El Origen de la Sociedad: De la Filosofía Clásica a la Ilustración
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Filosofía Social y Sociología: El Individuo en Sociedad
Desde que nacemos nos encontramos inmersos en una sociedad, formada por un conjunto de individuos, con reglas, normas morales, usos y costumbres. Posteriormente, la familia, la escuela, el instituto, etc., nos influyen y contribuyen a que cada uno de nosotros seamos un ser social o socializado. Todo hombre es tan hijo de su tiempo como de su padre y de su madre. La sociedad influye tanto como la genética; la naturaleza humana es modelada por la sociedad.
Aristóteles afirmaba que "el hombre es un ser social". La preocupación de los filósofos se ha centrado en la filosofía social, que se preocupa principalmente del "deber ser", y la sociología, que se enfoca en el "ser". La sociología tiene una historia muy reciente, con figuras como Comte en el siglo XIX, y Durkheim, Marx y Weber en el siglo XX. Platón, Aristóteles, Hobbes, Rousseau, Locke y Kant, entre otros, forman parte de la prehistoria de la sociología o filosofía social.
La Atenas de Platón y Aristóteles
Aristóteles sostenía que el hombre es un ser social, un animal político. En la Atenas de Platón y Aristóteles, en los siglos IV-III a.C., la ciudad-estado era llamada polis (de donde proviene la palabra "política"). Para la mente de un griego, vivir alejado de la polis equivalía a no ser humano; se podía ser una bestia o un dios, pero no un hombre. Un ejemplo de esto fue la muerte de Sócrates, quien fue condenado por un tribunal a morir. Aunque tuvo la posibilidad de escapar y vivir en el exilio, Sócrates prefirió morir, en lo que constituyó una lección moral y política.
Platón propondrá una reforma profunda de la polis, de modo que la sociedad y el Estado estén en consonancia con el individuo. En sus diálogos más importantes, como "La República", Platón expone cómo debería ser el Estado para que fuese justo. Para alcanzar esta teoría, propone una ciudad formada por individuos, donde la ciudad será buena si todos los ciudadanos que la integran lo son. Para ello, habrá que educarlos para desarrollar sus virtudes éticas, para que sean justos. Ética y política no son dos realidades separadas. El hombre se hace humano en sociedad, donde desarrolla sus capacidades humanas: la palabra, la ética, la política, la filosofía, el teatro, la religión, la ciencia, etc.
Aristóteles decía: "La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier otro animal, es porque el hombre es el único animal que tiene la palabra". En la palabra está la causa que nos lleva hacia la sociabilidad y que nos va a permitir organizarnos socialmente.
La Europa de la Ilustración
En los siglos XVII-XVIII, surge la idea de que el hombre, por naturaleza, es insociable. El cristianismo arraiga la conciencia individualista, a excepción de Santo Tomás de Aquino (1224-1274), quien defenderá la sociabilidad natural del ser humano. La Ilustración, con su nuevo pensamiento, plantea que la sociedad precisa reformas políticas y sociales; el Antiguo Régimen entra en crisis. Representantes del pensamiento ilustrado como Hobbes, Locke y Kant, entre otros, exigirán sociedades más justas, igualitarias y democráticas.
Thomas Hobbes (1588-1679)
En las antípodas de Aristóteles, Hobbes considera al hombre como una máquina antisocial: "El hombre es un lobo para el hombre". Esta teoría ética convierte a Hobbes en un egoísta ético que concibe la vida humana como una lucha constante para satisfacer el deseo. Esta teoría lleva al conflicto, donde los hombres se enfrentan por la competición, la desconfianza y la gloria. Hobbes sostiene que, si no hay un poder que los frene, el hombre vivirá en un "estado de guerra", propio de la naturaleza humana. Para salir de este estado, los hombres deben realizar un contrato que legitime un poder que frene el egoísmo y vigile el cumplimiento de los pactos. Este contrato social es la base de la sociedad civil. El Estado será el monopolio de la fuerza; solo él tiene derecho a administrarla legítimamente y tiene como único mandato la paz, para lo cual debe mantener su poder firme y unitario. A este Estado, Hobbes lo llama "Leviatán".
John Locke (1632-1704)
Locke considera a los hombres libres e iguales, ya que, en el estado de naturaleza, existe en el hombre una ley natural que le lleva a reconocer en los demás la misma libertad que cada uno reclama para sí. El derecho de cada uno está limitado por el derecho igual de todos los demás hombres. Locke cree en derechos fundamentales como el derecho a la vida, la libertad y la propiedad, que son anteriores a la creación de la sociedad política. El Estado ha de garantizar solo los derechos individuales, arbitrar entre los conflictos y mantener la seguridad y el orden social. El punto de discrepancia entre Hobbes y Locke se fundamenta en la concepción del poder político. Lo malo del Estado de Hobbes radicaba en la acumulación de todo el poder. Para Locke, toda forma de Estado absoluto va contra la razón, y los ciudadanos tienen derecho a oponerse a él y cambiarlo. Locke sugiere reducir el poder del Estado al mínimo. Propuso la división del gobierno en tres poderes: legislativo, ejecutivo y federativo. Locke fue el primero en reconocer al pueblo un derecho: el derecho de resistencia y de revolución.
Rousseau (1712-1778)
Rousseau reprochó a los filósofos anteriores que "el hombre en estado natural era bondadoso y llevaba una vida pacífica y libre", pero las necesidades de subsistencia le llevaron a reunirse en sociedad, y esta asociación corrompió al hombre. También se separa del pensamiento griego que defendía la naturaleza social del hombre. Con la aparición de la propiedad privada se inicia la corrupción humana, pues en ella está el origen de la desigualdad. En su obra "Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres", Rousseau critica la propiedad privada, ya que ésta da lugar a la desigualdad entre propietarios y no propietarios, ricos y pobres, y es el reconocimiento público de las desigualdades y el pacto social el fundamento jurídico. Para Rousseau, la sociedad civil se convierte en un problema, y la solución es un Estado democrático. El pensamiento de Rousseau se basa en tres momentos: estado de naturaleza, sociedad civil y Estado democrático. En su obra más madura, "El contrato social", estudiará la construcción del Estado, reflexionando sobre cómo debe ser constituido para que cree ciudadanos iguales y libres. Rousseau está convencido de que el Estado surgido de un pacto libre y voluntario entre los hombres, basado en leyes establecidas por acuerdo mutuo, solo puede ser el Estado democrático, y considera la democracia como única forma de organizar la política.
Kant (1724-1804)
Kant afirma que, por naturaleza, el hombre no es ni sociable ni insociable, sino ambas cosas a la vez. Kant lo expresa como "la insociable-sociabilidad". De esta forma, reconcilia las dos posturas clásicas acerca de la naturaleza del hombre. Por un lado, considera, junto con Platón y Aristóteles, que la naturaleza del hombre es social; por otro, como Hobbes y Locke, piensa que es insociable y busca su beneficio particular. Sin embargo, Kant considera que esto no es una amenaza para la sociedad, sino todo lo contrario, es un motor que hace que las sociedades progresen. Con la metáfora de los árboles que crecen erguidos, Kant expresa su idea de que la insociabilidad causa el progreso. Al igual que los anteriores pensadores, Kant está convencido de que el abandono de la libertad natural para someterse a las leyes públicas y sociales ha de realizarse mediante un contrato, al que llamará "originario". Para Kant, como para Rousseau, la voluntad general confiere al contrato su legitimidad, cuya validez es universal. Kant pretende llegar a fundamentar una sociedad civil que promueva la mayor libertad humana; este proyecto de sociedad está basado en la racionalidad y en la voluntad de todos los hombres.