo social. La justificación ideológica de una sociedad es totalmente inadmisible en Sociología. Sociología e ideología son términos lógicamente incompatibles. (Que la realidad no sea siempre esta no significa que el esfuerzo hacia tal fin deba ser abandonado, y lo mucho ya conseguido es prueba de que la tarea no es del todo ímproba). Para que se mantenga la incompatibilidad de la Sociología con la ideología, el sociólogo ha de extender la crítica de la sociedad al terreno mismo de la Sociología. La cumulatividad de que se hablaba más arriba, rectamente entendida, no es, pues, un hacinamiento de concepciones, sino el fruto de esta extensión del rigor crítico a la disciplina cuya pretensión fundamental es indagar la naturaleza de la sociedad humana. Inevitable y automáticamente, esa indagación se convierte en crítica de la sociedad y hace de la Sociología una disciplina incómoda para muchos. La crítica social es, hoy en día, más biológica. La Sociología no monopoliza la crítica de nuestro universo social, pero dicha crítica es ya inconcebible sin la ayuda de la inteligencia sociológica de los asuntos humanos.
Metodología de Trabajo en Sociología
Respecto al método científico en ciencias sociales, a diferencia de las ciencias físico-naturales, nuestro objeto de estudio es singular, complejo, subjetivo, crítico, etc. En Sociología, preferimos hablar de métodos, los cuales se adecuarán al objeto que se pretende estudiar. Miguel Beltrán distingue los siguientes cinco métodos:
- Método Histórico: Los fenómenos sociales y cambiantes se construyen a través de la historia. Para entenderlos y explicarlos, recurriremos al análisis histórico. En el estudio del cambio social, la Sociología recurre de forma sistemática al método histórico. La Sociología recurre a las técnicas de investigación con el objetivo de estudiar la formación de los fenómenos sociales en el transcurso del tiempo. Por ejemplo, para analizar el fracaso escolar, se debe observar cómo ha cambiado desde hace años o siglos hasta ahora.
- Método Comparativo: Toma de conciencia de la existencia de una diversidad y variedad de formas de organización, de comportamientos y de procesos sociales en el espacio y en el tiempo. Con este método se pretende buscar semejanzas y diferencias entre las situaciones sociales comparadas, con un suficiente grado de complejidad. El investigador recurre a la comparación sistemática de fenómenos diferentes con el objetivo de obtener una perspectiva más amplia de un determinado fenómeno. La comparación nos permite observar semejanzas, así como diferencias de un mismo fenómeno desde perspectivas distintas, y nos define.
- Método Crítico-Racional: “Parte del análisis de lo real, pretende adentrarse en el campo de los valores y de las posturas éticas a fin de realizar una crítica racional, superando las posiciones empiristas de neutralidad valorativa”. La propuesta de la escuela de Frankfurt propone una metodología políticamente comprometida con la realidad, que extienda la neutralidad de la perspectiva empírica y penetre en el mundo de los valores y de las posiciones morales, realizando una crítica racional de los fines sociales. Cuestionar la realidad social y preguntar el porqué de las cosas.
- Método Cuantitativo: Es el método más utilizado en Sociología. Se utilizan técnicas de investigación que pretenden recabar y medir datos sobre la realidad social. Es una descripción superficial. Por ejemplo, describir a una persona por lo que vemos (rubia, alta, delgada, ojos claros, etc.).
- Método Cualitativo: Persigue conocer los procesos sociales de producción de significados para entender la vida social. Se pretende una comprensión más cercana, con mayor profundidad, de algún aspecto con relación a un hecho o fenómeno social concreto. A su vez, dispone de una serie de procedimientos de investigación, como son la entrevista en profundidad, el grupo de discusión, la observación participante, historias de vida, etc.
El Carácter Social de la Educación
Noción y Concepto de Función en la Educación
Solemos entender por “función”, “utilidad para algo”, “utilidad social” o la relación entre un fenómeno y las consecuencias que de su presencia o actuación se derivan.
Concepto de Función:
- En el sentido de productos o realizaciones que efectúa la educación, en el sentido de responder a las demandas sociales.
- Utilidad para algo.
- La contribución que la educación presta a una situación determinada.
Función Conservadora de la Educación
Los sistemas y las instituciones tienen una exigencia homeostática y de conservación. La educación forma individuos aptos para vivir en la sociedad. La educación es, por naturaleza, conservadora; conserva conocimientos, cultura, etc.
Durkheim define la educación como la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que no están aún maduras para la vida social, con el objeto de suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que reclaman de él la sociedad en su conjunto y el medio para el que está destinado.
Se realiza mediante la transmisión de contenidos y tradiciones sociales. Siempre se considera como transmisora de los conocimientos adquiridos y de los valores aceptados, de las costumbres y de las creencias; tiende a formar a la joven generación a imagen y semejanza de la generación adulta, en lo cual consiste la socialización. La educación aparece como fijadora de las estructuras sociales, pudiendo ser un freno a la evolución social y para el progreso humano.
Función Motora o Renovadora de la Educación
Al ser la sociedad un organismo vivo, su necesidad de pervivencia le impulsa a la innovación y movilidad. Si pretendemos que la educación cambie a la sociedad, no lo lograremos. La escuela nunca está en vanguardia del progreso social. La educación puede impulsar el cambio sobre alguno de los elementos del conjunto social. Los centros docentes se han convertido en generadores de ideas que retrasan el cambio. Al sistema educativo se le encomiendan tareas de propiciar el cambio de mentalización y acondicionamiento para la configuración de una nueva sociedad adaptada al proceso de industrialización. Favorecer, sobre todo, el cambio de actitudes. La educación, al ser un factor propulsor del proceso tecnológico y factor del desarrollo, influye sobre el cambio social, suscitando fenómenos innovadores.
Función Política de la Educación
La educación cumple en las sociedades modernas una función reguladora de los espacios y los tiempos en el conjunto social. La asistencia a la escuela es una obligación. La escolarización sirve de lugar de aparcamiento de los niños y jóvenes, mientras que la generación adulta puede incorporarse a la vida activa y social. La educación cumple la función de inculcación y legitimación de la ideología política dominante. La educación formal es el vehículo utilizado para la formación del consenso político nacional. Cualquiera que sea el sistema político vigente en un país determinado, sus gobernantes necesitan conseguir la aceptación de los habitantes, como garantía de estabilidad del régimen. Otra función política que ejerce la educación formalizada se puede observar en la educación y capacitación de los cuadros dirigentes y de las élites del poder.
Función Económica de la Educación
La educación desempeña un papel importante en el ritmo de desarrollo y crecimiento económico y de productividad. El sistema educativo de un país constituye una de las piezas de su montaje económico. La función económica del sistema educativo consiste en suministrar a la fuerza de trabajo el tipo de mano de obra que satisfaga las necesidades de la economía; es lo que llamamos “capital humano”, que se refiere al nivel de formación que tiene el individuo. La educación puede ser considerada como un bien de consumo o como un bien de inversión. Como bien de consumo, provee a los niños o a la población adulta de bienes intelectuales gratificantes. Como bien de inversión, desencadena un proceso con efecto multiplicador económico. El capital cultural es convertible en capital económico. La educación tiene una rentabilidad económica. La educación es, en ocasiones, causa de conflictos notables en la política educativa de los países. Es importante que la inversión educativa combine los criterios económicos con los de humanización y satisfacción de los individuos y de los estamentos sociales.
La educación tiene como una de sus funciones específicas la capacitación de los individuos para adecuarlos a las estructuras sociales y ocupacionales de cada sociedad. El sistema educativo trata de conocer todas las cualidades y capacidades humanas del país, trata de medir la magnitud de las reservas intelectuales. El sistema educativo capacita y distribuye a los individuos según sus cualidades. Se convierte en el aparato seleccionador y asignador de los puestos sociales y ocupacionales.
Función Mistificadora de la Educación
El sistema de enseñanza aparenta conceder a todos los niños iguales posibilidades de desarrollo de sus capacidades, pero no es así. El sistema mistifica las igualdades y legitima las desigualdades. Los diversos niveles de enseñanza ofrecen dificultades progresivas, desiguales para los diversos sectores sociales. El sistema educacional ni es unificado ni unificador. Sobre el carácter diferenciador del sistema educacional, podemos hacer un breve comentario de comparación de clases sociales, sexo, región y tipo de centro.
Comparación por Clases Sociales
Se plantea el problema en los términos de capacidad intelectual según la clase social. Se efectúan comparaciones entre los porcentajes de las diversas clases sociales que llegan a las diferentes etapas del sistema educativo. Hay que tener en cuenta los criterios de elaboración de los cocientes intelectuales, de la desigualdad de oportunidades, los mecanismos de selección, etc.
Comparación por Sexos
No hay diferencias significativas entre los potenciales intelectuales innatos de los hombres y de las mujeres, pero sí pueden existir diferencias cualitativas. El Informe Nacional de la Juventud y el Informe Internacional de Nairobi muestran que, a pesar del masivo acceso de las mujeres al sistema educativo, persisten desequilibrios que impiden una real igualdad de oportunidades educativas para ellas. Las mujeres eligen estudios de letras. La población desescolarizada entre 14 y 16 años es mayoritariamente femenina. Esta situación genera una doble disfuncionalidad:
- Se agrava en las mujeres el problema de la adecuación de la formación al empleo.
- Queda en entredicho la política de igualdad de oportunidades.
Tipo de Centro
El tipo y el carácter de los centros de enseñanza suele ser uno de los canales más habituales y sutiles de diferenciación en el trato educativo, por la calidad de la enseñanza, los condicionamientos económicos, el prestigio social, etc.
Comparación por Regiones Geográficas
Las diferencias se basan en la actitud regional con respecto a la educación. En España, son marcadamente diferenciados los índices de escolarización y resultados escolares según las diversas regiones.
Función Crítica de la Educación
Debe ser una de las tareas más significativas del sistema educativo en cualquier tipo de sociedad. La educación debe contribuir a situar a los individuos frente a la sociedad cambiante y lograr su adaptación a los nuevos modos de vida. La función crítica de la educación ha de reevaluar la jerarquización de valores y objetivos políticos.
Introducción a la Sociología de la Educación
La Sociología de la Educación es la aplicación específica de la ciencia social denominada Sociología a “lo socioeducativo”. El objeto de la Sociología de la Educación puede analizarse a tres niveles:
- Nivel Macrosociológico: Estudia las relaciones del Sistema Educativo con la Sociedad. A este nivel se plantearán temas como:
- El origen social de los sistemas educativos.
- Las funciones sociales de la educación.
- Las relaciones entre el sistema educativo y la estructura social.
- Las relaciones entre el sistema educativo y la estructura económica.
- Nivel Intermedio: Se centra en el análisis de la composición y las características de los diferentes grupos que integran el sistema educativo, las relaciones entre ellos, los demás grupos sociales y la educación. Sus temas son, entre otros:
- El currículum.
- La contextualización del conocimiento y los libros de texto.
- El alumnado y el profesorado como grupos sociales.
- Nivel Microsociológico: Se estudia lo que sucede en la escuela, qué pasa en las aulas, salas de profesores, junta de evaluación y patios. Lo que supone estudiar, entre otras cosas:
- Interacciones en el aula.
- Culturas y subculturas en los centros escolares.
- La comunicación educativa.
Objeto de la Sociología de la Educación: Estudio sistemático de las relaciones entre el Sistema Educativo y la Sociedad. Relación de cada grupo social con, y en, el sistema educativo; así como de aquellos procesos sociales que tienen lugar dentro de las instituciones del sistema educativo.