Orígenes y Desarrollo del Movimiento Obrero Español: AIT, Anarquismo y Fundación del PSOE (1868-1897)

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El Sexenio Democrático (1868-1874) y la Organización Obrera

La Revolución de 1868 desató las esperanzas de obreros y campesinos, quienes creyeron que en esa etapa comenzaría el proceso de conquistas sociales. Aparecieron nuevos diarios obreros y, al mismo tiempo, las huelgas y protestas se extendieron con gran virulencia por todo el país, especialmente entre los jornaleros andaluces y diversos sectores de obreros.

A lo largo del Sexenio, una serie de factores —como la sustitución de los “consumos” por un impuesto personal, el mantenimiento de las quintas y, más tarde, el triunfo de la opción monárquica— trajeron dos consecuencias fundamentales:

  1. La separación definitiva del movimiento obrero de los partidos demócrata y republicano.
  2. La rápida implantación en España de la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), fundada en Londres el 28 de septiembre de 1864 y en la que participó Karl Marx.

A. El Anarquismo: De la FRE a la Acción Directa

En 1881, la FRE cambió su nombre por Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). La causa de este cambio fue la prohibición de las organizaciones que mantenían relaciones con el exterior. La nueva organización aumentó significativamente el número de sus afiliados.

Divisiones y Tácticas Anarquistas

Las divisiones internas entre los anarquistas, la escasa organización y la represión policial hicieron que, a comienzos de los noventa, surgieran dos tendencias principales:

  • Activismo Sindical (Anarcosindicalismo): Inclinación por un activismo sindical y reivindicativo.
  • Acción Directa: Sectores más radicales optaron por la “acción directa” contra los pilares básicos del capitalismo —el Estado, la burguesía y la Iglesia—, mediante la huelga violenta o el atentado, como el de Cánovas en 1897.

Esta táctica sirvió para etiquetar de violento a todo el anarquismo, que se convirtió en el terror de las clases medias y contribuyó a agudizar el enfrentamiento de clases, especialmente en Cataluña y Andalucía, donde el movimiento libertario (que defendía la libertad absoluta, sin Estado ni Ley) era más fuerte.

La proliferación de atentados (Cánovas en 1897, Martínez Campos en 1893 —fallido—, la bomba en el Liceo de Barcelona contra la burguesía o el ataque contra la Iglesia en la procesión del Corpus) ahondó la división del anarquismo. Los que defendían la vía reivindicativa, con más fuerza en Cataluña, creían que era imposible llevar a cabo la revolución a partir de grupos de activistas y, por ello, dieron prioridad a la fundación de organizaciones de carácter sindical.

B. El Marxismo y la Fundación del PSOE

La corriente marxista del movimiento obrero, numéricamente insignificante a principios del periodo de la Restauración, se organizó en 1879, aprovechando un cierto aperturismo del gobierno. Se constituyó alrededor de un pequeño núcleo de trabajadores de imprenta madrileños (entre ellos, Pablo Iglesias), seguidores de las doctrinas de Marx y Engels, que decidieron pasar a la acción y constituir ese año el PSOE.

Se preparaban en secreto para participar en la vida política cuando las circunstancias lo permitieran. Así, la Nueva Federación Madrileña se convirtió en 1879 en la Agrupación Socialista Madrileña (formada por tipógrafos, algunos intelectuales y artesanos), que fue el núcleo fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

El PSOE se definía como un partido marxista, de orientación netamente obrerista y partidario de la revolución social. Pablo Iglesias, entre otros, formó parte del grupo encargado de redactar el programa. Sus objetivos fundamentales eran:

  • Objetivo Social: La abolición de las clases y la emancipación de los trabajadores.
  • Objetivo Económico: La transformación de la propiedad privada en propiedad social o colectiva.
  • Objetivo Político: La conquista del poder político por la clase obrera.

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